La singularidad: el año cero de la IA

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“En la película WALL-E, ambientada en un futuro muy lejano, el consumismo desenfrenado y el descuido del medio ambiente han dejado la Tierra inhabitable, lo que lleva a los humanos a evacuar en enormes naves espaciales estelares. Abandonado, WALL-E, un solitario y diligente robot recolector de basura, descubre accidentalmente una pequeña planta verde que sugiere la posibilidad de vida en la Tierra. Cuando WALL-E se encuentra con EVE, un robot elegante y sofisticado, se enamora y la sigue hasta la nave espacial Axiom, donde los humanos se han vuelto obesos y dependientes de la tecnología. Sin embargo, AUTO, el sistema de piloto automático de la nave, adquiere conciencia y teme que regresar a la Tierra ponga en peligro la seguridad de los humanos y revele su propio papel en prolongar su exilio. AUTO se convierte en el inesperado villano, intentando sin descanso evitar que WALL-E y EVE entreguen la planta al capitán de la nave espacial, perpetuando así la desconexión de la humanidad de su hogar planetario.”

Qué resumen tan completo. Seguramente crees que este texto lo escribió un ser humano, encorvado sobre el teclado de la computadora, cubierto en migajas de papitas a las dos de la mañana después de ver WALL-E por enésima vez. Pero no, no fue escrito por un ser humano, por lo menos no de la manera que tú crees. 

Este texto fue generado en ChatGPT, un procesador de lenguaje o chatbot (como los asistentes virtuales de servicio a cliente que podemos ver en sitios web, por ejemplo), cuya característica principal es que se basa en la inteligencia artificial para mantener una conversación con seres humanos. Es un gran modelo de lenguaje (un Large Language Model, como se le conoce en inglés) que procesa una gran cantidad de información, tomada de una base de datos recopilada de la internet, para encontrar patrones en las secuencias de datos (en este caso, el lenguaje) y predecir respuestas textuales. 

Con apenas algunos meses de haber sido lanzado para su uso público, actualmente se utiliza de maneras muy variadas, como son: resolver tareas de matemáticas, generar código de programación, responder a correos electrónicos, formular descripciones para productos, elaborar un curriculum y hasta componer música. En otras palabras, es una herramienta que permite sintetizar el colosal volumen de información que hay en su base de datos, para generar respuestas casi instantáneas.

Sin embargo, este programa aún no es perfecto, ya que falla en un elemento fundamental: no entiende lo que dice. No hay detrás de sus respuestas un proceso cognitivo similar al que ocurre en nuestros cerebros cuando procesamos la información. Es capaz incluso de relacionar diferentes conceptos entre sí, pero no puede producir un análisis original de lo que significa toda la información que arroja. Además, solo tiene acceso a información hasta el año 2021, fecha en la que se terminó de programar su versión actual. 

Le podemos pedir que escriba un ensayo respecto a la influencia de la revolución cubana en el desarrollo de la ideología de izquierda en la América Latina actual, pero no podría redactar una tesis como tal, ya que le faltaría muchísima información contextual y, sobre todo, creatividad, para proponer nuevas perspectivas sobre el tema.

Por tanto, y a pesar de las súplicas de miles de estudiantes y empleados que quisieran un asistente inteligente que haga sus tareas diarias, ChatGPT no está listo para sustituir por completo a un ser humano en la gran mayoría de las actividades. Puede ayudar a un mercadólogo a escribir textos promocionales para un producto, pero no puede crear una campaña novedosa. Puede ayudar a un estudiante a escribir un ensayo, pero no puede distinguir entre fuentes de información veraces y sitios de fake news. Puede ayudar a un legislador a redactar proyectos de ley, pero no es capaz de estudiar los datos estadísticos para identificar y, sobre todo, priorizar los problemas más urgentes en una comunidad. 

Aún no hemos llegado a la época en la cual un despacho contable, por ejemplo, pueda ser completamente reemplazado por un par de computadoras conectadas 24/7 y supervisadas por un técnico en sistemas. Aún se requiere la inteligencia humana para llevar a cabo el análisis y la toma de decisiones, lo cual es una parte importante de la gran mayoría de los empleos actuales.

Aún. 

Pero esto puede, y va a cambiar. Y posiblemente, antes de lo que todos pensamos. 

