Vida, obra y pensamiento de Voltaire

Vida y obra de Voltaire

Voltaire fue ideólogo de la ilustración, precursor de la revolución francesa, difusor de la filosofía de Locke y la ciencia de Newton, defensor de la libertad de expresión y el multiculturalismo, propulsor del pensamiento crítico y combatiente del fanatismo, entre otras cosas. Por estas características, además de su crítica al absolutismo y el régimen feudal, Voltaire estuvo casi toda su vida en el exilio, con un par de encierros en la prisión de París. Asimismo, este personaje fue deísta, masón, dramaturgo, abogado, historiador y un hábil negociante; colaboró con la Enciclopedia de Diderot y fue amigo de los reyes de Francia, Inglaterra y Prusia. 

Apodo de Voltaire

En 1717, después de pasar un año en la Bastilla por satirizar en una obra de teatro al regente de París, el joven François-Marie Arouet recuperó su libertad y además se puso un sobrenombre que iba a definirlo para la posteridad: «Voltaire», que puede ser el anagrama de «Arovet Li» (la versión latinizada de su nombre) o del lugar de origen de su padre, Air-vault. Otra teoría plantea que su apodo simplemente proviene de la palabra «re-vol-tair», que significa «revoltoso».

Familia de Voltaire

François-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, nació en París el 21 de noviembre de 1694, en el seno de una familia burguesa. Fue el quinto y último hijo del matrimonio entre François Arouet y Marie Marguerite d’Aumard, quien falleció siete años después de su nacimiento. De sus hermanos, sólo dos llegaron a la edad adulta: Armand Arouet (1685-1765), quien fue abogado del parlamento de París, y Marie Arouet (1686-1726), la única depositaria de su afecto filial.

Su padre vendió la notaría familiar con el propósito de convertirse en consejero del rey, llegando a ser tesorero de la Cámara de Cuentas, así logrando introducir a los Arouet en la baja nobleza francesa.

Educación de Voltaire (1704-1713)

Cuando Voltaire tenía 11 años, en 1705, falleció la aristócrata, escritora y mecenas de las artes, Ninon de Lenclos. Antes de su muerte, Ninon fue una cortesana que apoyó a sujetos tan ilustres como Racine y Molière, quienes fueron sus amigos, entre muchos artistas e intelectuales de su época. Siendo así y sabiendo que el muchacho de su contador tenía interés en las letras, Ninon le heredó una cuantiosa parte de su fortuna “para que se comprara libros”. Su contador era François Arouet y el muchacho era Voltaire, quien quedó prendado de la literatura desde entonces.

De los 10 a los 17 años, Voltaire asistió al colegio de jesuitas, Louis-le-Grand. Allí aprendió latín y griego, pero no le agradó la formación religiosa, pues le pareció un obstáculo antes que una vía hacia el conocimiento de la verdad y la armonía entre los hombres; de esta experiencia proviene su postura contra el dogmatismo y la intolerancia de la Iglesia, así como su propensión al deísmo (descubrimiento de Dios por vía racional) y su apoyo a la libertad de culto. Entre los 17 y 19, su padre lo envió a estudiar Derecho, pero Voltaire abandonó esa carrera diciendo que quería dedicarse a las letras.

Voltaire en la embajada francesa de los Países Bajos (1713)

En 1713 Voltaire fue contratado como secretario de la embajada francesa en La Haya. Estando allí, comenzó a escribir dos piezas que a la postre serían de sus obras más conocidas: el poema épico La Henriada y la tragedia Edipo, inspirada en la literatura de Sófocles. No obstante, esta labor duraría sólo unos pocos meses debido a que el joven (por entonces de 20 años) tuvo un romance con una refugiada hugonota llamada Catherine Olympe Dunoyer, alias «Pimpette». Al descubrirlos, el embajador despidió a Voltaire y lo envió de regreso a París, poniendo fin a su aventura diplomática.

