Haikús

Haikús en español

En cada gota,

minúscula tragedia

cae de tus ojos.

Esparce el polvo

de sus vencidos huesos,

un estallido.

Y cadenciosa

marcha la cabellera

sobre los vientos.

Diáfana escala,

levanta la mirada

a las estrellas.

Alargan breves

pasos un frío ardor

en los sollozos.

En espiral,

permanecen los cuerpos

entre suspiros.

Sin titubeos

su pie planta en la plaza,

el obelisco.

Cubre la túnica

con destellos nocturnos

al firmamento.

El río pasa

cantando en los caminos,

si en él te bañas.

De madrugada

con tardo paso arranca,

viejo tractor.

Marcan llanuras

poderosas pisadas

en su estampida.

Con esmeraldas

busca plasmar el brillo

de aquellos ojos.

Miel exquisita,

abundante regalan

tus labios rojos.

Largo silencio

provoca la ola verde

quieta en el lienzo.

En la acuarela,

la retirada escucho

de tus tacones.

Siguen ardiendo

las llorosas palabras,

al despedirte.

Musa invisible

baila en los prados sólo

con hojas secas.

En los océanos

humedece su frente,

raudo el galeón.

Guarda la mina

abundantes jardines

en la cascada.

Montes de seda

obediente tejió

ciego el gusano.

Inflan sus flores

los verdes bergantines

en la laguna.

Guían palabras

escuchante mirada

hacia los sueños.

Su luz libera

la humedad de las sombras,

cuando despierta.

Orfebres manos

tejen sobre los campos

manto de pétalos.

Bosques en duelo

intentan levantarse

de antiguo infierno.

Coro de trinos

alegre anuncia el fin

de la sequía.

Fieles regresan

por pendientes y arroyos,

desfallecidos.

Vívida voz

enciende en melodías,

tiempos remotos.

Vence certera

mariposa monarca

el vendaval.

Arrinconada,

se marchita la piel

en dama de hierro.

A feligreses

recibe con arcoíris,

la catedral.

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