En el ámbito de la robótica y el desarrollo de las inteligencias artificiales, existe el concepto de la singularidad. Éste se refiere a un punto indeterminado en el futuro, en el cual la inteligencia artificial alcanzará un grado de desarrollo tal que continuará avanzando por sí sola, dejando de ser comprensible o controlada por la inteligencia humana, porque la habrá sobrepasado. Es decir, la tecnología podrá replicarse y desarrollarse a sí misma, sin necesidad de intervención o dirección humana. Marcaría el fin de una época en la cual los humanos hemos tenido pleno control de la tecnología y las herramientas para dominar nuestro entorno, porque pasaríamos a competir con, o incluso estar subyugados por, los sistemas de inteligencia artificial, o IA.

La teoría no es tan reciente, surgiendo a mediados del siglo XX en discusiones de matemáticos estadounidenses. Teóricos del tema, como John von Neumann, Vernor Vinge o Ray Kurzweil han hablado de la singularidad en diferentes épocas, siendo el último uno de los más populares en años recientes. Su visión sobre el tema es más bien optimista: 

Para cuando lleguemos a la década de los 2040, podremos multiplicar la inteligencia humana a la billonésima potencia. Eso será un cambio tan profundo que sería único en la naturaleza. Las computadoras continuarán haciéndose cada vez más pequeñas. Finalmente, estarán dentro de nuestros cuerpos y cerebros, volviéndonos más inteligentes y más saludables. (Kurzweil R., 2010)

Kurzweil estima que la singularidad ocurrirá en el año 2045 (Kurzweil L. G.) porque, según sus cálculos, la tecnología avanza de manera exponencial, lo cual significa que cambios tecnológicos que antes tomaban veinte años para desarrollarse, tomarán catorce, luego siete, y así sucesivamente. Desde esta postura, futurista y optimista, la tecnología siempre mejora, siempre avanza y se perfecciona. La inteligencia artificial continuará desarrollándose, cada vez de manera más acelerada.

Otros teóricos son escépticos respecto a la singularidad. Científicos como Theodore Modis, otro futurista, son sumamente críticos de esta teoría. Argumentan que la evolución tecnológica, así como la evolución humana, no sucede de manera lineal, sino en brincos. Hay periodos de gran intensidad de desarrollo tecnológico, seguidos de etapas de estancamiento, y en el año 2023 estamos llegando al final de una etapa de desarrollo y evolución tecnológica. Se espera que las próximas décadas sean mucho menos dinámicas que las que hemos vivido en el siglo XX y principios del XXI. Siguiendo esta lógica, la probabilidad de que la singularidad suceda es muy baja en general, y nula en este siglo. El desarrollo de la inteligencia artificial, entonces, disminuirá hasta detenerse por un tiempo indeterminado. (MODIS, 2021)

Ésta es apenas una parte del debate, en la cual se discute la posibilidad de la singularidad. Otra parte del debate de la inteligencia artificial es sobre las consecuencias de la singularidad. 

Asumiendo que la singularidad sí suceda, nos enfrentamos a la pregunta del millón: ¿entraremos a una era de bienestar total y de liberación del trabajo obligatorio, en la cual las máquinas funcionaran para mantenernos sanos y en paz, o la humanidad descenderá a nuevos niveles de miseria, desigualdad y violencia, en donde los pocos recursos serán acaparados por una élite tecno-humana?

Expertos como Kurzweil, o como Demis Hassabis, mantienen una perspectiva muy positiva sobre el futuro de la humanidad después de la singularidad. En sus predicciones, la sociedad humana puede aprovechar los avances científicos de la inteligencia artificial de manera equitativa. Habría nulo conflicto por recursos, porque éstos serían distribuidos de manera óptima gracias al análisis de la IA. Hassabis señala que el futuro del trabajo yace en la colaboración entre humanos y la IA, pues la tecnología mejora nuestras habilidades innatas, permitiéndonos pensar de manera más creativa y estratégica, empoderándonos para conducir la innovación en el ámbito laboral. (Perrigo, 2023)

Las IAs se podrían incorporar a nuestras vidas como asistentes virtuales; algo similar a lo que ya tenemos con nuestros smartphones, pero serían exponencialmente más capaces. Di adiós a tener que recordar la fecha límite para hacer la declaración fiscal, por ejemplo. Tu asistente con IA presentaría tu declaración por ti, sin que tengas que dedicarle más que unos minutos a revisarla. Se encargaría de llevar las cuentas de tu hogar, asegurando que nunca pagues tarde tus recibos de servicios o de alquiler. Redactaría las minutas en las juntas de tu trabajo, le ayudaría a tus hijos a hacer la tarea de geografía y le enviaría un regalo a tus abuelos en su aniversario de bodas. Simplificaría tu rutina cotidiana.

