La persistencia de la memoria y el concepto «tiempo». Breve análisis de la pintura de Salvador Dalí

La persistencia de la memoria Dalí

Resumen: ¿Qué cuestiones sobre el tiempo plantea el cuadro La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí? En el siguiente artículo se realiza un breve recorrido por algunas circunstancias que este importante exponente del surrealismo atravesó al pintar la obra, así como una reflexión acerca de sus posibles significaciones.

Historia del cuadro, La persistencia de la memoria

Salvador Dalí nació el 11 de mayo de 1904 en Figueras (municipio de la provincia de Gerona, en Cataluña). Prontamente mostró dotes para el arte, tanto en la casa paterna como en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, a la que ingresaría a los 17 años de edad, en 1921.

En 1928 Dalí realiza su primera exhibición en París y es un gran éxito. Por esta época el mundo del arte se enamora cada vez más del catalán, y comienza a alucinar con sus obras cada ocasión que aquél hace lo propio y produce una.

Fruto de este enamoramiento, los expertos del Museo de Arte Moderno en Nueva York dirían que Dalí plasmó el mundo irreal con un realismo tan extremo, que su verdad y validez no podían ser cuestionadas. Este creador buscaba, en sus propias palabras:

“sistematizar la confusión y desacreditar el mundo de la realidad cotidiana”. [1]

Mientras los otros surrealistas conducían sus vidas de una manera más bien privada, pareciera que Dalí nació para los reflectores y las cámaras. Era un soñador con el fin de encontrar en el subconsciente elementos que trastocaran los órdenes de la conciencia, como un buzo que se sumergía y extraía de un fondo oscuro e inhóspito, las piezas fantásticas de otro mundo. [2]

A los 25 años de edad, en 1929, Dalí trabajó con su compañero de residencia Luis Buñuel en la redacción del polémico cortometraje Un perro andaluz, y se unió al movimiento surrealista impulsado por el francés André Breton, creando el “método paranoico-crítico”, que pretendía acceder al subconsciente liberando las energías creadoras del arte. Acerca de lo último, Dalí afirmaba ser:

“un método espontáneo de conocimiento irracional basado en la objetividad crítica y sistemática de las asociaciones e interpretaciones de fenómenos delirantes”.

Breton aplaudió la técnica y afirmó que constituía un instrumento de primera importancia, perfectamente aplicable lo mismo a la pintura que a cualquier tipo de exégesis.

Al tiempo que Dalí entra en contacto pleno con el movimiento surrealista, rompe relaciones definitivamente con la familia, debido a sus tendencias artísticas consideradas inmorales, y a una injuria lanzada contra su difunta madre en un cuadro. Es en ese periodo, entre 1929 y 1932, cuando Dalí compra la casa de Portlligat en la que viviría con su futura esposa, Gala, y en la que presumiblemente pintaría La persistencia de la memoria, a un costado del mar mediterráneo, avecindado entre cuatro barracas de pescadores. Dalí mismo solía afirmar que la obra de los “relojes blandos” fue inspirada por los sitios de la bahía de Portlligat, durante 1931. [3]

Breve análisis de La persistencia de la memoria

La persistencia de la memoria es un óleo sobre tela de 24.1 x 33 cm, que presenta un horizonte elevado, coronado por el mar y las rocas del Cabo de Creus. En primer plano, aparece un olivo que sólo tiene una rama y ninguna hoja, en un atardecer melancólico que ilumina principalmente a las rocas del fondo. Interrumpiendo el paisaje, tres relojes blandos y uno rígido se distribuyen en la escena, dando múltiples significados posibles a la obra. Uno de estos relojes blandos cuelga de la rama del árbol de olivo; otro yace sobre la figura aparentemente dormida que ocupa el centro del cuadro, y al último se le encuentra recostado en el mueble del lado izquierdo.

Cada uno de estos tres relojes marca una hora distinta, haciendo énfasis en la relatividad del concepto “tiempo”. El cuarto reloj se distingue del resto por ser el único cuya constitución permanece rígida, mostrando sólo su cara opuesta invadida por hormigas.

Hay que decir que durante la época de 1930 a 1932 el tema del paisaje cobra mayor importancia en la obra de Salvador Dalí, quien recurrentemente realiza óleos con horizontes elevados, rocas que aluden al Cabo de Creus y largas extensiones áridas, entre otros elementos.

