Análisis de Godzilla, de Ishirō Honda (1954)

Análisis de Godzilla de Ishiro Honda

Resumen: La película Godzilla, de 1954, dirigida por Ishirō Honda, refleja de manera magistral los terrores bélicos del siglo XX, por lo que su personaje principal se convirtió no solo en el Rey de los monstruos, sino en un símbolo antinuclear y en un referente cultural.

Introducción

Los monstruos siempre han representado temores y preocupaciones de la humanidad. 

Durante el siglo XIX, tras la Primera revolución industrial, Mary Shelley presentó, en su novela Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), el terror ante los avances tecnológicos y las posibles consecuencias de desafiar a la naturaleza a través de la ciencia; curiosamente, el personaje creado por Shelley se convertiría, en 1910, en el protagonista de la primera película de monstruos. Con la subsecuente evolución cinematográfica, dos años más tarde aparecería el primer monstruo gigante de la pantalla, en la cinta, La conquista del polo norte (Bellés, 2017)

De todos los seres gigantes que aparecieron en el cine durante la primera mitad del siglo XX, el más famoso es King Kong (1933), el cual alcanzó su mayor popularidad en 1952, con el reestreno de su largometraje. La década de 1950 representó el auge de las criaturas enormes en la pantalla, siendo la más impactante de ellas, Godzilla (1954), tanto por su inigualable poder, como por los significados y sentidos contenidos en dicho personaje.

Origen de Godzilla

El Rey de los monstruos apareció por primera vez en 1954, en la película, Gojijra, dirigida por Ishirō Honda y producida por Tomoyuki Tanaka, a través de la Toho Film Company. Los efectos especiales de dicho film estuvieron a cargo de Eiji Tsuburaya, mientras que la musicalización fue responsabilidad del gran, Akira Ifukube. Estos cuatro creativos lograron la realización de una cinta completamente magistral, tanto en su desarrollo técnico como en la calidad de la historia y diálogos, sobre todo, con la caracterización de Godzilla y la música que lo acompaña, al grado que esta obra les valió la fama internacional y les condujo a la realización de otras producciones kaiju, es decir, películas protagonizadas por monstruos.  

Video música godzilla

El nombre Gojijra proviene del japonés, gorira (ゴリラ), que significa “gorila”, y kujira (,くじら), “ballena» en español. Una vez que la cinta fue adaptada por los estadounidenses, fue conocida con el título, Godzilla, nombre reconocido por los propios japoneses y que conserva hasta el día de hoy. 

Godzilla es un dinosaurio prehistórico anfibio, que despertó en Japón tras la realización de pruebas atómicas, mismas que le provocaron mutaciones, como la aparición de su aliento atómico, el cual además de hacerlo más aterrador le generó una semejanza con el mítico dragón.

Contexto histórico-científico de Godzilla

Para poder comprender mejor el porqué de la trascendencia de Godzilla, hay que conocer el contexto histórico y científico en el cual fue presentada dicha cinta, mismo que comentaré a continuación. 

El siglo XX estuvo marcado por un importante desarrollo tecnológico en diversos campos. Además de los avances acontecidos con las Revoluciones industriales, las naciones que protagonizaron la Primera y Segunda guerra mundial, promovieron el avance de la tecnología bélica y armamentista, financiando diversas investigaciones que favorecían sus propósitos. De tal manera, se concretó la realización de la bomba atómica, misma que fue utilizada para finalizar la Segunda guerra mundial

Por su parte, durante dicho siglo, el gobierno imperial japonés buscó expandir su territorio, lo que le hizo entrar en conflicto con China, país con el que disputó la primera (1894-1895) y segunda (1937-1945) guerra sino-japonesa. En tales conflictos, lucharon por el control de Corea y otros territorios al norte de China, como Manchuria. A pesar de que Japón ya se encontraba en un conflicto bélico importante, como aliado de la Alemania nazi, decidió atacar Pearl Harbor, con lo cual entró formalmente en la Segunda guerra mundial.

