¿Qué es el Zen? Quizá no es lo que crees

¿Qué es el zen? Bodhidharma

Hay tantos mitos y desinformación creciendo como una enredadera sobre la tradición Zen, que es difícil desenmarañarla. Creo que lo más útil sería comenzar con las vainas más grandes y ver si podemos despejar un poco esta tradición. 

Primero que nada, hay que empezar por algunos hechos con los que todas las personas están de acuerdo. Podemos decir sin miedo a equivocarnos, que el Zen es el linaje de Bodhidharma, una de esas figuras cuyo paso por la tierra fue tan espectacular, que no sabemos ni siquiera si su barba es un hecho histórico o una leyenda. La historia más famosa que conocemos de él es cuando conoció al entonces emperador de China, Wu, alrededor del año 450 de nuestra era. Cuando Wu le preguntó cuál era el significado más alto de las verdades sagradas, Bodhidharma simplemente contestó: «Vacío, no hay sagrado». Wu, comprensiblemente extrañado, le preguntó: «¿Quién está parado frente a mí?” Bodhidharma respondió: «No lo sé.» Y se marchó para vivir la siguiente década en una cueva.

Si tratamos de comparar a Bodhidharma con figuras similares, podemos notar lo peculiar que fue realmente la interacción: Está el primer maestro Zen frente a la persona más poderosa de toda China, y en lugar de darle una práctica o una creencia para adoptar, le dice que no hay nada sagrado y que no sabe quién es. Voy a repetir eso, Bodhidharma, en lugar de decirle al emperador que era el hijo de Dios, o que era una persona iluminada, o un maestro que venía de la India, le dijo al emperador de toda China que no sabía quién era. Acto seguido, se larga a una cueva donde nadie sabe nada de él por ocho años. 

Hago énfasis en esto, porque creo que sólo así podemos entender lo interesante que es el Zen como tradición, y por qué el «Budismo Zen», que aunque toma algunas de sus imágenes y palabras, debe entenderse como un fenómenos distinto y posterior. El Zen, como Bodhidharma hace aplastantemente claro, no tiene prácticas, ni ritos, ni creencias. 

Ahora, muchas personas, tal vez incluso quien lea este artículo, tienen como una de sus principales asociaciones mentales al Zen, la meditación. Esa práctica la vinculó al Zen un monje japonés llamado Dōgen casi mil años después de que Bodhidharma llegara a China. Como su corriente fue la que se popularizó en todo el mundo, actualmente es imposible encontrar a alguien que haya escuchado sobre el Zen y que no lo asocie a la meditación y a la serenidad. Sin embargo, por los primeros ochocientos años de su existencia como tradición, el Zen nunca estuvo asociado a prácticas.

Huangbo, uno de los maestros más importantes y con un registro más extenso, al hablar sobre las prácticas del Zen, dijo: «ya que estás fundamentalmente completo en cada aspecto, no deberías tratar de agregarle a esa perfección con prácticas sin sentido»». De la misma forma, cuando le preguntaron a Zhaozhou si él practicaba, dijo: «Sería un desastre si lo hiciera». El Zen que originalmente llegó a China tiene este sabor muy particular. 

La pregunta es, si el Zen de Bodhidharma no tiene ninguna práctica, ¿cómo puedo practicar? Y creo que ésa es una pregunta muy importante, porque si le ponemos atención llega a la raíz de lo que significan las prácticas espirituales y el estudio del Zen. Si prestamos atención a las palabras de Huangbo, y realmente creemos que estamos fundamentalmente completas, ¿para qué necesitamos una práctica? Lo que sea que busquemos lograr al entregarnos a una práctica meditativa ya está logrado. 

Sin embargo, creo que sería deshonesto no mencionar que incluso sabiendo esto, al escuchar las historias y las palabras de los maestros Zen, es obvio que hablan y actúan distinto a las demás personas. Esto se debe a que, aunque no hay prácticas, el Zen es la escuela de la iluminación repentina (como diría Foyan, si no hay iluminación repentina, no puede llamarse Zen). El corpus completo de la tradición Zen son preguntas, discusiones y discursos sobre la iluminación. Si el Zen es elusivo se debe a que nadie puede decirle a alguien más cómo iluminarse, y los maestros Zen no lo intentan. 

Desde mi perspectiva, ésa es la diferencia más marcada entre el Zen de Bodhidharma y de todo su linaje, y el budismo Zen que se enfoca en la meditación o en la práctica de koans. Al escuchar las palabras de Zhaozhou o Huangbo o Yuanwu, se vuelve muy evidente la gran incompatibilidad que las prácticas tienen con el Zen. Aunque a lo que apuntan no está en las palabras ni en los libros,; como cualquier maestro Zen te diría, creo que es importante acercarnos a las palabras de los maestros Zen originales. De lo contrario, el fenómeno de marketing que los gurus espirituales usan para darse legitimidad, va a seguir vendiendo libros que no guardan ninguna relación con la tradición china que comenzó cuando un bárbaro llegó desde la India a hablar con un emperador. 

Podremos no iluminarnos, ni entender de lo que hablan Linji, Mazu y compañía, pero me parece imprescindible para la conversación alrededor de lo que es el Zen, que no se ignore a las personas que definieron esa tradición. De lo contrario, caemos en la especulación y en la idea de que cualquier cosa que nos guste o nos produzca tranquilidad es sinónimo de Zen. Y tal vez, cuando quitemos todas esas vainas que han oscurecido a esta tradición por cientos de años, podamos entrever lo que hay debajo. 

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