La Revolución rusa y el debate económico soviético (1923-1928). La polémica Bujarin y Preobrazhenski

Debate económico soviético Bujarin-Preobrazhenski

Entre 1923 y 1928 tuvo lugar en la Unión Soviética un profundo debate social, político, partidario y académico que situaba su eje, en la respuesta sobre cuál debería ser la política de desarrollo a seguir en un país atrasado y fuera del modelo capitalista como era la joven URSS, así como enfocar la comprensión científica del modelo económico existente en dicho país en ese momento.

Si bien los participantes fueron varios, las posiciones principales se agruparon en torno a dos posturas básicas, la llamada oficial correspondiente a la mayoría del Comité Central del Partido Comunista; y la Oposición de Izquierdas, que, con diferentes composiciones dentro de la misma, agrupaba a los oponentes dentro del Partido Comunista a la mayoría del Comité Central. En lo que se refiere a la naturaleza económica del debate, las posturas se nuclearon en torno a dos de los economistas más prestigiosos de la URSS y del PCUS; la de Nicolai Bujarin (1888-1938) por parte de las tesis oficiales; y la de Evgenii Preobrazhenski, por parte de las tesis de la llamada “oposición de izquierda” (1886-1938).

Introducción

El debate se establece en el momento de la toma de decisiones. La situación política y el modelo económico de la Unión Soviética se caracterizaban por la excepcionalidad que marcaba la dialéctica de guerra-revolución-guerra, que comprende el periodo que va desde la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución de Octubre (1917) y la guerra civil rusa (1917-1923). Los momentos que habían determinado el carácter táctico de las decisiones tomadas pasaban a la necesidad de cómo continuar y dotar de base material a la estrategia socialista por la que se había optado como horizonte. La aparición de la “Nueva Política Económica (NEP) después del triunfo del Ejército Rojo en la guerra civil, se presentaba como punto de partida de la polémica acerca de qué hacer en ese momento.

Para Preobrazhenski, la NEP se presentaba como una medida de carácter táctico tomada en un momento marcado por el agotamiento de un país salido de la Guerra Civil, caracterizada por la elección de retroceder a formas de acumulación privada para reactivar la economía, pasando a contradicción secundaria la de burguesía-proletariado. Por el contrario, para Bujarin el carácter de la NEP parte de la excepcionalidad para avanzar hacia su constitución como etapa de larga duración previa a la construcción del socialismo. La polémica entre ambos expresaba un debate social y político situado en torno al fin de la excepcionalidad y a la elección del modelo de desarrollo, en un momento donde la figura política referente, V.I. Lenin, se encontraba gravemente enferma y próxima a morir.

Este trabajo contará con tres partes; una primera, en la que se abordará el contexto; una segunda donde se analizan ambas posturas; para concluir con un apartado de comentario acerca de la viabilidad de ambas posturas enfrentadas y la trascendencia de la misma en la actualidad.

El contexto

En diciembre de 1921, en el epílogo de la guerra civil, cuando el VIII Congreso de los Soviets aprobó una resolución de la Comisión Estatal para la Electrificación (GOERLO) que consistía en un plan económico para industrializar el país en el horizonte de la siguiente década, Lenin formuló su célebre expresión: “el comunismo es el poder soviético más electrificación”. Ese plan organizaba el conjunto de la economía: el abastecimiento de combustible, agricultura, industria y comercio, su distribución territorial y la localización de las industrias y la instalación de las centrales eléctricas.

Durante los dos primeros meses de 1922, los dirigentes soviéticos se centraron en explicar y poner en marcha este proyecto de industrialización que juzgaban decisivo para el futuro del país. Sin embargo, la situación agraria seguía siendo un obstáculo estructural para el logro de dicha meta. Se necesitaba una mayor producción y un mayor excedente, y también se requería el apoyo político del campesinado; pero ambas condiciones seguían deteriorándose en esos meses afectando a los trabajadores urbanos. El caso límite se produjo con motivo de la sublevación de los marineros de Kronstadt, la base naval de Petrogrado, cuestionando la política económica del Partido bolchevique.

