La escuela de Mileto: Tales, Anaximandro y Anaxímenes

La escuela de Mileto: Tales Anaximandro y Anaximenes

Introducción

La historia de la filosofía ha denominado filósofos presocráticos, a los pensadores griegos que desarrollaron sus sistemas entre los siglos VII y V a.C; sin embargo, algunos de ellos, como los atomistas, son contemporáneos de Platón y Aristóteles. Estos pensadores, quienes desarrollaron sobre todo una filosofía de la naturaleza o physis, son considerados los primeros filósofos, puesto que iniciaron el despliegue de teorías racionales, para dar cuenta del origen del mundo, dejando atrás el mito y la poesía, desarrollando el logos o razonamiento.

La filosofía griega surgió en Jonia, región en la cual se unen oriente y occidente, a la que pertenecieron dos de los personajes más importantes para la historia y cultura occidental, Homero y Tales; el primero, el más grande de los poetas, y el segundo, el primer filósofo.

Características y representantes de la Escuela de Mileto

Tales, Anaximandro y Anaxímenes son los más antiguos estudiosos del cosmos –de los que se tiene noticia– y los primeros en desarrollar un pensamiento sistemático argumentativo. Los tres vivieron en Mileto y es muy probable que sus doctrinas pasaran de uno a otro. Debido a su lugar de origen, a este grupo de pensadores se le ha denominado: Escuela de Mileto, también conocida como Escuela Jónica, debido a que su ciudad se encontraba en la península Jónica, en la región de Asia Menor.

Mapa de la península Jónica en la antigüedad

Tales sentó las bases para crear una nueva forma de conocimiento, fundada en la investigación a partir de la observación y reflexión sobre la naturaleza, con el propósito de explicarla. La escuela de Mileto se caracterizó por la búsqueda del elemento primigenio o arjé del cosmos, al cual ubicaron como un solo elemento que da origen a todo. Otro rasgo común entre estos pensadores es que se valieron de las matemáticas (sobre todo Tales), y específicamente de la geometría, para desarrollar su pensamiento.

Sin embargo, no hay que imaginar esta escuela a la manera convencional y moderna, pues no tenían ningún edificio o institución a la cual se acudiera para alcanzar el aprendizaje y no existía diferencia o jerarquía entre sus miembros; a pesar de que sabemos, gracias a Teofrasto y algunos documentos doxográficos, que hubo una relación discípulo-maestro entre los tres personajes, no había una doctrina definida que fuera transmitida de uno a otro. Antes bien, el discípulo se encargó de criticar a su maestro y de crear su propia teoría sobre el principio de las cosas.

Este rasgo específico nos lleva a concluir que esa corporación que llamamos la escuela milesia no consistía en adherirse a unas tesis o unas creencias, sino en compartir un proyecto y unos métodos de investigación. No existe un cuerpo doctrinal cerrado ni se conoce el concepto de lealtad al fundador.[

(José Solana, 2008).

Los filósofos jonios se interesaron sobre todo en la naturaleza y sus leyes, en el movimiento, el cambio y la transformación de los elementos, las estaciones del año, la generación y la corrupción de los cuerpos; todos estos, sucesos cotidianos y evidentes en el mundo, no habían sido explicados más que a partir del mito. Debido a sus intereses, primordialmente físicos, estos pensadores han sido considerados filósofos naturalistas.

Como en esos tiempos no existía una separación entre filosofía y ciencia, los esfuerzos de aquellos filósofos se concentraron en desarrollar una cosmología científica con la cual explicar las leyes que rigen el universo. Por ello, sus teorías, fundamentalmente materialistas, se componen de observaciones astronómicas, físicas, matemáticas, geográficas y filosóficas; sin embargo, sus explicaciones carecen de la experimentación científica y se sustentan únicamente en la observación y el análisis racional de la naturaleza.

Tales de Mileto

Tales de Mileto, es considerado el primer filósofo occidental, y uno de los siete sabios de la antigüedad. Fue matemático y astrónomo; predijo un eclipse de sol (584 a.C.), lo que le dio gran fama y reconocimiento. Su sistema se encuentra basado en el conocimiento matemático egipcio, y en los antiguos mitos homéricos y orientales. Además, se sostiene en las propias creencias de la época, en la que no había una clara distinción entre materia y vida.

Desafortunadamente no existe ningún texto del propio Tales y todo lo que se sabe de él ha llegado a través de obras de filósofos posteriores, principalmente de Aristóteles.

