Dispersos en el cielo,
a la luz de Venus.
Cuerpos etéreos
sobre la Tierra.
Tus ojos,
dos nebulosas brillantes,
flotan cerca.
Mis labios, satélites
que orbitan tu boca,
esperan nada y todo.
No hay sorpresa.
Hay astros destinados
a encontrarse. Rocas
que buscan encenderse.
Los dos somos estrellas
ávidas de cosmos;
seres celestes dispuestos
a extinguirse
en la brillante incandesencia
de su propia luz.
Dispersos en el cielo,
a la luz de Venus.
Cuerpos etéreos
sobre las nubes.
Estamos hechos de la misma materia.