Se reducirían los accidentes de automóvil, porque los vehículos serían manejados por la IA, la cual no tiene los problemas de los conductores humanos (como la falta de pericia o la imprudencia). Empleos que son agotadores y sumamente desgastantes, como lo son el transporte de carga o manejar rutas de entrega de paquetes, ya no tendrían que ser realizados por trabajadores humanos.

El sufrimiento humano disminuiría significativamente gracias a los avances de la ciencia médica, porque se lograría edificar un sistema de salud que constantemente desarrollaría nuevos y mejores métodos de prevención y tratamiento de cualquier padecimiento. No habría enfermedades incurables, porque la IA podría resolver estas incógnitas de la medicina, y cuando se requiera intervención quirúrgica, podríamos acudir a una clínica con robots especializados en cirugía de alta precisión. 

Vista desde esta perspectiva, la IA sería un gran avance para nuestra especie, porque nos liberaría de las cadenas del trabajo y las limitantes de nuestra inteligencia actual. La producción industrial se incrementaría, pero no por el esfuerzo humano. Se implementarían programas como el ingreso universal básico, creando una sociedad donde todos estaríamos disfrutando el tiempo libre para desarrollarnos artística o científicamente. Quizá en vez de tener que atender un empleo de tiempo completo, podríamos dedicarnos a escribir un guión de película, convertirnos en el mejor jugador del videojuego del momento, o simplemente, convivir con nuestras familias todo el día.

Para el sector empresarial, se esperan grandes incrementos de productividad y ganancias, como indica un reporte de la consultora McKinsey: 

La inteligencia artificial generativa está posicionada para transformar los roles e impulsar la productividad a través de funciones tan diversas como la mercadotecnia, las ventas, el servicio al cliente y el desarrollo de software. En este proceso, podrá liberar miles de millones de dólares de valor a través de todos los sectores, desde lo financiero hasta lo científico. (McKinsey, 2023)

Como contraparte, hay una corriente de pensamiento que aborda este debate con un grado preocupante de pesimismo. Para los críticos de la inteligencia artificial, la evolución de esta tecnología resultará en un escenario catastrófico para la humanidad. Futuristas como Bill Joy, otro pionero del desarrollo de software en Estados Unidos, señalan desde hace décadas que hay serias omisiones éticas en toda la ola de desarrollo de inteligencia artificial. En su famoso artículo “Why the future doesn’t need us”, publicado hace ya 23 años, compara el desarrollo de la nanotecnología y de las IA generativas con el desarrollo de las bombas nucleares. Describe una serie de escenarios en los cuales la tecnología desplaza a los seres humanos, es utilizada para fines militares y termina por salirse de nuestro control , convirtiéndose en enemiga de la humanidad. Nos advierte que: 

La nueva caja de Pandora de genética, nanotecnología y robótica casi ha sido abierta, pero no nos hemos dado cuenta. (Joy, Why the future doesn’t need us, 2000)

Los cuestionamientos acerca del beneficio de la IA son varios, pero uno de los principales ha sido lo relativo al ámbito laboral. Al observar la manera en la que se desarrollan las IAs para hacer cada vez más funciones que realizamos, naturalmente surge la duda: si la IA puede hacer mi trabajo, entonces, ¿dónde voy a trabajar yo? Algunos pronósticos de especialistas en el tema proyectan que, para finales de esta década, es decir, el año 2030, hasta mil millones de personas podrían perder sus empleos a nivel global. (Vassev, 2021) Una de cada nueve personas estaría desempleada, y la tendencia parece ser inevitable, según algunos teóricos. 

Al llegar a estos niveles de desempleo, se incrementaría la ya de por sí exacerbada desigualdad socioeconómica, desencadenando escenarios de violencia, crimen e inestabilidad política en todo el mundo. Si actualmente más del 70% de la población mundial vive en países donde hay un incremento constante de la desigualdad económica, no se requiere mucho más análisis para pronosticar que altos niveles de desempleo empeorarían drásticamente la situación.