Tales afirmaba que el arjé, u origen de todas las cosas, es el agua. Creía que por rarefacción ésta se convertía en aire y luego éste, por enrarecimiento, en fuego; el fuego condensado se transformaba en tierra. Así, el agua era, según él, primer principio de donde proceden todas las cosas.

La naturaleza húmeda, por su facilidad para transformarse en cada cosa, suele adoptar más variadas formas. Pues la parte de ella que se evapora se hace aire, y lo más sutil, de aire que era, se transforma en éter, mientras que el agua, comprimida y encenegada, se vuelve tierra. Por ello Tales afirmó que el principio era el agua…

(Heráclito homérico. Cuestiones homéricas, 22).

Concebía a la Tierra como un gran plato con los bordes un poco levantados, sobre la cual estaba la bóveda de los cielos, y el conjunto flotaba como un navío sobre las aguas.

Además, Tales afirmaba que lo divino no tiene principio ni fin. Se le atribuye la frase: “todo está lleno de dioses”, puesto que consideraba a la materia como un organismo vivo, capaz de moverse y cambiar. A esta idea se le conoce con el nombre de hilozoísmo.

Algunos afirman que el alma se halla entreverada en todo. Posiblemente es éste el motivo por el que Tales pensó que todo está lleno de dioses.

(Aristóteles. Acerca del alma, 411a).

Además de estas contribuciones a la filosofía, Tales realizó grandes aportaciones al campo de la geometría y la astronomía. Heredando su famoso y aún vigente teorema de Tales.

Anaximandro de Mileto

Fue geómetra, cartógrafo, matemático, astrónomo y político. Se le atribuye la creación de un mapa de la tierra habitada. Se dice que Tales fue su maestro, aunque no existen pruebas fehacientes de ello; sin embargo, es evidente que lo consideró para el propio desarrollo de su pensamiento, así como la sabiduría indoirania de los Upanishad. Gracias a Teofrasto se sabe que escribió un tratado sobre la naturaleza, del cual quedan apenas algunas frases.

De acuerdo con Anaximandro, la materia primordial o arjé no es un elemento definido, como decía Tales, sino lo indeterminado o àpeiron (lo que carece de límites), término que utilizó de manera compleja y poco clara. Considera que el àpeiron es materia primordial, ilimitada, homogénea, indeterminada, incalculable, eterna, imperecedera, fuente generadora de todos los seres y a la que todos retornan.

El principio de los seres es indefinido… y las cosas perecen en lo mismo que les dio ser, según la necesidad. Y es que se dan mutuamente justa retribución por su injusticia, según la disposición del tiempo.

Es eterno y nunca envejece (lo indefinido).

Es inmortal e indestructible (lo indefinido).

Que lo abarca todo y todo lo gobierna (lo indefinido).

(Anaximando, Fragmentos 1-3 y 6)

Afirmaba que del àpeiron surgen los cielos y los mundos (concebía la existencia de múltiples mundos), es decir, que es principio generador que segrega contrarios, los cuales luchan constantemente generando injusticia. Sin embargo, gracias a una ley cíclica que crea y destruye todo, para siempre regresar a la materia primordial, se genera la reparación del equilibrio y el restablecimiento de la igualdad cósmica.

“Hay una pluralidad de innumerables mundos coexistentes. Cada uno de ellos es perecedero, pero parece ser que hay un número ilimitado de ellos que existen simultáneamente, viniendo los mundos a la existencia en virtud de un movimiento eterno”.

(Frederick Copleston, p.25).

En su cosmogonía explica, según Pseudo-Plutarco, que el mundo surgió de la concentración de lo caliente en una esfera en torno a lo frío que rodea la tierra. Esta esfera se rompió en círculos que dieron paso a los cuerpos celestes.

Además, afirmó que la Tierra tiene forma cilíndrica, semejante a una columna y que permanece flotando en el centro del cosmos sostenida por las presiones que la oprimen por todas partes. También le atribuyó un centro de rotación sobre su eje, explicando con ello los vientos, los cuales, según él, se producen al agitarse el aire con el movimiento de los vapores que se exhalan del océano. Atribuía los terremotos a las corrientes de aire producidas por la acción de secado del sol que penetra en las concavidades de la tierra, y que al agitarse la hacían estremecer.