Vida social de Voltaire en los salones de París (1714)

Su padrino, el abate de Châteauneuf, lo había llevado a las galantes cenas de los nobles libertinos conocidos como La sociedad del temple, donde el joven Voltaire destacó por su ingenio. De esta manera, cuando en 1714 lo invitaron al salón literario que la duquesa de Maine organizaba en el castillo de Sceaux (también visitado por Rousseau y Montesquieu) el joven Voltaire se convirtió en el asistente predilecto, pues entretenía a todos con su humor irónico y su atrevimiento. En ese tiempo compuso un par de poemas eróticos que resultaron escandalosos: Le Bourbier y L’Anti-Gitón.

Al codearse con los artistas e intelectuales de su época, Voltaire adquirió una actitud pensante ante la realidad, que lo acompañaría el resto de su vida.

Sátira del duque de Orleáns y primer encarcelamiento en la Bastilla (1715-1717)

En 1715 murió Luis XIV y el trono de Francia fue ocupado por el regente Felipe II, duque de Orleáns. Aprovechando la ocasión, Voltaire escribió una sátira anti feudal en la cual decía que el regente tenía una relación incestuosa con su hija, la duquesa de Berry. Esto generó la cólera del monarca, quien buscó a Voltaire hasta hallarlo y encarcelarlo durante 11 meses, de 1717 a 1718. En ese tiempo de encierro, estudió literatura a conciencia y terminó de escribir La Henriada y Edipo. Al liberarlo, no le permitieron permanecer en la capital, por lo que se retiró a una comuna del suroeste de Francia llamada Châtenay-Malabry, en donde ocupó una propiedad de la familia de su padre y adoptó el sobrenombre, «Voltaire».

Encumbramiento literario y codeo con la alta nobleza (1718-1725)

Un año después de su liberación, en 1718, Voltaire estrenó su tragedia, Edipo, y fue todo un éxito. Al morir su padre, en 1722, le dejó una cuantiosa herencia que el joven de 28 usó para financiar sus proyectos teatrales y hacer un viaje a Holanda con la condesa de Rupelmonde. Con ánimo conciliatorio, en 1723 Voltaire le dedica al regente su poema épico, La Henriada, y logra que sea publicado con el título Poema de la liga. Esta pieza, que narra la gloria y hazañas del rey Enrique IV, tuvo un gran éxito y encumbró a su autor como literato. Por entonces Voltaire comienza un romance con la marquesa de Bernières, así como la redacción de su Ensayo sobre las guerras civiles. En 1724 estrena su obra Mariana, y un año más tarde El indiscreto, después de lo cual el rey Luis XV lo invita a su boda, integrándolo a su corte como literato.  

Disputa con el caballero De Rohan y segundo encarcelamiento en la Bastilla (1726)

En 1726 Voltaire comenzó a verse con una dama que también era pretendida por un caballero de la alta nobleza, apellidado De Rohan. En cierto evento público ambos coincidieron y se hicieron de palabras, trascendiendo la frase de Voltaire: «Señor, yo apenas comienzo mi nombre, mientras que vos acabáis el vuestro». La ofensa del caballero fue tan grande que poco después pagó a unos rufianes para que le dieran una paliza a su adversario, quien, al ser víctima de tal agravio, estuvo buscando al caballero de Rohan por todo París en busca de una satisfacción, pero aquél se negó a darle cara y no tuvo lugar el usual duelo con espada o pistola, mismo que era un medio válido para hacer justicia. Al provenir de una familia que no pertenecía al clero o la nobleza (clases dominantes de la época), se consideró que Voltaire no tenía el honor para batirse en duelo con un noble, de modo que no podía haber justicia para él. Esto hizo que el literato cayera en la cuenta de que el sistema legal privilegiaba a las clases acomodadas, convenciéndolo de que había que luchar por abolir el absolutismo en favor de un sistema de justicia universal e igualitario.

Al verse acosado por el insistente Voltaire, el caballero De Rohan finalmente se valió de su influencia en la corte para hacer que emitieran una orden de arresto contra aquél, encerrándolo nuevamente en la Bastilla durante dos semanas, hasta que accedieron a liberarlo con la condición de que se fuera del país. Voltaire eligió Gran Bretaña para vivir su exilio, y allí permaneció durante casi tres años, de 1726 a 1729. Mientras tanto, La Henriada fue prohibida en Francia.

