Llevaban semanas diciendo por la radio que nuestro país pronto sería invadido por una horda de monstruos que se acercarían por todos los rincones de la frontera.
El gobierno decía todo el tiempo que nuestro papel como ciudadanos patrióticos era defender nuestro territorio a toda costa y, de ser necesario, luchar codo a codo para expulsar a aquellos seres indeseables.
En el internet, en la televisión y el radio no paraban de llegar informes terribles sobre el avance inminente de aquella horda.
Todos teníamos mucho miedo de lo que pudiera ocurrir si los monstruos conseguían llegar hasta donde estábamos.
El gobierno había dicho en varias ocasiones que, con su simple presencia, estos seres podían cambiarlo todo para nosotros, podían apoderarse de todo lo que teníamos y arrebatarlo de nuestras manos, terminarían causando tal estrago que no había certeza de que todo volviera a la normalidad.
¿Y si nada volvía nunca a la normalidad? ¿Y si terminábamos sumidos en la más absoluta oscuridad?
No sabíamos cómo prepararnos para esos instantes en los que se desataría la furia y la locura en las calles.
Luego de unos angustiosos meses esperando, por fin estaba claro que aquellos seres despreciables llegarían en cualquier momento por el sur de la frontera.
Las sirenas estaban encendidas, y el código rojo se había activado.
Al verlos de cerca en la señal digital del canal de noticias, todos pudimos comprobar que eran mucho más espantosos de lo que habíamos imaginado.
No solamente estaban sucios y desaliñados, también era evidente que traían consigo muchas enfermedades.
No podíamos tolerar su presencia, era necesario atacar lo antes posible antes de permitir que pusieran un pie en nuestra gran nación, en una nación bendecida.
Antes de darnos cuenta, las fuerzas militares por fin habían abierto fuego para nuestro gran alivio, aniquilando tajantemente a nuestros invasores.
¡Habíamos triunfado!
Hoy, en el plano internacional, la gran mayoría de un grupo de inmigrantes indocumentados conocidos como “La horda” fueron masacrados al intentar conseguir asilo en el país vecino mientras se acercaban a la frontera sur.
La Comisión Mundial de Derechos Humanos está trabajando incansablemente para encontrar a los mayores perpetradores de esta tragedia.
Mientras tanto, se habla de una posible psicosis colectiva ya que los dirigentes de las fuerzas locales en las poblaciones fronterizas comentan que, justo antes de abrir fuego ante “La horda” todos veían monstruos.
Los mantendremos informados ante nuevos avances en el caso.