Filosofía para jóvenes: Hegel, Marx y Nietzsche

Filosofía para 6o año de bachillerato

Introducción

Ya desde sus primeras páginas, el Diseño Curricular de Filosofía adelanta:

El estudiante accede por primera vez en toda su escolaridad al conocimiento filosófico, razón por la cual tiene que apropiarse de su lenguaje, de su peculiar manera de preguntar, de sus reglas de conformación, de su historia.

(Diseño Curricular para educación secundaria 6to año, 2011, p. 9). 

El primer encuentro entre el estudiante y la filosofía, sucede (recién) en el 6° (y último) año de su trayectoria escolar secundaria. En nuestra opinión, algo tarde. 

No obstante, constituye un invalorable aporte para el desarrollo del análisis y el pensamiento crítico, sustancial para acompañar este último tramo de formación.

La filosofía contemporánea, que suele abordarse desde el concepto devenir: “…todo era considerado como un ser. Se podía hablar de filosofía, de leyes, de política, de arte y de poesía de una manera absoluta; en cambio, hoy se considera que todo está en proceso de devenir” (Baumer, 1985, p. 257);y desde el concepto acontecimiento: “Por definición, el acontecimiento es precisamente lo que escapa a la relativización histórica y al modelo de contextualización no metódico pensado por Gadamer” (Beaulieu, 2012, p. 21); se convierte en una potente herramienta para problematizar la realidad desde miradas complementarias. 

En pocas palabras, la filosofía contemporánea es una buena vía para reflexionar acerca de cómo impactaron las mencionadas concepciones de devenir y acontecimiento, en nuestra actualidad.

Los sistemas filosóficos propuestos por Georg Hegel, Karl Marx y Friedrich Nietzsche presentan complejas y contradictorias interpretaciones de la realidad, que se tensionan pero que, a su vez, de alguna manera, se complementan.

 Hegel –fiel partidario de la dialéctica–, Nietzsche y Marx –maestros de la sospecha (Foucault, 1969)– son autores que necesariamente estimularán el ejercicio de la pregunta en nuestros estudiantes. En la historia de la filosofía, no hubiese aparecido un materialismo histórico si antes no hubiese existido el idealismo absoluto. De no haber acontecido estos dos sistemas previos, la “filosofía del martillo” de Nietzsche no hubiese tenido nada que “romper”.

La dialéctica de Hegel para jóvenes

El sistema de la lógica es el reino de las sombras… 

La permanencia y el trabajo en ese reino es la disciplina absoluta de la conciencia.

Ciencia de la lógica (G.W.F. Hegel, 1812)

Georg Wilhelm Friedrich Hegel nació el 27 de agosto de 1770 en Stuttgart (Alemania) y murió el 14 de noviembre de 1831 en Berlín (Alemania).

Fue un filósofo idealista y uno de los más grandes representantes de la historia del pensamiento occidental; desarrolló el método dialéctico: un proceso donde a cada etapa (tesis) se le opone su contraria (antítesis), para finalmente, ser ambas superadas (síntesis). 

Este modelo nos resulta relevante para pensar junto con alumnos que transitan la última etapa de su formación media: ¿qué implica la finalización de este periodo?, ¿cómo se representa su superación?, ¿incluye a la totalidad esta síntesis?

Según la visión de Hegel, la realidad no es una sustancia ni un conjunto de sustancias, sino un sistema de relaciones dialécticas: lo único que hay es una idea y esa idea es racional.

Encontramos en esta afirmación un excelente punto de partida para repensar al sujeto histórico contemporáneo. Problematizar la construcción de la subjetividad a partir de las relaciones que nos definen, reviste una gran importancia en un mundo cada vez más individualista. Estimamos valiosa la posibilidad de reflexionar la alteridad desde estos cuestionamientos: ¿quiénes somos?, ¿quién es el otro que se me aparece?, ¿somos capaces de tolerarnos?, ¿existe otra manera de vivir, que no sea con los demás?

Hegel cree en el progreso. En 1830 imparte sus Lecciones sobre filosofía de la historia universal donde expone que la historia de la humanidad avanza siempre hacia algo mejor. Llama espíritu del mundo al espíritu que: se despliega en la historia y configura al pueblo dominante cuando es expresado de la manera más adecuada. Manifiesta que la historia universal no es una serie casual ni azarosa. Es un proceso necesario en el que nada surge porque sí. Una marcha progresiva, racional y lineal que se da en distintos momentos, en los que cada etapa lleva en sí a la etapa anterior evolucionada. 