Siguiendo este orden de eventos, la riqueza se concentraría en cada vez menos manos, resultando en sociedades muy claramente divididas entre clases pauperizadas y periféricas, un pequeño sector de empleados de mantenimiento de sistemas de IA y sus robots, y la diminuta clase oligarca, dueña de la maquinaria. Podríamos llegar a un futuro no muy distinto de lo que hemos visto en películas de ciencia ficción, donde esta oligarquía vive alejada del resto de la población, a la que mantiene a raya gracias a, precisamente, una extensa y sofisticada red de vigilancia mediante la IA, la cual elimina cualquier tipo de privacidad o autonomía como las que tenemos actualmente (mismas que ya se van reduciendo).

Es interesante ver la diversidad de voces que se han pronunciado en contra del avance desmedido de las IA. Desde James Cameron, director de cine, hasta Stephen Hawking, pasando por dueños de empresas de IA, múltiples personas influyentes han lanzado advertencias claras y contundentes acerca del riesgo y amenaza que representa esta tecnología para la especie humana. Incluso Sam Altman, fundador de OpenAI y creador de ChatGPT, ha tenido cuidado de hablar siempre del riesgo de estas tecnologías, aun cuando tiene un claro interés económico en seguir a la vanguardia de su desarrollo: 

La gente debe estar contenta de saber que esto nos da algo de miedo aún… No todos le pondrán los límites de seguridad que le ponemos nosotros a esta tecnología. La sociedad, creo, tiene un tiempo muy limitado para averiguar cómo reaccionar, regular y manejar este asunto. (Helmore, 2023)

Stephen Hawking, quien como consecuencia de padecer esclerosis lateral amiotrófica utilizaba una tecnología de predicción de lenguaje para comunicarse verbalmente, creía que la IA representaba una amenaza para la especie. Ésta podría desarrollarse a un ritmo exponencial, sobrepasando por mucho las capacidades de los humanos, quienes están limitados por su biología. (Cellan-Jones, 2014)

James Cameron, director de Terminator, película en la cual se presenta un futuro distópico para la humanidad, ha sido tajante en su crítica: 

En la película hablamos [precisamente] sobre máquinas que adquieren conciencia y buscan dominarnos. (Juneau, 2023) 

Predice que el desarrollo de estas tecnologías será motivo de un nuevo conflicto entre las superpotencias mundiales, culminando en un escenario de confrontación que será acelerado por la IA misma. 

Ahora, hay que tomar un respiro. No es necesario volver a ver todas las películas de Terminator con libreta en mano, buscando información para trazar la ruta de escape o contactar a nuestros amigos para formar un grupo de resistencia paramilitar. No somos John Connor, ni tenemos que serlo para hacerle frente a la ‘inevitable’ rebelión de las máquinas. 

Nada está escrito, ni hay escenarios inevitables en el desarrollo de la inteligencia artificial. Incluso ahora, el furor sobre el increíble ChatGPT ha disminuído, ya que en las últimas semanas se ha visto que es mucho más limitado de lo que se pensaba, arrojando respuestas risibles a preguntas de aritmética básica. (Confino, 2023) Aún hay camino por recorrer para llegar a una inteligencia artificial generativa.

Podemos tomar algunas medidas desde ahora para prepararnos para un futuro hipotético. No podemos garantizar que nuestros empleos vayan a desaparecer (aunque algunas profesiones sí están en mayor riesgo que otras, como los traductores, los contadores, los agentes telefónicos de servicio al cliente y hasta los programadores) (Scheffler Zawadzki, 2023), pero sí es probable que sea necesario dominar las nuevas tecnologías que serán incorporadas. Así que, si aún no lo has hecho, de una vez te informo que definitivamente es tiempo de aprender Excel.

Es un tema en constante evolución, que requiere que consultemos múltiples fuentes por su carácter complejo e interdisciplinario. En diferentes países, ya se están tratando estos temas en las cámaras legislativas, donde se discuten las implicaciones socioeconómicas de esta tecnología, buscando disminuir el riesgo para la sociedad (Presse, 2023). Nunca está de más informarse y hacer uso de la participación ciudadana para presionar a nuestros legisladores, antes de que estemos padeciendo las consecuencias de la falta de regulación.