En tal guerra hubo victorias y derrotas para ambos bandos (Eje y Aliados); no obstante, desde 1942, los Aliados fueron consiguiendo importantes triunfos en diversas ciudades europeas, logrando, finalmente, superar a la fuerza nazi. El 30 de abril de 1945, Hitler decidió quitarse la vida, tras lo cual, en mayo de 1945, las tropas alemanas e italianas se rindieron. Japón, sin embargo, se negó a rendirse, a pesar de que los estadounidenses controlaban su cielo y habían estado bombardeando Tokio y sus alrededores, provocando incendios incontrolables (con napalm) y la muerte de cientos de miles de personas. 

Estados Unidos era consciente de la fuerza y el orgullo japonés, por lo que sabía que el país del sol naciente no se rendiría fácilmente; también comprendía que si llegaban a enfrentarse contra ellos en el campo de batalla podrían sufrir pérdidas significativas. Además de esta situación, el país norteamericano estaba preocupado por las acciones de Rusia, país que pretendía proclamarse vencedor de la Guerra; así, el 6 de agosto de 1945, el presidente Harry Truman decidió arrojar la bomba atómica (Little Boy), sobre Hiroshima, destruyendo a la ciudad y a casi todas las formas de vida sobre la región. Dos días más tarde fue arrojada una segunda bomba (Fat Boy), esta vez sobre la ciudad de Nagasaki. Tras la destrucción causada por las bombas atómicas y la declaración de guerra por parte de la Unión Soviética, los japoneses anunciaron su rendición el 18 de agosto de 1945; a esta declaración le siguió un periodo de ocupación norteamericana. 

La ocupación estadounidense de Japón, dada bajo el pretexto de desmilitarizar al pueblo nipón y hacerles cumplir su constitución, duró, en la mayoría de sus territorios, hasta 1952. La estancia de los militares norteamericanos en Japón, representó muchos males para el pueblo asiático, especialmente para sus mujeres, las cuales fueron constantemente agredidas, violadas y masacradas. Además del sometimiento y abuso sufrido por los civiles japoneses, durante el tiempo de la ocupación y varios años posteriores, el ejército estadounidense realizó diversas pruebas nucleares en el Pacífico, generando nuevas afectaciones a Japón; no obstante, estaba prohibido divulgar tal realidad, pues los Aliados impusieron censuras que impedían tanto difundir detalles de la ocupación estadounidense, como realizar criticas a sus gobiernos o el uso de armas atómicas. 

El 1 de marzo de 1954, el ejército norteamericano realizó, en atolón de Bikini, una prueba con una bomba de hidrógeno. La explosión resultó ser mucho más potente de lo que se había esperado, generando una lluvia de ceniza radiactiva que alcanzó al barco pesquero japonés -conocido como Daigo Fukuryū Maru 5 (第五福龍丸) o Lucky Dragon 5-, y a sus tripulantes, quienes presenciaron un enorme destello. La radiación infectó a los pescadores y a los atunes que llevaban como carga; a pesar de esto, el atún que transportaban llegó a los mercados. A este evento se le conoció como “la tercera bomba atómica” o “el último bombardeo atómico de Japón”. Sumada a dicha prueba, la entonces Unión Soviética pretendió replicar un ataque atómico, contaminando el agua de algunas de sus regiones del sureste con radioactividad, provocando así, lluvia ácida en varias islas de Japón. Este último suceso hizo comprender a los nipones que eran vulnerables ante los “ataques» nucleares ocurridos en cualquier lugar del mundo y realizados por cualquier nación. 

Además de los conflictos bélicos, durante esa época, hubo dos importantes descubrimientos científicos que cambiaron la perspectiva mundial sobre el poder del átomo. En 1952, Martha Chase y Alfred Hershey, demostraron que la información genética se transmite generacionalmente a través del ADN; gracias a tal investigación, y al trabajo de científicos como: Francis Crick, James Watson, Rosalind Franklin y Maurice Wilkins, se descubrió la estructura de doble hélice del ADN, a partir de lo cual fue posible establecer una relación entre mutación, alteración y cambio del material genético mediante fuentes internas y externas, como la radiación. Tras dichos descubrimientos científicos y las millones de muertes (instantáneas y paulatinas) que causaron los diversos lanzamientos de bombas atómicas, se hizo evidente que la energía nuclear, además de tener un increíble poder letal, también es capaz de generar mutaciones y otras afecciones a mediano y largo plazo. Esta información no pasó inadvertida por la sociedad; así, la literatura, el cine, la música, entre otras expresiones artísticas y culturales, comenzaron a abordar dichas temáticas desde distintas perspectivas, siendo una de ellas la ciencia ficción.    