Cuando se dice que la finalidad del mundo debe desprenderse de la percepción esto no deja de tener exactitud. Mas para conocer lo universal, lo racional hace falta emplear la razón.

(Hegel, 1999, p. 45)

 El idealista alemán postula la existencia de tres (y solo tres) mundos históricos: el del antiguo Oriente, donde solo el monarca tenía libertad. El greco romano, donde la libertad era parcial e imperfecta. Y finalmente el mundo cristiano germánico (casualmente “su mundo”) en el cual, según sostenía, la libertad es total. Afirma que, con el surgimiento de este último, tanto la historia como la filosofía, han alcanzado su grado máximo de pureza. Por consiguiente, también su fin. 

Cada uno tiene su propio principio, al cual tiende como a su fin. Alcanzado este fin, ya no tiene nada que hacer en el mundo.

(Hegel, 1999, p. 69).

De este razonamiento surgen, a nuestro entender, múltiples líneas para trabajar en las aulas de nuestras escuelas secundarias: ¿qué lugar reserva esta concepción para la historia de cada uno de nuestros alumnos?, ¿cuál es el futuro?, ¿hay un futuro?, ¿dónde se encuentra América dentro de esta mirada?, ¿cuál es la historia que enseñamos en los colegios desde los primeros años de formación?, ¿por qué estudiamos el idioma inglés y no quechua o portugués?, ¿cuál es el lugar que ocupan nuestros pueblos originarios?

Marxismo para jóvenes

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo

Manifiesto del Partido Comunista (Marx y Engels, 1848)

Karl Heinrich Marx nació en Tréveris, Prusia, en el año 1818. De origen judío, hijo de una familia de clase media acomodada, fue filósofo, economista, periodista, sociólogo, intelectual y político. Sus teorías sociales, económicas y políticas sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la dialéctica de la lucha de clases.

La historia de todas las sociedades anteriores a la nuestra es la historia de luchas de clases.

(Marx, K. y Engels, F., 2019, Cap. I, p. 49).

Si bien su sistema filosófico se basa en la dialéctica hegeliana, Marx defiende el materialismo dialéctico. Es un pensador sensible cuya motivación esencial es el sufrimiento que la desigualdad produce en el otro.

Creemos imposible el desarrollo de toda tarea pedagógica escindida de este tipo de sensibilidad. Como futuros docentes debemos considerar este aspecto a la hora de enseñar, si es que pretendemos transmitir algo a nuestros potenciales alumnos.

En su Tesis sobre Feuerbach (escrita en el año 1845, tres años antes de plasmar la que sería su obra más importante) afirma que los filósofos del pasado dedicaron demasiado tiempo a la contemplación y propone una filosofía que deje de interpretar al mundo para pasar a la acción. 

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.  

(Marx, K y Engels, F., 2000, p. 161).

Crítico del pensamiento hegeliano que contempla el ser con otros pero desde un plano abstracto, Marx entiende que la vida social se desarrolla en el plano de lo concreto, y por eso para él la filosofía no puede ser teórica sino práctica.

Nuestro sistema educativo se debate históricamente entre dos tensiones: la teoría y la praxis. En un mundo que se nos presenta cada vez más tecnológico, es necesario poner en agenda la necesidad de discutir nuevas didácticas que se adapten a la realidad y a los intereses de nuestros estudiantes. A su vez, planteamos considerar transformaciones personales como inicio de posibles cambios en nuestra comunidad. Consideramos que la escuela secundaria es un ámbito ideal para alentar acciones en esta dirección.

En 1848, con tan solo 29 años de edad, Marx (junto a su amigo Friedrich Engels) escribió el Manifiesto Comunista. Un breve pero detallado análisis que alienta a los proletarios del mundo a unirse para liberarse de la opresión.

Tienen un mundo que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!

(Marx, K. y Engels, F., 2019, Cap. I, p. 97).

Desarrolla su dialéctica con base en: una tesis (o afirmación) donde ubica al opresor o burguesía, una antítesis (o negación) en la que coloca al oprimido o proletariado, y finalmente una síntesis (negación de la negación) que postula la revolución como única manera posible para que las clases sociales desaparezcan. 