La problemática económica y el descontento político existente ponían en cuestión el mantenimiento del Estado soviético y la realización del proyecto de industrialización del país de los soviets. Es en ese contexto cuando se produjo el viraje táctico conocido como Nueva Política Económica, con motivo de la celebración del X Congreso del Partido Comunista en marzo de 1921, política que duraría hasta 1928.

Hasta el verano de 1922, las relaciones de intercambio entre precios agrarios e industriales favorecían a los primeros, debido a la mejora relativa experimentada por la agricultura, frente a las dificultades del sector industrial. Sin embargo, a partir de ese momento la relación de intercambio se fue invirtiendo en favor de los bienes industriales.

Las razones de ese fenómeno residían en lo que se conoció como La crisis de las tijeras, hecho económico que aún hoy es analizado y básico en los debates sobre modelos de desarrollo llevados a cabo en los países de la periferia en las décadas de los años 60 y 70 o en experiencias como la sandinista en los años 80. Debido a que la producción de bienes de equipo (los medios de producción) era menor, sus precios eran más altos debidos a su escasez; mientras que, en el caso de los productos agrícolas, más numerosos, los precios eran más reducidos; además, la deficiente red de bienes de consumo manufacturados, que encarecía su precio, aumentaba la inflación (Palazuelos, 1990).

Como consecuencia de la crisis, por el lado de la industria se sufría el problema de los altos precios que afectaban, sobre todo, a los bienes necesarios para el impulso de la industria pesada; mientras que por el lado del sector agrícola, los bajos precios, la insuficiente demanda de los trabajadores de la ciudad (afectados por bajos salarios) y la imposibilidad de exportar, provocaron la aparición del mercado negro, del acaparamiento y la reaparición hacia 1927 del problema del insuficiente excedente agrícola, que lastraba cualquier intento de salto tecnológico e industrial del país. En términos políticos, las viejas clases propietarias del campo encuentran las condiciones económicas (mercado negro, acaparamiento) para rearticularse políticamente, suponiendo de nuevo uno de los principales problemas políticos para la Revolución.

La crisis de las tijeras abrió el debate dentro del Partido a propósito de la estrategia a seguir, centrando su reflexión en la estrategia más favorable hacia la industrialización y en la función que para ello debía jugar la agricultura. Las secuelas inmediatas de la Primera Guerra Mundial, la guerra civil y la intervención de las grandes potencias extranjeras se entendían como superadas. De esta forma, en 1928 el Partido decide dar por terminado el período de la NEP y toma una decisión: dar prioridad a la industrialización del país.

Naturaleza y contenido de los discursos enfrentados

En 1923 y en pleno esplendor de la NEP, Preobrazhenski lanza un duro ataque contra los presupuestos económicos de su aplicación en un artículo publicado en la Revista de la Academia de las Ciencias de la URSS, bajo el título de La Ley Fundamental de la Acumulación Socialista Originaria, escrito que sería el eje central de su obra posterior, La Nueva Economía (1970). A este artículo, Bujarin contestaría en el periódico Pradva con una serie de textos en defensa de la política económica del Gobierno soviético. Con el motivo de facilitar la exposición de las posturas a analizar, los argumentos enfrentados se agruparán en cinco ejes de discusión: el carácter metodológico; el debate sobre la ley del valor; las posturas en torno a la formulación de la ley de acumulación socialista originaria; el debate en torno a los intercambios económicos entre el sector estatal y la economía privada y; por último, el papel del comercio exterior y la noción de economía mundial (Lacalle, 1971).

El debate metodológico

Evgenii Preobrazhenski se refería a la necesidad de aislar, en el estudio de la economía soviética y de forma más general en el de la economía socialista, las relaciones económicas de la concreta política económica del Estado, hacer abstracción de esta última y estudiar exclusivamente la primera. El propio Preobrazhenski señalaba dónde residía la diferencia, al precisar:

Los problemas suscitados en mi obra son problemas fundamentalmente relativos a la teoría de la economía soviética, los suscitados por el camarada Bujarin son problemas fundamentales relativos a nuestra política económica […] Mi artículo no trata la política económica del estado, sino que se propone un análisis teórico de las tendencias fundamentales de nuestra economía (Lacalle, 1971: 237).