Exilio de Voltaire en Gran Bretaña (1726-1729)

Al ser exiliado a Gran Bretaña, Voltaire se instaló en Londres, en la casa del político y escritor, Henry St John, vizconde de Bolingbroke. Este último era amigo de Voltaire y de otros literatos satíricos, como Swift y Pope, quienes pertenecían al club Scriblerus, en el cual ejercían la sátira contra la pedantería del arte erudito. En tales reuniones Voltaire también conoció la obra del filósofo, John Locke, quedando impresionado por sus teorías empirista y liberalista.

De tal manera, la vida en Londres sería determinante en la orientación literaria, filosófica y política del ideólogo francés. Voltaire dominó el inglés rápidamente y se convirtió en anglófilo, considerando que el pueblo británico llevaba 100 años siendo «el más sabio y libre de la tierra”. A decir verdad, fue 40 años antes de la llegada de Voltaire a sus tierras, cuando los ingleses forzaron a sus monarcas a admitir elementos democráticos en su estructura gubernamental, comenzando con la división de poderes en ejecutivo, legislativo y judicial. Así, desde la promulgación de la Carta de derechos en 1689, los británicos tenían representación política del pueblo a través de funcionarios, jueces y parlamentarios, de modo que el rey estaba limitado y no podía subir los impuestos, aprobar leyes nuevas ni declarar la guerra, sin el consentimiento de aquéllos. Habiendo un equilibrio entre los tres poderes, ese sistema promovía más la libertad que el régimen absolutista francés, en el cual todos los poderes se concentraban en el rey.

Y la libertad de expresión fue una de las más dulces prácticas que Voltaire observó en Londres. Habiendo libertad de expresión, el espacio público era usado para debatir ideas sin que ello representara un peligro, generando un gran beneficio para la nación: una vez establecida la libertad de expresión, el individuo podía obtener todas las demás libertades a través del ejercicio del diálogo, pues contaba con la representación política para proponer mejoras y reformas al gobierno. Por otra parte, ese sistema se basaba en la tolerancia, dado que implicaba la capacidad de escuchar diferentes puntos de vista sin que ello representara un conflicto, y ése era un valor que a Voltaire siempre le agradó. Admiraba la libertad de culto que ejercían los ingleses, pues consideraba que una sola religión era despotismo, y dos religiones le parecían una fórmula de guerra; pero en Londres vio 30 religiones convergiendo , y todos vivían en paz con los otros.

En 1727 Voltaire se sorprendió por el entierro de Estado de Isaac Newton, pues en Francia sólo rendían ese tipo de homenaje a los aristócratas, y jamás a un científico. Su acercamiento al pensamiento de Newton había de quedar plasmado en diversos trabajos de divulgación, como su obra cumbre: Cartas filosóficas o Cartas inglesas, donde además reuniría las ideas de John Locke.

Finalmente, durante 1727 también publicó dos textos en inglés: Ensayo sobre la guerra civil y Ensayo sobre la poesía épica. En 1728 publicó La Henriada en Londres, con dedicatoria a la reina, y tuvo mucho éxito.

Regreso de Voltaire a París (1729-1734)

Al regresar a París en 1729, Voltaire tenía la intención de difundir los conocimientos que adquirió en Inglaterra, aunque sabía que no sería una labor sencilla. En Francia las ideas sobre igualdad y libertad de expresión eran consideradas subversivas, y toda voz era vigilada por una intolerante y cruel Iglesia católica. Charles Dickens, en su Historia de dos ciudades, retrata la situación francesa de esa época:

Francia, menos favorecida en asuntos de orden espiritual que su hermana, la del escudo y el tridente, rodaba con extraordinaria suavidad pendiente abajo, fabricando papel moneda y gastándoselo. Bajo la dirección de sus pastores cristianos, se entretenía además, con distracciones tan humanitarias como sentenciar a un joven a que se le cortaran las manos, se le arrancara la lengua con tenazas y lo quemaran vivo, por el horrendo delito de no haberse arrodillado en el fango un día lluvioso, para rendir el debido acatamiento a una procesión de frailes que pasó ante su vista, aunque a la distancia de cincuenta o sesenta metros.

Historia de dos ciudades, Charles Dickens.