Tal como los cuernos de los rinocerontes, obeliscos, langostas, huevos, elefantes, caracoles, etc., que aparecen en múltiples cuadros desarrollados a lo largo de la producción artística del catalán, las hormigas representan para Dalí un símbolo muy particular, que habla sobre la corrupción y la contingencia de las cosas: la muerte de lo efímero y, en el caso de La persistencia de la memoria: la inutilidad del tiempo que se intenta conservar u ordenar mecánicamente, puesta de manifiesto mediante la destrucción de los mencionados relojes blandos y el reloj duro.

El tiempo de estos instrumentos se derrite o es carcomido, desarrollando la acción más vertiginosa que acontece, mientras el tiempo del resto del paisaje transcurre de una forma mucho más cadenciosa, llegando a ser casi estático. El tiempo de los relojes y el tiempo de la naturaleza exponen a la relatividad del concepto al ser contrastados, y en este contraste no es el tiempo mecánico o lógico el que persiste, sino el tiempo atípico, irracional, no ordenado… del entorno, que incluso sostiene y presencia la lastimosa fugacidad del otro.

Acerca de la escena en cuestión, Anna Otero, coordinadora del Centro de Estudios Dalinianos, afirma:

“[…] Dalí muestra aquí una de las preocupaciones más artificiales y abstractas inventadas por el hombre: la angustia de controlar el tiempo según las horas que marca el reloj. El paso del tiempo, su relatividad y fluidez son conceptos planteados y ampliamente interpretados por los autores que han escrito sobre esta pintura. Dalí deforma los mismos instrumentos que nos han de informar sobre el tiempo y anula su función […] Dalí reivindica la ausencia de tiempo, sin el cual saboreamos mucho más su presencia eterna”. [4]

Para esta investigadora, la aniquilación del tiempo da lugar a la sensación de eternidad que transmite el estatismo del paisaje, como un efecto de congelación del instante. Finalmente, se puede pensar que la memoria persiste porque su verdadero nicho es la eternidad.

Libros recomendados

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Salvador Dalí. Los cornudos del viejo arte moderno.

Salvador Dalí. El mito trágico de El Ángelus de Millet.

Dawn Ades. Dalí.

Gala Dalí. La vida secreta.

Dawn Ades. Dalí / Duchamp.

Catherine Ingram. This is Dalí.

Mary Ann Caws. Salvador Dalí.

E. H. Gombrich. La historia del arte.

Robert Descharnes. Dalí: The Paintings.

Elke Linda Buchholz. Art: A World History.

Elliot H. King. Salvador Dalí. The Late Work.

Llorenc Bonet. Antoni Gaudí / Salvador Dalí.

Desmond Morris. The lives of the surrealists.

Ralph Schiebler. Dalí. The Reality of Dreams.

Clifford Thurlow. Sex, Surrealism, Dalí and Me.

Ian Gibson. La vida desaforada de Salvador Dalí.

María del Rosario Farga Mullor. Historia del arte.

Catherine Grenier. Salvador Dalí. The Making of an Artist.

Edmund Swinglehurst. Salvador Dalí. Exploring the Irrational.

Andrew Graham-Dixon. The Story of Painting. How Art Was Made.

Lewis Carroll. Alice’s Adventures in Wonderland. (Ilustrado por Dalí).

Marc J. Lafountain. Dalí and Postmodernism. This is Not an Essence.

Hans Werner Holzwarth. Modern Art. A History from Impressionism to Today.

Torsten Otte. Salvador Dalí & Andy Warhol. Encounters in New York and Beyond.

Notas

[1] Dalí, S. La femme visible. Éds. Surréalistes, París, 1930. p. 9.

[2] Respecto a esto cabe mencionar la atención que prestaba Dalí a la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, en ocasiones de manera completamente gráfica, como cuando ofreció una conferencia usando traje y casco de buzo (mismos que le tuvieron que quitar después por falta de oxígeno), sobre lo cual afirmó: “quería demostrar que me he sumergido profundamente en la mente humana”.

[3] Cf. “Historia de un cuadro: la Persistencia de la memoria”, conferencia dictada por Anna Otero, en: http://www.salvador-dali.org/media/upload/arxius/Amics/PersisCastWeb(1).pdf (29/08/2012).

[4] Ídem. p. 5.

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