Mis más sinceros bemoles: entre la música, la calle y los cuates

Mis más sinceros bemoles reseña

Ficha técnica

Autor: Armando Rosas

Título: Mis más sinceros bemoles: Historia de una banda de rock. (2022).

Idioma original: español.

Editorial: Cisnegro.

Reseña del libro

No generalizo, pero en algún momento de nuestra adolescencia muchos quisimos hacer una banda de rock. Armando Rosas no fue una excepción, todo lo contrario; su pasión por la música lo llevó a convertirse en compositor, cantautor, profesor, fundador de la banda de culto Camerata rupestre, creador de la banda sonora de la exitosa película El violín (2006) y, no conforme con ello, escritor de la novela Mis más sinceros bemoles: Historia de una banda de rock.

A partir de sus experiencias personales y un enorme bagaje cultural y sobre todo musical, el autor nos cuenta la historia de Graco, un músico adolescente que forma una singular banda de rock, cuyo estilo consiste en mezclar la música popular con la llamada música clásica. A partir de esta mezcolanza, el autor diluye los géneros, como lo hace su propia novela, y promueve la revaloración de la música popular mexicana y latinoamericana. Como contrapunto a la historia, Armando Rosas nos presenta algunos fragmentos de sus canciones a lo largo de la novela. Destacan letras callejeras, como los mismos personajes, que se nutren de las experiencias de la ciudad y de una tradición tan amplia que va desde el grito del pregonero, pasando por los ritmos del huapango y las letras del bolero, hasta el Libertango de Piazzolla.  

En ciento ochenta páginas, Armando Rosas nos lleva por distintos lugares de la Ciudad de México e incluso de la República, con el objetivo de retratar –inevitablemente con cierta nostalgia– el contexto citadino de su juventud –sus sonidos, sus márgenes y su gente–, y también para enseñarnos que la música es una aventura colectiva, de camaradería, de reconocimiento del otro. 

Podríamos decir que la ópera prima de Armando Rosas pertenece a la novela de formación. Desde que su amigo Martín Galeana le enseña las primeras pisadas de la guitarra, el joven Graco perseguirá un objetivo: convertirse en músico. A lo largo de la novela, el protagonista se relacionará con maestros, compañeros y personas comunes y corrientes que le enseñarán a honrar la música, a dignificar el escenario, a no despreciar géneros, a sentirse parte de una tradición, pero sobre todo a ser consciente de que la música también es una experiencia vital que involucra todos los sentidos.

Una de las virtudes de la novela es su ritmo. Las letras de las canciones, las reflexiones en voz de los personajes y la abundancia de acontecimientos se intercalan a paso ligero. La lectura es ágil, pero no por ello superficial. Con una intención quijotesca, los músicos andantes dialogan, reflexionan y experimentan aventuras dignas de ser contadas.

La novela, además de hablar sobre la música, sus implicaciones y sus relaciones –por ejemplo, durante la reflexión que hace Graco sobre el box y la música–, por momentos llega a tocar fibras profundas que nos conmueven. Destaco la secuencia más larga: el viaje a la playa, que abarca cuatro capítulos. Sin adelantar la trama, podemos decir que, a partir de esta aventura, Sandro, amigo de Graco y miembro de la banda de rock, recibirá el mayor aprendizaje: ser consciente de sí mismo a partir de dos premisas fundamentales: 1) estamos vivos y 2) vamos a morir.

Acercarse a la primera novela de Armando Rosas es recuperar el “tiempo perdido” de la juventud, es explorar la música y replantear sus límites. Mis más sinceros bemoles es un canto a la juventud, a sus desastres y a sus aciertos, a sus sueños y a sus realidades. De ella quedan la calle, los cuates y, por supuesto, la música.  

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