Dada tal situación, los franceses únicamente podían hablar de política a puerta cerrada, al interior de sus famosos salones, donde se volvió tradicional tener entre ellos un busto del ilustrado y revoltoso Voltaire, pues la mayor parte de su vida se la pasó en el exilio. Pero cuando volvió a París en 1729, tenía la intención de causar una impresión en la opinión pública, valiéndose de su aguda pluma. En 1730 estrenó su obra Bruto, en la cual exalta la libertad y sugiere la idea de una República, teniendo gran recibimiento, aunque en la corte no se alegraron mucho. En 1731 publicó Historia de Carlos XII, su primer libro historicista; un relato de formación basado en la falibilidad de la virtud y lo terrible que es la guerra, en el cual esboza los problemas que abordará en sus controversiales Cartas filosóficas. La historia de Carlos XII fue puesta fuera de circulación por el gobierno, aunque siguió siendo leída clandestinamente. En 1732 Voltaire estrena su tragedia Zaïre, en la cual una joven es destruida por los celos de un musulmán y la intolerancia de sus coetáneos cristianos. Esta última tuvo enorme éxito, a pesar de que su autor la escribió en sólo tres semanas. En 1733 comienza una larga relación amorosa con la matemática y física, madame Émilie du Châtelet.

Finalmente, en 1734 publica sus Cartas filosóficas o Cartas inglesas, libro mediante el cual desea difundir entre los franceses la filosofía de John Locke y la ciencia de Isaac Newton, realizando una radical defensa de la tolerancia religiosa, el laicismo y la libertad ideológica, así como un feroz ataque al fanatismo dogmático propiciado por las instituciones religiosas. Voltaire tenía previsto que tras la publicación de esta obra sería encarcelado, por lo cual escapó con antelación al castillo de madame du Châtelet, en Cirey, Lorena.

Tras cinco años de su regreso, Voltaire volvía a ser exiliado de París. Al irse, sus Cartas filosóficas ardían en la plaza.

Exilio de Voltaire en el castillo de Cirey, Lorena (1734-1749)

Voltaire vivió refugiado en el castillo de madame du Châtelet, en un poblado llamado Cirey-sur-Blaise (zona noreste de Francia), durante 15 años. En ese tiempo pagó las deudas de ella y su esposo, el marqués du Châtelet; también restauró el castillo y añadió un amplio laboratorio para los experimentos físicos de la marquesa, así como una biblioteca con 21,000 volúmenes selectos.

El castillo de Cirey proporcionó a Voltaire un retiro intelectual en el que pudo dedicar su tiempo sobre todo a la producción de obras teatrales, aunque en esa época también escribió libros de poesía y ciencia, como su título de difusión científica: Elementos de la filosofía de Newton, realizado en conjunto con la estudiosa y disciplinada marquesa.

La historia de Voltaire y madame du Châtelet comenzó cuando eran niños, pues el padre de ella era anfitrión de un salón al cual acudían los científicos parisinos de la época, quienes extendieron los conocimientos más actuales a la joven. Además de permitirle adquirir sapiencia, lo que era muy liberal por parte del padre de Émilie, considerando que toda formación estaba prohibida para las mujeres, tampoco objetó cuando su hija practicó esgrima, gimnasia y equitación, lo cual era aún más atípico.

Voltaire y Émilie du Châtelet se reencontraron en 1733 y estaban juntos en 1734 cuando recibieron el aviso de que habían ordenado el arresto del autor de las Cartas filosóficas.

En esa temporada Voltaire compuso las tragedias: La muerte de César (1735), Alzira o Los americanos (1736) y El fanatismo o Mahoma (1741). El poema de Fontenoy (1745) fue del gusto de Luis XV, y Voltaire restableció su amistad con la corte, volviendo a París en repetidas ocasiones, eventualmente convirtiéndose en Historiador de Francia, Caballero de la Cámara Real y miembro de la Academia Francesa. De esa manera viajó a Prusia, pues Luis XV le asignó algunas misiones diplomáticas ante Federico II, El grande. Este último honró a Voltaire con tantos títulos como los otorgados por Luis XV, invitándolo a vivir en su país. Debido a que su obra Mahoma había sido prohibida en Francia, además de que sus oponentes en la corte favorecían a su rival en la dramaturgia, Crébillon hijo, y principalmente porque en 1749 murió la marquesa du Châtelet y eso le provocó una profunda tristeza, en 1750 Voltaire aceptó la invitación de Federico II y se mudó a Prusia, finalmente yéndose de la casa de Cirey.