La postura de Preobrazhenski parte de la necesidad de hacer abstracción de la concreta política económica del Gobierno soviético, con la intención de afrontar de manera objetiva el estudio de la naturaleza económica del sistema, a través de un estudio científico de éste y de una metodología que tome como objeto a la propia economía soviética. Preobrazhenski se sitúa así en el marco de la teoría económica y no en el de la política económica.

A diferencia del autor anterior, Bujarin sitúa el debate en el marco de la política económica llevada a cabo por el gobierno soviético en ese momento. El autor parte del marco teórico marxista al reconocer lo determinante de lo económico frente a lo político, pero el carácter socialista del Estado soviético determina, que el carácter político de las decisiones soviéticas ya es expresión de esa determinación en última instancia de la esfera económica sobre las decisiones políticas. De esta manera la política económica soviética de favorecer la acumulación del sector agrario sería expresión de una política socialista; para Bujarin no hay en la economía soviética un sistema mercantil-socialista, sino que es un sistema de socialismo agrario-cooperativo, donde el sector privado se inserta de manera gradual en la “órbita socialista” (Bujarin, 1971: 134). El objeto debe situarse en la política económica al quedarse una pretendida Teoría Económica del sistema soviético sin objeto de estudio: la coexistencia de un sector económico estatal de carácter socialista y una economía agraria marcada por el dominio del intercambio mercantil.

La lucha entre la ley del valor y el principio de planificación

Preobrazhenski entendía a la Unión Soviética como un “ejemplo sin precedentes” en la historia de la economía, al coexistir dos sistemas económicos distintos y antagónicos, cada uno de ellos regido por una lógica material que se manifiesta en leyes económicas distintas. Por un lado, identificaba un sector regido por relaciones mercantiles dominantes en el sector agrario, conectado con el exterior a través de la actividad agrario exportadora, regido por la ley del valor; ley, por tanto, que encontraba su expresión en la URSS a través de la influencia de la economía mundial y del sector privado agrario. Por otro lado, se encontraba el sector industrial nacionalizado, propiedad del estado, dirigido al mercado interno, cuya ley objetiva estaba regida por su carácter de economía planificada. Sectores contrapuestos que coexisten en una aparente relación de equilibrio pero cuya esencia era conflictiva, relación conflictual cuya base objetiva residía en el funcionamiento de la ley del valor y el funcionamiento de una economía regida por la planificación; relación que se situaba en la lucha de ambos sectores por la hegemonía, lucha que encontraba su expresión política en los sectores que servían de plasmación social del sector privado y del sector estatal; el propietario agrario para el primero, y el proletariado para el segundo. La decisión de avanzar hacia el socialismo requería de una base material que lo posibilitase y de su plasmación en un sujeto social que lo hiciese posible; el sector económico sería el estatal, el sector social el proletariado y la ley que regiría las relaciones socialistas de producción, la planificación de la economía.

En coherencia con su postura relativa al método, los términos de la discusión para Bujarin, deben establecerse en el marco de la política económica y no en el estudio de relaciones económicas conflictivas regidas por leyes objetivas contrapuestas. No hay por tanto una relación entre sectores económicos que sustentan de base material a la confrontación de clases, sino lucha política entre burguesía y proletariado, relaciones, que, dependiendo de la política económica adoptada, serán de carácter conflictivo o de colaboración, no exenta de lucha. La política económica del gobierno se dirige a convertir al sector privado en cooperativo, como paso previo a su inserción en las relaciones socialistas de producción.

