Momentos vitales: tres poemas cortos

Denuncia

Ninguna casa

para mis palabras,

vuelvo a hablar libre

con la antorcha verde,

enciendo la esperanza que se pierde

en el desorden de la especie

que sueña un sueño antiguo

de crueldades de caníbales.

Vuelvo a hablar del enlace biológico,

del árbol genealógico

que une

un hombre a otro hombre.

Vuelvo a hablar del grito vegetal,

del llanto brutal

de la infancia

con el hambre enterrada

de pestilencias exacerbadas

de corrupción y crueldad

que huelen a muerte.

Vuelvo a hablar del hombre que justifica

sus entrañas podridas de maldad

que sirven de alimento a las ratas.

Hablo de los hombres perdidos

en el último triunfo

del cuervo tenaz de la traición.

Hablo por el destino del niño

que no quiere morir

arrastrado por caminos sangrientos.

Grito contra quien usa la guerra

como experimento

para exaltar el poder,

hiriendo cielos

de amor cortado

con cuchillos de egoísmos

que confunden el hombre con la bestia.

Maleta

Llevo en el cuerpo de los ojos

ninfeas de vida,

aprendo lecciones de corazón,

escucho fragmentos de universo

y sonrío con el ojo inmerso

en amplias ramas

rebosantes de gestos de amor,

encallados en los cantos de pájaros

que me enseñan a volar,

sin apagar

mi vieja sed de vuelo.

Espiga

No sufrir las aguas que llegan,

en algún lado encontrarás una isla,

hay pocas, sí, pero

en las distancias pulsadas

puedes abandonarte

al sonido dulce de entregarse

espiga al viento

que a finales de junio

cierra los ojos con sentimiento,

mojada de la lluvia del verano,

mientras el sol la seca con una mano.

Salir de la versión móvil