El ambiente bélico y científico que reinó en el siglo XX, propiciaron el desarrollo de la ciencia ficción. Este género fue un excelente medio para comunicar temores y peligros relacionados con la ciencia y la guerra, y para hacer importantes críticas sociales. Así, durante la primera mitad del siglo, varias obras de la literatura de ciencia ficción fueron llevadas al cine, al igual que muchas otras historias escritas para la gran pantalla; estas producciones tuvieron gran éxito, por lo que la ciencia ficción se convirtió en uno de los géneros cinematográficos favoritos. Algunas de las películas más populares de ese tiempo, fueron: La guerra de los mundos (1953) y Them!, conocida en español como, La humanidad en peligro (1954); en esta última, el gigantismo es presentado como consecuencia de mutaciones provocadas por pruebas nucleares. Sumado a estos éxitos taquilleros, el reestreno de Kong en 1952, generó una nueva ola de fanatismo por el cine de terror, de ciencia ficción y de monstruos; tendencias que poco a poco se vieron reflejadas en nuevas producciones, como Godzilla

Godzilla, película de 1954

Advertencia: este apartado contiene spoilers.

Video: trailer Godzilla

Además del reestreno de King Kong, la película (también norteamericana) The beast from 20,000 fathoms (1953), inspirada en un relato homónimo de Ray Bradbury, tuvo gran influencia en la realización de Godzilla; de hecho, ambas cintas coinciden en el comienzo de sus tramas. Los dos largometrajes inician presentando a un dinosaurio prehistórico el cual despierta tras un ensayo nuclear; sin embargo, la producción japonesa presenta un argumento mucho más complejo, profundo y crítico.   

Antes de continuar con la reseña de la película, deseo comentar que los principales creadores de Godzilla, además de ser destacados artistas, vivieron la guerra como civiles y trabajando para el Ejército nipón, por lo que experimentaron el conflicto bélico de diversas formas. Tanaka fue productor de películas propagandísticas para el Imperio japonés; Honda se enlistó en la armada imperial y fue enviado a China en la segunda guerra sino-japonesa, durante tres ocasiones; Tsuburaya dirigió varias películas bélicas propagandísticas con efectos especiales que generaron que algunos de los espectadores creyeran que eran imágenes reales, y tras la derrota de Japón fue considerado criminal de guerra; Ifukube, luego de graduarse con una tesis sobre la acústica de la madera, fue reclutado por el Ejército imperial para estudiar la vibración de la madera de los aviones de guerra británicos, lo cual le libró de combatir en el frente, pero no de estar expuesto a una cantidad importante de rayos x sin protección, razón por la cual enfermó. Quizá debido a sus experiencias, estos creativos se esforzaron en plasmar de manera fidedigna los horrores de la guerra. Señalo esto porque es relevante comprender que, aunque los nipones retomaron elementos de otras producciones y tendencias, gran parte del argumento de Godzilla proviene de su propia vivencia y dolor ante la destrucción bélica. 

El inicio de Godzilla (1954) nos ubica en el mar, en el momento en que un extraño y cegador destello es visualizado por un barco pesquero, al cual comienza a caerle una especie de ceniza, por lo que pide auxilio para finalmente perderse (esta escena es una remembranza de lo sucedido con el Lucky Dragon 5). Al llamado acude un barco que también desaparece sin causas aparentes, quedando apenas tres supervivientes de tales eventos. A los extraños fenómenos en el mar, sigue un destructivo suceso en la isla Odo, tras lo que comienza a correr un rumor entre los lugareños, quienes afirman que todo ha sido obra del mítico monstruo Godzilla. 

Debido a tan misteriosos hechos, se reúnen varios políticos, especialistas y pobladores para analizar la situación; en tal asamblea deciden enviar a un grupo de investigadores, liderado por el Dr. Yamane, a Odo. En el lugar descubren peligrosos índices de radioactividad en el agua (haciendo referencia a lo vivido por el pueblo japonés tras la explosión de las bombas atómicas y los ensayos nucleares rusos); y además, se comprueba la existencia de Godzilla, un inmenso monstruo que ha despertado para convertirse en amenaza. 