Estadía de Voltaire en Potsdam, Prusia (1750-1753)

Estando en Prusia, Voltaire vivió en el famoso Palacio de Sanssouci, en un pueblo llamado Potsdam, cerca de Berlín, donde el despótico monarca ilustrado, Federico II, realizaba frecuentes tertulias en las que el invitado favorito era Voltaire. No obstante, al cabo de tres años, el rey y Voltaire tuvieron una fuerte disputa y el literato se marchó abruptamente, no sin sufrir maltratos en la frontera prusiana. Para colmo, Luis XV aún se encontraba molesto con él por abandonar su corte, de modo que le negó el paso a Francia cuando quiso volver. Huyendo de Prusia y rechazado por Francia, Voltaire adquirió una mansión en Suiza y se mudó allí.

Durante su estadía en Prusia, Voltaire escribió dos obras destacadas en su producción: El siglo de Luis XIV, que es un estudio histórico sobre el famoso monarca francés, y Micromégas: uno de los primeros cuentos de ciencia ficción, sólo cronológicamente posterior a Somnium, de Kepler.   

Exilio de Voltaire en Suiza y conflicto con los ginebrinos (1753-1758)

En Suiza, Voltaire se instaló en una mansión llamada Las delicias, ubicada en un escenario rural, junto al lago Leman, frente a Ginebra. Allí construyó un escenario y presentó algunos de sus dramas, aunque su teatro no fue del agrado de los religiosos ginebrinos, a quienes tampoco les gustó su poesía; el Poema sobre el desastre de Lisboa les resultó pesimista (aunque hoy sea considerado un ejemplo de poesía filosófica) mientras que su burlón poema Juana de Arco, la doncella, fue repudiado como algo de mal gusto.

El hecho de que en esa época Voltaire viviera en concubinato con su sobrina «Madame Denis» (con quien estaría los últimos 20 años de su vida), además de participar en la elaboración de la Enciclopedia de Diderot y d’Alembert, era algo escandalizante para sus vecinos de Ginebra. Pero cuando tuvieron realmente suficiente de él, fue al publicar su Ensayo sobre las costumbres y el Espíritu de las Naciones, que es un libro de historia, desde Carlomagno hasta Luis XIII, en donde el autor plantea al cristianismo cual origen de la intolerancia en Europa, señalando a la Iglesia católica como la peor de todas.

Viviendo en Las delicias, Voltaire se enteró de la existencia de un castillo ubicado en la comuna francesa llamada Ferney (hoy Ferney-Voltaire, en su honor) en la región de los Alpes que separa a Francia de Suiza. Voltaire compró el castillo de Ferney y se mudó allí con Madame Denis en 1758.

Últimos años de Voltaire en el castillo de Ferney, Francia (1758-1778)

Al instalarse en Ferney, Voltaire tenía 64 años y era el pensador más prolífico e influyente de Francia. Allí recibió a la élite intelectual de Europa, siendo ejemplo y protector de todos cuantos tuvieron un espíritu crítico, liberal, o de los perseguidos por la Iglesia.

Vivió en Ferney los últimos 20 años de su vida, aumentando su polémico legado literario y filosófico, presentando sus obras teatrales y sosteniendo una amplísima correspondencia con los pensadores de la época (se conservan 15,000, de aproximadamente 40,000 cartas enviadas por Voltaire). El literato opinaba que la pluma es la mejor arma contra la tiranía, y eso fue algo que puso en práctica en cada etapa de su vida. Por ello firmaba sus cartas con la frase: «aplastar al infame», refiriéndose al fanatismo dogmático que impedía la libertad de pensamiento, la libertad de expresión y la libertad de prensa.