Ley de Acumulación Socialista Originaria

En este punto el debate se establece en torno a la relación dialéctica entre excedente y acumulación. Preobrazhenski definía la necesidad de construir una base material para una economía socialista en torno a la apropiación del excedente generado en el sector no socialista. El sector económico base para el socialismo lo situaba en la propiedad estatal y el sector con capacidad de generar excedente en ese momento residía en el sector agrario; el detraer ese excedente y dirigirlo al sector estatal a través de la imposición progresiva constituiría ese proceso de acumulación socialista originaria. Esta parte del discurso era compartida por Bujarin, el cual entendía la necesidad de obtener un excedente que pusiese las bases para el avance hacia un sistema económico socialista, situando la diferencia en la identificación de ese proceso como Ley, de la necesidad de la acumulación socialista originaria, definida por Preobrazhenski como, “la suma de todas las tendencias conscientes y semiespontáneas de la economía estatal que están orientadas hacia la ampliación y el fortalecimiento de la organización colectiva de la economía soviética […], que se establecen sobre la base de la lucha con la ley del valor en el interior y fuera de los límites del país” (Lacalle, 1971: 267). Para Preobrazhenski las relaciones entre ambos sectores eran, objetivamente, de confrontación.

Bujarin no niega la necesidad de generar un excedente no socialista que sirva de acumulación originaria al mismo, situando su crítica en el carácter de ley objetiva atribuido a ese proceso, del que se desprende una relación de conflicto entre la esfera privada y la esfera estatal por la hegemonía. El problema de la acumulación en la industria no debe separarse del problema de la acumulación en el sector agrario, defendiendo una política económica que favorezca la acumulación del sector agrario como mecanismo de permitir un desarrollo del sector industrial, a través del proceso de circulación que permitiese las relaciones de intercambio, establecidas en la demanda del sector agrario de bienes industriales de consumo; “la raíz metodológica del camarada Preobrazhenski resulta evidente: […], considera la industria socialista separada y no ligada a la economía campesina.” (1971: 24).

Sin embargo, Bujarin no da una respuesta homogénea a la formulación de Preobrazhenski de Ley de Acumulación Socialista Originaria, sino que se limita a criticarla. Todo el enfoque de Bujarin en este punto lo sitúa en la política económica dentro de la defensa de la política de alianzas de bloque obrero-campesino, defendida por el partido en ese momento.

El papel del comercio exterior y la inserción en el mercado mundial

Era común para ambos autores la defensa de la necesidad del comercio exterior para la estrategia de desarrollo a realizar en la URSS. Para Preobrazhenski, en coherencia con su discurso, la actividad importadora debía centrarse en la compra de bienes de equipo destinados a las necesidades de industrialización, por medio de la exportación de cereales y el monopolio estatal del comercio internacional. El avance de la industrialización llevaría a un cambio de inserción internacional de la URSS al superar el patrón primario exportador, además de poner las bases en una perspectiva de expansión del socialismo a escala internacional. La industrialización como instrumento de construcción del socialismo en la URSS y de expansión del mismo a nivel internacional.

Siguiendo con la coherencia de su discurso, de dar prioridad e incentivar la acumulación del sector agrario, Bujarin defiende un sector exterior centrado en la importación de bienes de consumo dirigido a cubrir la demanda del sector agrario, no satisfecha por el escaso desarrollo del sector estatal de industria ligera, para lo cual se debe favorecer ciertos marcos de liberalización en el sector exterior y de incentivo de la producción agraria para la exportación.

Sobre la disparidad de los intercambios entre la economía estatal y la economía privada

De acuerdo con el principio de la lucha entre sectores económicos, regida objetivamente por las leyes que regulan el desarrollo de los mismos, Preobrazhenski se plantea la necesidad de institucionalizar el intercambio desigual, al situar la necesidad de que sea el sector privado quien financie al estatal, para lo cual considera central el aumento de la productividad del trabajo (Lacalle, 1971: 25). La incapacidad de generar excedente en el sector estatal para una acumulación ampliada, hacía necesario detraer excedente del sector privado hacia el sector industrial a través de medidas impositivas, la planificación y la asignación de un régimen de precios que discriminase a los productos agrarios respecto de los industriales.

Para Bujarin, la institucionalización de un intercambio desigual entre el sector agrario y el industrial, imposibilitaría las condiciones de desarrollo socialista en las condiciones de la Unión Soviética del momento, ya que se desincentivaría la actividad agraria, único sector capaz de generar excedente. Con este argumento, Bujarin da condición de permanencia, a la táctica seguida en la NEP de anteponer necesidad de acumulación, aunque sea privada, a la de industrialización mediante la planificación.