A lo largo de la película, a través de metáforas y simbolismos, Godzilla se convierte en la representación del pasado y el futuro de Japón. El monstruo es un ser legendario, como señalan los viejos pobladores de Odo; es la fuerza de la naturaleza y sus fenómenos, incomprensibles para la población de antaño que resolvía el misterio de la naturaleza con respuestas mágicas o poéticas, y que intentaba dar solución a la catástrofe con rituales, como el sacrificio de una joven (elemento aparecido también en King Kong). Por otra parte, la juventud (representada en la película, principalmente por mujeres) afirma que tales leyendas son ridículas.

Cuando la comitiva regresa de la isla, no queda duda de que Godzilla existe. El descubrimiento genera polémica. Algunos desean ocultar el hallazgo a la población, como comenta un hombre maduro (voz de la tradición patriarcal japonesa), quien sentencia que comunicar tal noticia generará, además de pánico, caos económico y diplomático. A esto responde una mujer (imagen de la nueva generación cultural), afirmando que toda la gente tiene derecho a saber la verdad. Asimismo, en boca del Dr. Yamane, profesor experto en paleontología, son presentadas importantes reflexiones: ¿por qué el monstruo ha aparecido de repente? El propio profesor responde que no ha sido producto de la casualidad, sino resultado de nuestros actos que han perturbado a dicha criatura. Del tal manera, Godzilla no solo representa a la naturaleza; también es una consecuencia de la afectación humana en el mundo.  

Godzilla es, a la par, las amenazas provenientes de la naturaleza y de la tecnología (generadas por la humanidad); síntesis que demuestra que somos vulnerables tanto si mantenemos las tradiciones como si ambicionamos el progreso, pues el reptil gigante destruye por igual a los pueblos y al moderno Tokio. Además, Godzilla es para los japoneses, unión de su pasado milenario y mítico, con su presente, tecnológico y occidentalizado.

Por otra parte, con el mayor ataque de Godzilla, el director intentó replicar en pantalla la destrucción causada por la bomba atómica, ayudado por fotografías y cintas del suceso. Por esta y las demás referencias a los diversos ataques nucleares que sufrió Japón, se puede decir que Godzilla es una metáfora del peligro nuclear, pero, hay que apreciar que su crítica va más allá: también representa el peligro de la insensatez y la arrogancia del hombre, el cual, sintiéndose superior y poderoso, actúa sin pensar en las consecuencias de sus actos. 

Finalmente, en la película, tras varios fracasos, el monstruo es derrotado por una fuerza tan amenazante y peligrosa como él mismo: el eliminador de oxígeno (alusión a la bomba de hidrógeno), creado por el Dr. Serizawa. Tal invento solo puede ser operado por su creador, quien es, al mismo tiempo, el único capaz de comprender la amenaza de tal fuerza, quizá mayor que el mismo monstruo. 

Tras la última batalla, el Dr. Yamane hace una advertencia sobre la propia destrucción del ser prehistórico, señalando que al ser éste, producto de la insensatez humana, seguramente aparecerán nuevos “Godzillas». 

Reflexiones a partir de Godzilla, de Ishiro Honda 

La humanidad, en la búsqueda ambiciosa de “desarrollo” y “conquista”, irónicamente, ha propiciado su propia destrucción. Las armas nucleares, químicas y de otros tipos, son cada vez más poderosas, por lo que representan amenazas cada vez mayores para la vida. Su creación, justificada bajo discursos de “paz”, “seguridad” y “progreso”, genera la explotación y destrucción de ecosistemas, además de ser muestra de la mezquindad humana.

Mientras mantengamos las leyes y políticas actuales, no estaremos a salvo de nosotros mismos, pues no somos suficientemente brillantes como para darnos cuenta de todos los posibles alcances de nuestras acciones, ni suficientemente responsables para detener nuestros insensatos anhelos. 

En una escena de Godzilla, es mostrada una mujer platicando con dos hombres mientras viajan en tren; la joven comenta los temibles acontecimientos que han vivido en sus últimos tiempos, recordando una lluvia ácida y advirtiendo la latente amenaza que significa el monstruo. Enseguida se pregunta qué pasaría si el portento destruyera Tokio (ciudad en la que se encuentran), dando como respuesta a su problema, huir a Nagasaki (evidente referencia a la bomba arrogada sobre tal ciudad); un hombre responde que se irá con ella y otro afirma que es muy pronto para preocuparse. Tal diálogo permite notar al espectador que es imposible escapar de la destrucción que la humanidad misma ha generado; haciendo manifiesta la actitud de comodidad y evasión de las personas, las cuales prefieren huir o creer que aún es muy pronto para actuar.

