¿Asombro o temor? Breve reflexión en torno al desarrollo tecnológico y la IA 

Dick tracy Reflexión sobre la IA y el desarrollo tecnológico

Hace poco, alguien me comentaba lo sorprendente que es ver lo que está sucediendo con el uso de las nuevas tecnologías: la inteligencia artificial y el reciente Chat Gpt, y me preguntó si yo sentía esa misma sorpresa y emoción ante estos hechos; mi respuesta fue que para mí no es del todo sorprendente; sabía que en algún momento esto iba a suceder, porque yo, de una u otra forma, lo había imaginado en mi infancia y en mi adolescencia; soy de la generación conocida como “Baby Boomer”.

Uno de los hábitos que me ayudaron a aprender a leer y tener el gusto por la lectura, fue –cada semana– leer diferentes tipos de historietas, sobre todo los domingos; en esos días, mis lecturas favoritas eran las tiras cómicas que en aquel entonces (década de los sesenta) traían los periódicos. Leía Las aventuras de Tarzán, Príncipe  Valiente o Educando a papá, y una historieta que era mi favorita, la cual tenía como personaje principal a un detective que usaba un reloj con el que se podía comunicar con otras personas y ¡también verlas!; cómo olvidar a Dick Tracy y su reloj “inteligente”, como hoy le llamaríamos.

En la época del auge de la televisión, podía ver programas que tocaban temas de ciencia ficción, pero yo creo que nos mostraban un posible futuro, como Los Supersónicos y Perdidos en el Espacio; lo que tenían en común estos dos shows era que, en ambos, las familias interactuaban con robots con los cuales tenían conversaciones.

Pongamos por ejemplo al Robot YM-3-B-9 (“Blinky Rodney”), de la serie Perdidos en el Espacio, que en ocasiones era mal usado por el Dr. Zachary Smith, fuera solamente para su beneficio personal o para sabotear alguna acción de la familia Robinson; por su parte, en los Supersónicos, la Robot de nombre Robotina, era considerada un miembro más de la familia e incluso mostraba emociones, como al llorar ante una situación de alegría o tristeza, que llegaba a tener la familia Sónico.

Recientemente, en el periódico Publimetro se publicó un artículo titulado “Los Supersónicos: 13 objetos de la serie futurista que se convirtieron en realidad”; algunos de los ahí mencionados son: aspiradoras robóticas, tabletas, casas “inteligentes”, drones, hologramas, entre otros.

No puedo olvidar que en la televisión vi los primeros pasos del hombre en la Luna (algo que quizás las generaciones recientes no pueden sentir o entender); claro que no faltará quien me recuerde que ya hay exploraciones, con robots, en el planeta Marte, pero esto en lugar de causarme alegría o asombro me causa preocupación y tristeza; ¿será posible que en el futuro la humanidad vaya a poblar un nuevo planeta solamente para destruirlo tal y como estamos haciendo con en el que actualmente habitamos?, ¿se cumplirá lo que se relata en el libro Crónicas Marcianas, escrito por Ray Bradbury?

Ya estudiando en el CCH Azcapotzalco, por fin pude ver una película de la cual había oído hablar cuando estudiaba la secundaria; en ella, unos tripulantes de una nave de nombre Discovery 1 cuyo destino es llegar a Júpiter, tienen comunicación e interrelación con una computadora de nombre HAL 9000 para poder dirigir la nave, así como para mantener una comunicación constante con la Tierra. No obstante, se presenta una falla en el sistema de comunicación, ante lo cual los astronautas tienen que desconectar la computadora para poder corregir tal error; sin embargo, HAL 9000 se entera de las intenciones de los tripulantes, leyendo sus labios durante sus conversaciones, y provoca la muerte de algunos. Esta película es 2001: Odisea en el Espacio.

Posteriormente, ya estudiando en la universidad, fue estrenada otra película inquietante: Blade Runner, en donde hay androides llamados “replicantes”, construidos físicamente a semejanza de los humanos, pero aparentemente sin sentimientos y con más fuerza. No obstante, sus creadores no contaban con que algunos pudieran desarrollar sentimientos al igual que cualquier persona; hecho que genera que los replicantes, al darse cuenta de que estaban siendo explotados por los humanos, se rebelen. Es en este momento cuando aparece un cazador de replicantes rebeldes identificado como “Blade Runner”, cuya misión es “retirar” (liquidar) a los androides “descompuestos”.

Ante estos tres ejemplos (Robotina, HAL 9000 y los replicantes), de máquinas que aparentemente tienen y desarrollan sentimientos por sí mismas, cabe preguntar, ¿esto puede suceder realmente? No creo que esto pueda suceder así; el comportamiento de tales seres artificiales depende de la información suministrada por sus creadores, así como de la intención que tengan estos últimos, por lo cual el temor debería ser hacia ellos, pues es el humano quien a lo largo de la historia ha demostrado avaricia por el dinero y el poder, actuando sin sentimientos ni ética con tal de lograr sus objetivos.

Una prueba de esto último puede leerse en un cuento de Roald Dalh, titulado “El gran gramatizador automático” (publicado por primera vez en 1996), en donde un inventor llamado Adolph Knipe crea una máquina capaz de producir “cualquier tipo de relato, simplemente apretando el botón correspondiente” (¿no suena parecido al Chat GPT?). Knipe le muestra las maravillas que puede hacer esta máquina a una persona con muchos recursos económicos, el Sr. Bohlen, y juntos montan una agencia literaria cuyo principal objetivo es convencer a escritores para que solamente den su consentimiento para poner sus nombres en las obras, como si ellos fueran los autores de los escritos de la máquina, claro está, con el respectivo reparto de ganancias entre escritores, editor e inventor. Y, como usando la máquina pueden publicar hasta un libro mensualmente, las ganancias son enormes. Lo interesante de este cuento es que lo relata un escritor que se negó a participar en el negocio de Knipe y Bohlen, prefiriendo escribir a su ritmo y de acuerdo a su imaginación e inspiración, mientras sus hijos lloran de hambre.

Por lo mencionado, es importante que en este momento todas las generaciones salgamos pronto de nuestro asombro y, de ser posible, a la par que aprovechemos también vigilemos el uso correcto de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial. Y esperemos que nunca nos suceda lo mismo que a Víctor Frankenstein, quien creó un ser con partes de diferentes personas muertas, en el cual es despertado odio y deseo de venganza al ser rechazado por las personas debido a su aspecto y origen, volviéndose contra su creador.

Referencias

* Imagen de artículo: Brecht Bug, 2020. (1931 Dick Tracy Police Detective Comics Character Stamp 7912), Licencia CC BY-NC-ND 2.0.

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