Comentarios

Ambos autores señalaban la industrialización, al menos en sus discursos, como elemento central para una estrategia de desarrollo para la Unión Soviética, centrando sus diferencias en la estrategia a seguir y el sector social protagonista de esa lógica de acumulación. Para Preobrazhenski, la estrategia debía residir en el desarrollo de la industria de bienes de equipo, tomando como eje al sector estatal por medio de la planificación económica, que consiga la elevación de la productividad del trabajo, la creación de empleo y la formación de un mercado interno integrado que demande tanto manufacturas como bienes agrícolas, para lo cual el sector estatal debía establecer mecanismo de absorción del excedente generado en el sector agrícola, principalmente, a través de la política impositiva progresiva.

Para Bujarin, la base de la política económica debía centrarse en favorecer la acumulación del sector privado, con la finalidad de generar una capacidad de demanda de bienes de consumo que generase una industria ligera, base para la construcción de un sector nacional de industria pesada. Preobrazhenski defendía el desarrollo industrial como objetivo prioritario, y la contradicción entre proletariado y campesinado acomodado, como central. Por el contrario, Bujarin defendía un modelo de inserción primario exportador, pero de carácter redistributivo a través de instrumentos de política económica, generando una demanda interna, base de una posterior industrialización –la cual pasa a ser objetivo secundario– integrándose el sector agrario en el nuevo modelo por medio de la política financiera y monetaria. De esta forma para Preobrazhenski lo central es el proceso de producción, mientras que para Bujarin lo central se encuentra en el proceso de circulación.

Conclusiones

Para responder a la pregunta sobre la viabilidad de las propuestas estudiadas, hay que partir del hecho consistente en que ambos autores comparten los objetivos centrales: el de la industrialización, y la concreción política funcional a esa estrategia de desarrollo, la construcción del socialismo. A este respecto los argumentos ofrecidos por Preobrazhenski presentan mayor consistencia que los de Bujarin. Para Preobrazhenski, la industrialización pasa por una estrategia económica que posibilite una lógica de acumulación dirigida por el sector social –el proletariado–, que objetivamente, podía sustentar materialmente un proyecto industrializador para la Unión Soviética, sustentado en torno a una forma política funcional a ese objetivo, el socialismo. Por el contrario, Bujarin planteaba una orientación económica más funcional a servir de soporte a la alianza obrero-campesina, defendida por el “bloque oficial”, que al propio objetivo de la industrialización.

El plan defendido por Bujarin era formular una estrategia económica de mantener el bloque obrero-campesino, pero su análisis al respecto se nos presenta como estático, al no estudiar la resolución dialéctica de dicho bloque a favor de la hegemonía del sector agrario, sector con una lógica de acumulación objetivamente contraria a los esfuerzos de industrialización, y opuesto, por tanto, al marco político funcional de la estrategia industrializadora en la URSS de ese momento, el socialismo.

Responder a la vigencia del debate mantenido en la URSS de los años veinte pasa por entender el esfuerzo político de diseñar una estrategia de desarrollo diferente a la dominante en ese momento, y en el desarrollar un esfuerzo de conceptualización del mismo a través del planteamiento de métodos y de leyes objetivas de funcionamiento de la estrategia económica adoptada. Preobrazhenski y Bujarin centraron su debate en torno a una experiencia de industrialización no capitalista, al situar fuera de ese marco económico la única posibilidad de establecer una estrategia de desarrollo propia, en donde el precisar los sectores generadores de excedente, el debate de qué sectores sociales deben dirigir el proceso de acumulación, la noción de la economía mundial y de patrón de inserción en la misma, siguen siendo válidos, más en momentos donde el debate de estrategias de desarrollo contrapuestas al modelo neoliberal dominante, vuelven a presentarse como alternativa en los países dependientes.

Bibliografía

Lacalle, Daniel (comp.) (1971). Bujarin-Preobrazhenski La acumulación socialista. Ed. Akal, Madrid.

Palazuelos, Enrique (1990).La formación del sistema económico de la Unión Soviética. Ed. Akal, Madrid.

Preobrazhenski, Evgueni (1970). La Nueva Economía. Ariel, Barcelona.

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