Este filósofo también se ocupó de estudiar los fenómenos meteorológicos, con los que intentó explicar el origen de los hombres. Concluyó que su origen fue resultado de la adaptación de los seres al clima y el medio, siendo el primero en proponer una teoría de la evolución.

Dice [Anaximandro] que los animales nacen de lo húmedo que es evaporado por el sol y que el hombre nació en un principio semejante a otro animal, concretamente, a un pez.

(Hipólito. Refutación de todas las herejías, 1.6.1)

Así pues, se puede decir que Anaximandro presentó un pensamiento más complejo y estructurado que su antecesor, Tales, intentando no sólo decir cuál fue el origen del mundo, sino cómo éste evolucionó a partir del elemento primigenio.

Anaxímenes de Mileto

Anaxímenes es el último representante milesio. La información que se tiene de él es confusa y escasa. Al parecer fue discípulo y compañero de Anaximandro y escribió un tratado semejante al de su maestro. Diógenes Laercio dice que también fue discípulo de Pitágoras y que se expresó sin darle importancia a la forma poética.

Este pensador intentó unificar la teoría del àpeiron con las teorías físicas milesias a través de un principio material: el aire, concebido como niebla o vapor, al cual le agregó algunos elementos de lo indeterminado. Igual que sus antecesores, ve al aire o elemento primordial como algo divino, que, por lo tanto, se mueve y tiene vida.

El aspecto del aire es el siguiente: invisible a la vista cuando se encuentra en su término medio, si bien se hace notar por lo frío, lo caliente, lo húmedo y al moverse.

(Hipólito. Refutación de todas las herejías, 1.7).

Concibe el cosmos como un animal viviente, dotado de respiración dentro del infinito que lo envuelve todo. De aquí proviene probablemente su concepto de que el aire es el principio primordial de todas las cosas.

Respecto al alma del hombre la consideraba como un soplo que provenía del pneuma (aliento) cósmico que envuelve todas las cosas y del que todos respiran.

Anaxímenes… declaró que el principio de los seres es el aire. Pues todo nace de él y en él se resuelve. Dice:

Así como nuestra ánima, que es aire, mantiene nuestra cohesión, así también al mundo entero lo abarca un hálito, el aire.

(Anaxímenes, fragmento 2).

Fue el primero en hablar de cambio o movimiento como tal; lo explica a través de la rarefacción y condensación. Desplaza los contrarios de Anaximandro, laxo y denso, a caliente y frío. Sostiene que del aire enrarecido proviene el fuego, del aire condensado, los vientos, el agua, la niebla, el hielo, la tierra y las plantas, por lo que, al parecer, logró hacer una distinción entre materia y estados de la materia.

La teoría de Anaxímenes tiene algunos retrocesos con respecto a su predecesor, Anaximandro; sin embargo, también se muestra mucho más compleja en otros. Por ejemplo, plantea que el aliento se enfría al ser condensado por los labios, pero que se calienta cuando se expulsa con la boca abierta; lo cual puede considerarse una demostración experimental, muy básica, de su teoría. Al ser el primer pensador en intentar este tipo de demostración, su filosofía representa un enorme avance para el pensamiento racional y científico que terminaría por desarrollarse varios siglos después.

Asimismo su explicación conlleva la creencia de que toda diferencia de cualidad es simplemente una diferencia de cantidad, principio firme de toda la física moderna.

(Alberto Bernabé, p.60).

Conclusión

La filosofía jónica fue resultado de la cúspide de una cultura, al mismo tiempo, muestra de un incipiente razonamiento filosófico y un rudimentario método científico. Las teorías expuestas por sus representantes, aunque para la actualidad primitivas, son admirables, pues a partir de la mera observación y razonamiento, realizaron proposiciones veraces, sustentadas en la naturaleza y no en la religión o la superstición; de allí su gran importancia en el estudio de la filosofía.

Bibliografía

Alberto Bernabé, De Tales a Demócrito. Fragmentos presocráticos. Madrid, Alianza, 1988.

Frederick Copleston, Historia de la filosofía. Grecia y Roma. Tomo I, ed. Liber, 2006.

Juan David García Bacca, Los presocráticos, México, FCE, 2000.

Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos ilustres. Madrid, Alianza, 2013.

José Solana Dueso, Los filósofos griegos y sus escuelas, ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura CLXXXIV 731 mayo-junio (2008) pp.413-422 ISSN: 0210-1963

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