Según Marx, el hombre encuentra su realización en la naturaleza que él mismo transforma con su trabajo. Pero cuando este trabajo deja de ser lo que lo hace humano para convertirse en mero medio, el hombre se aliena. Marx considera cuatro tipos de alienación: la del obrero con el producto de su trabajo (su producción le resulta ajena), con el acto de producción (su trabajo no le pertenece), con su naturaleza humana (solo trabaja para satisfacer necesidades básicas, se siente animal), y con los otros hombres (su relación con los demás se degrada). Entonces: 

¿En qué consiste la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí.

(Marx, K. ,1968, p. 113).

Marx manifiesta que el problema radica en la acumulación de la propiedad privada y postula su abolición. Así, expresa:

El obrero se vuelve más pobre cuando más riqueza produce […] El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce.

(Marx, K. ,1968, p. 119).

Vemos en estas ideas un gran potencial de reflexión con alumnos que están a punto de ingresar al sistema laboral. Una oportunidad para analizar y comprender un mundo que desconocen y que, de alguna manera, también los va a transformar.

El filósofo alemán duda de la realidad que se nos presenta y considera que el modo de vida capitalista constituye un gran engaño edificado por la clase dominante. Por este motivo, el pensador francés Michel Foucault (1969) lo considera (junto a S. Freud y F. Nietzsche) un “maestro de la sospecha”.

¿Puede enseñarnos algo un maestro de este tipo? Creemos que sí. ¿O no es la filosofía acaso una “ciencia de la sospecha”? Confiamos en que estas metáforas aportarán un valor inestimable a la hora de motivar el cuestionamiento de lo dado. No nos referimos a la pregunta por la pregunta misma, sino al desarrollo de pensamiento crítico: una manera diferente de comprender y posicionarse en una realidad plagada de información engañosa y noticias falsas.

La lectura del Manifiesto Comunista nos lleva a una profunda reflexión, no solo de aquella época a fines del S. XIX, sino que nos permite pensar sobre un presente complejo en cuanto a la relación laboral actual y la influencia del capitalismo.

(Kovvalijszyn, 2022).

Quizás sus ideas sean utópicas. Aun así, continúan siendo movilizantes y nos orientan para no perder de vista que casi dos siglos después, los trabajadores del mundo siguen siendo explotados y están (estamos) todavía bastante lejos de unirse (unirnos).

(Manieri, 2022).

Producto de complicaciones respiratorias que fueron debilitando su salud, Karl Marx murió en Londres el 14 de marzo de 1883. Su amigo F. Engels pronunció ante su tumba estas palabras: «…a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días”.

La filosofía de Nietzsche para jóvenes

 No hay hechos, solo interpretaciones.

Fragmentos póstumos 1885/1889 (Friedrich Nietzsche, 1886).

Otro de los maestros de la sospecha (Foucault, 1969), Friedrich Nietzsche, nació en Röken, Alemania, en el año 1844.

 Su pensamiento representa la gran ruptura filosófica del siglo y por eso se lo suele mencionar como “el filósofo del martillo”. 

Entre sus obras principales se encuentran: El nacimiento de la tragedia (escrito entre 1871 y 1872), Así habló Zaratustra (1883/1885), Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida (1874) y El crepúsculo de los ídolos (finalizado en 1888 a dos años de su fallecimiento). 

El nacimiento de la tragedia (1871/1872) compendia una serie de conferencias en las que Nietzsche expuso su visión del paradigma de la tragedia griega como género. La conexión de Nietzsche con lo trágico suele vincularse con sus servicios durante la guerra. Primero como telefonista y más tarde recogiendo cadáveres en el campo de batalla, se infectó con difteria y disentería.

La experiencia intempestiva de lo trágico cuando fue testigo de los horrores del campo de batalla, le confirmó que la vida no es matemática ni perfecta. Este sentimiento lo acompañaría en todos sus escritos que tematizan el devenir: la vida fluye, cambia todo el tiempo y el hombre no consigue algo permanente a lo que pueda aferrarse. 

Injustamente considerado como un filósofo pesimista, Nietzsche trasciende su descontento y propone, al menos, una salida: el arte como camino para alcanzar nuevos valores. Y es por esto que busca sosiego en los antiguos poetas griegos: Esquilo, Sófocles y Eurípides. 