Si actualizamos este argumento, ubicando al cambio climático en el papel de Godzilla, podemos ver que la humanidad no ha cambiado ante las amenazas. A pesar de la catástrofe ecológica en la que estamos sumidos hoy en día, la ambición, la comodidad y la ignorancia, impiden a muchas personas enfrentar la magnitud del problema, mientras que los hombres más poderosos del mundo se rehúsan a advertirlo (como en la cinta) y a actuar en consecuencia, pues tienen mayor interés en el dinero que en la humanidad. Del mismo modo, las guerras, que continúan incesantemente por el mundo, son un ejemplo claro de que a los hombres les interesa mucho más el “poder” que el bienestar. 

Godzilla es un monstruo absolutamente terrible, con poderes casi insuperables por la humanidad, a pesar de nuestra tecnología. No obstante, es un ser que merece respeto y que nos recuerda que los humanos no somos los únicos sobre la Tierra, y mucho menos los más poderosos. Su “existencia” nos ayuda a notar que todo lo que hacemos tiene repercusiones, algunas tan temibles que ni siquiera somos capaces de imaginarlas.

Conclusión

Para concluir, puedo decir que Godzilla se ha coronado como el Rey de los monstruos porque es la representación de la catástrofe propiciada por la humanidad a través de la tecnología, la guerra, el sistema económico y la ambición desmedida. A nosotros nos toca preguntarnos, ¿qué estamos haciendo ante tales peligros? La mayoría piensa y actúa como los personajes del tren: decidiendo evadir el problema. No obstante, a pesar de lo que deseemos creer, “Godzilla está aquí” y no podemos continuar postergando la acción, ni dejando todo en manos de los demás; debemos prepararnos, cambiar nuestros hábitos, elegir mejor a nuestros gobernantes y exigirles acciones eficaces ante los mayores problemas de hoy para la humanidad, como el cambio climático y las amenazas bélicas. 

A pesar de que pronto se cumplirán 70 años del estreno de la película de Ishiro Honda, Godzilla continúa siendo vigente, brillante y crítica. Aunque su trama se desprende de una serie de trágicos eventos particulares, acontecidos en una nación específica, emite mensajes que son importantes para todo el mundo, porque el monstruo representa la insensatez y capacidad destructiva de la humanidad, mismas que nos han conducido a desequilibrar a la naturaleza, convirtiéndola en una amenaza incontrolable, temible, inmensa y poderosa, que, como el Rey de los monstruos, es inabarcable con una sola mirada, porque es un problema tan grande que somos incapaces de comprenderlo y asimilarlo totalmente. 

Bibliografía 

Bellés García, J. (2017). Godzilla y la cristalización de la amenaza nuclear. La época dorada del cine Kaiju Eiga y ciencia ficción japonesa (1954-1965)(Tesis doctoral). Universidad Politécnica de Valencia, España.

Gemma Rodríguez, Josep‐E. Baños (2014). El temor a los efectos biológicos de la radioactividad: La humanidad en peligro y Japón bajo el terror del monstruo. Rev Med Cine 2014; 10(4): 183‐188, Ediciones Universidad de Salamanca. Recuperado de: http://www.elojoquepiensa.cucsh.udg.mx/index.php/elojoquepiensa/article/view/376/369

Chávez, O. (2021) Gojira (Godzilla): una crítica nuclear. Centro de Estudios Cinematográficos, México. Recuperado de: https://doi.org/10.32870/elojoquepiensa.v0i22.376

Filmografía

Honda, I. (Director) & Tanaka, T. (Productor). (1954). Godzilla [Gojira]. Japón: Toho Co. 

Honda, I. y Morse, T. (Directores) & Tanaka, T. (Productor). (1956). Godzilla, King of Monsters! Japón-Estados Unidos: Toho Co. y Jewell Enterprises.

Lourié, E. (Director) & Chester H., y Dietz J. (Productores). (1953) The Beast From 20,000 Fathoms. Estados Unidos: Warnes Bros.

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