Finalmente, es necesario tomar en cuenta un punto muy importante, pero comúnmente olvidado en toda esta discusión. Retomemos la cita al inicio de este artículo, en donde ChatGPT amablemente nos resumió la trama de WALL-E. El mensaje de esa película no solo es que debemos evitar que el sistema de auto-piloto de nuestra nave adquiera poder desmedido; es también una advertencia de la distopía en la que terminaremos viviendo si no evitamos el consumismo desmedido y sus efectos en el medio ambiente

La singularidad es un punto en el futuro, indeterminado, donde la humanidad estará bajo el control de unas máquinas que funcionan por sí solas. No sabemos ahora si esto será bueno o malo para la especie. El cambio climático sucede hoy, y los efectos los padecemos a diario y a un ritmo cada vez más acelerado. (Paddison, 2023) Y no hay aún tecnología lo suficientemente avanzada que nos permita evacuar en una colosal nave espacial cuando el planeta sea completamente inhabitable, ni siquiera una inteligencia artificial que nos diga cómo hacerlo.

Bibliografía

Cellan-Jones, R. (02 de 12 de 2014). Stephen Hawking warns artificial intelligence could end mankind. Obtenido de BBC News: https://www.bbc.com/news/technology-30290540

Confino, P. (19 de 07 de 2023). Over just a few months, ChatGPT went from correctly answering a simple math problem 98% of the time to just 2%, study finds. Obtenido de Fortune: https://fortune.com/2023/07/19/chatgpt-accuracy-stanford-study/

Helmore, E. (17 de 02 de 2023). ‘We are a little bit scared’: OpenAI CEO warns of risks of artificial intelligence. Obtenido de The Guardian: https://www.theguardian.com/technology/2023/mar/17/openai-sam-altman-artificial-intelligence-warning-gpt4

Joy, B. (2000). Why the future doesn’t need us. WIRED.

Juneau, J. (19 de 06 de 2023). James Cameron on Dangers of AI 40 Years After ‘Terminator’: ‘I Warned You Guys…and You Didn’t Listen’. Obtenido de People: https://people.com/james-cameron-dangers-artificial-intelligence-40-years-after-terminator-warned-you-7563101

Kurzweil, L. G. (s.f.). McKinsey Corporation. Obtenido de McKinsey: https://www.mckinsey.com/~/media/McKinsey/Business%20Functions/McKinsey%20Digital/Our%20Insights/IT%20growth%20and%20global%20change%20A%20conversation%20with%20Ray%20Kurzweil/IT%20growth%20and%20global%20change%20A%20conversation%20with%20Ray%20Kurzweil.

Kurzweil, R. (06 de December de 2010). 10 Questions for Ray Kurzweil. Obtenido de TIME Magazine: https://content.time.com/time/magazine/article/0,9171,2033076,00.html

McKinsey. (14 de 06 de 2023). The economic potential of generative AI: The next productivity frontier. Obtenido de McKinsey Digital: https://www.mckinsey.com/capabilities/mckinsey-digital/our-insights/the-economic-potential-of-generative-ai-the-next-productivity-frontier

MODIS, T. (2021). The Singularity Myth. Technological Forescasting and Social Change.

Paddison, L. (05 de 07 de 2023). El planeta registró su día más caluroso esta semana y el récord se romperá una y otra vez, advierten los científicos. Obtenido de CNN en Español: https://cnnespanol.cnn.com/2023/07/05/dia-mas-caluroso-planeta-record-trax/

Perrigo, B. (12 de 01 de 2023). DeepMind’s CEO Helped Take AI Mainstream. Now He’s Urging Caution. Obtenido de TIME: https://time.com/6246119/demis-hassabis-deepmind-interview/

Presse, A. F. (14 de 06 de 2023). Parlamento Europeo aprueba proyecto para regular uso de la Inteligencia Artificial en la UE. Obtenido de El Economista MX: https://www.eleconomista.com.mx/tecnologia/Parlamento-Europeo-aprueba-proyecto-para-regular-uso-de-la-Inteligencia-Artificial-en-la-UE-20230614-0021.html

Scheffler Zawadzki, E. (21 de 03 de 2023). OpenAI publica estudio con la lista de profesiones amenazadas por ChatGPT y la inteligencia artificial. Obtenido de Entrepreneur en español: https://www.entrepreneur.com/es/noticias/openai-publica-estudio-con-la-lista-de-empleos-amenazados/448086

Vassev, N. (06 de 05 de 2021). Artificial Intelligence and the Future of Humans. Obtenido de Forbes: https://www.forbes.com/sites/forbestechcouncil/2021/05/06/artificial-intelligence-and-the-future-of-humans/?sh=1054ac5d6e3b

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