Igual que Marx, es un hombre sensible. Lamenta ser testigo del nihilismo en el que se hunde su sociedad, incapaz de encontrar sentido. Su célebre frase “Dios ha muerto” (Nietzsche, F. 2003, p. 36) revela la infructuosa búsqueda de verdades últimas cuyo desanimo se irradia hasta nuestros días. 

Creemos ineludible el debate de esta problemática no solo con alumnos sino también con nuestros pares, futuros educadores. ¿Cómo podemos alentar a los estudiantes en la búsqueda de sus propios sentidos, cuando a veces nos resulta dificultoso encontrar los nuestros?

La clave, según Nietzsche, radica en aceptar la tensión entre lo apolíneo (el orden perfecto, lo racional y el principio de individuación, atributos del dios Apolo) y lo dionisíaco (el desorden, la irracionalidad y la imperfección, defectos del dios Dionisio). 

[…] esos dos instintos tan diferentes marchan uno al lado de otro, casi siempre en abierta discordia entre sí, y excitándose mutuamente a dar a luz frutos nuevos y cada vez más vigorosos, para perpetuar en ellos la lucha de aquella antítesis […].

(Nietzsche, 2014, p. 40 – 41).

Retoma este concepto cuando se refiere al superhombre en Así habló Zaratustra (1883/1885). Con la metáfora del volatinero (o equilibrista) explica la superioridad a la que el hombre debe aspirar. De un lado de la cuerda, el instinto. Del otro, la conciencia. El superhombre surgirá desde la voluntad de aceptación de este contraste, pero sobre todo del equilibrio que debe lograr para no caer a un abismo que lo aniquila. 

El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo.

(Nietzsche, 2003, p. 38).

 En la obra mencionada, introduce además el concepto de las tres transformaciones del espíritu: el hombre es primero un camello que soporta la carga del “tú debes”, luego un león que quiere conquistar su libertad contraponiendo su voluntad (el “yo quiero”). Finalmente, un niño que ya no quiere la carga y acepta la vida tal como es.; una voluntad afirmativa capaz de crear nuevos valores. 

Tres transformaciones del espíritu he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.

(Nietzsche, 2003, p. 55).

El tratamiento de la noción de equilibrio resulta primordial en adolescentes que están atravesando el dificultoso camino de la construcción de sus identidades. A su vez, pensar la infancia de manera no cronológica supone una ventaja significativa a la hora de planificar contenidos y actividades. 

En Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida(publicada en febrero de 1874)) Nietzsche se muestra crítico de la historia. Sostiene que su exceso daña lo viviente. En clara oposición a Hegel, no la cree completa y la clasifica en tres especies: distingue una historia monumental, en la que el hombre es un ser activo que persigue un objetivo; una anticuaria, en la que el sujeto persevera y venera lo que ha hecho, y finalmente, una crítica, que provoca un sufrimiento del que se necesita escapar. 

Cada una de las tres concepciones es válida tan solo en un suelo y en un clima particulares: en cualquier otro terreno crece como hierba devastadora.

(Nietzsche, 2000, p. 49 – 58).

Así, la exhortación a la superación del sujeto, su fe en un niño capaz de crear nuevos valores y la afirmación de una historia para la acción y para la vida, deberían estar, según mi opinión, presentes en todos los cursos donde se pretenda enseñar filosofía.

Conclusiones

Consideramos que tanto el idealista absoluto como los dos maestros de la sospecha, son autores imprescindibles para la enseñanza de filosofía en nuestras escuelas secundarias. El minucioso abordaje teórico de Hegel, la firme convicción de Marx de la necesidad de una filosofía práctica, y la exhortación de Nietzsche al surgimiento de un sujeto que supere la tensión entre lo perfecto y lo imperfecto, constituyen pilares fundamentales para el estímulo y la motivación del pensamiento crítico. 

Por las razones expuestas durante el desarrollo de esta ponencia, estimamos esencial la consideración de estas tres herramientas al guiar a los jóvenes a través del pensamiento filosófico: dialéctica, revolución y un martillo no deberían estar ausentes a la hora de afrontar la enseñanza y el aprendizaje de la filosofía.  

Bibliografía

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