En esa época Voltaire también intervino en algunos casos judiciales muy sonados (siendo el primer literato francés en hacer algo así), en favor de personas que fueron o iban a ser víctimas de procesos inquisitorios en los que destacaba la intolerancia religiosa de los acusadores. Uno de estos importantes casos fue el de François-Jean Lefebvre, conocido como caballero de La Barre, quien fue torturado, quemado y decapitado porque alguien dijo que no se quitó el sombrero durante una procesión. Voltaire se enteró de este caso cuando la sentencia ya había sido aplicada, pero luchó por una revisión del mismo con el fin de asentar en la historia la injusticia cometida, pues creía que no había una base legal para proceder como lo hicieron las autoridades. Sin embargo, el reconocimiento que buscaba no llegaría sino hasta después de la Revolución francesa, cuando se erigió un monumento al caballero de La Barre en París, estableciendo el primer domingo de julio como un día de manifestación pública, en el cual los parisinos marchan al lugar en que La Barre sufrió el suplicio. Actualmente, una placa junto a su estatua, dice: «La tolerancia universal es la más grande de las leyes». Las intervenciones legales de Voltaire en favor de la justicia darían paso a la prohibición de la tortura en Francia, volviéndose piedra de toque en la elaboración de los derechos humanos.

Los libros más importantes realizados por Voltaire durante sus años en el castillo de Ferney, son: la novela filosófica y satírica titulada Cándido o el optimismo, publicada en 1759; el Tratado sobre la tolerancia, de 1763; su Diccionario filosófico, de 1764; y un cuento con el título, El ingenuo, de 1767.     

Último viaje a París y muerte de Voltaire (1778)

En 1778, a los 83 años, Voltaire realizó un último viaje de vuelta a París, donde fue recibido con gran entusiasmo, entre homenajes y festejos por su visita y por el estreno de su última obra, Irene, la cual estuvo abarrotada. En París fueron a visitarlo innumerables amigos y personalidades que lo querían conocer, hasta que su salud decayó y Voltaire murió, el 30 de mayo de 1778. En 1791 sus restos fueron trasladados al panteón de los hombres ilustres, por los miembros de la Asamblea Constituyente Nacional.  

Aportaciones de Voltaire

Voltaire es el ilustrado francés más notable del siglo de las luces. Gracias a su feroz crítica a la intolerancia del clero y el despotismo de la nobleza, sienta las bases ideológicas que, junto al liberalismo de Locke, el enciclopedismo y la revolución industrial, propulsarían la revolución burguesa de Francia, en 1789. De tal manera, su lucha contra la intolerancia, la censura y la inequidad, se encuentra asentada en cierta medida, en la Declaración de independencia de las 13 colonias y en la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano. La obra de este pensador comprende un paso importante del antiguo al nuevo régimen, en Francia y otras partes del mundo. 

Datos curiosos de Voltaire

Frases célebres de Voltaire

Obras principales de Voltaire

Voltaire fue un hombre polifacético, por lo que su producción literaria abarca varios géneros y temas. Desarrolló sobre todo la dramaturgia, pero también escribió importantes textos filosóficos, tratados, novelas y hasta cuentos, entre los que se destacan:

Cartas filosóficas. Libro en el que difunde las principales ideas de pensadores ingleses como John Locke e Isaac Newton, contraponiendo el liberalismo británico al absolutismo francés.

Diccionario filosófico. Compendio de diversas ideas filosóficas sin la prudencia que pretendió la Enciclopedia, exponiendo ideas que contravenían a la Iglesia y al absolutismo.

Tratado sobre la tolerancia. Obra en la que Voltaire expone sus principales tesis a favor de la tolerancia religiosa y la libertad de culto, al mismo tiempo que ataca el fanatismo y critica las guerras desatadas en el nombre de la religión.

Cándido. Obra satírica en la cual hace mofa del pensamiento de Leibniz consistente en que vivimos el mejor de los mundos posibles.

Contra el fanatismo. Libro en el que expone sus principales argumentos contra el fanatismo religioso, mismos que complementan las ideas expuestas en su Tratado sobre la tolerancia.

Micromegas. Cuento en el que se expone una noción filosófica de la relatividad. Es considerado uno de los primeros de ciencia ficción, en el que narra el viaje de dos extraterrestres.

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