Reseña de Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley

Frankenstein reseña

La luz se enciende, es la llama del conocimiento anunciando la claridad en el pensamiento, su triunfo sobre las tinieblas, sobre la ignorancia.

Ana Bertha Bardales

Introducción

Cuando pienso en una novela que me fascinó por la estructura que tiene, por la complejidad de los personajes, por las temáticas que aborda y por la forma en como se entrama todo lo anterior, no puedo dejar de mencionar Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley. Sin duda alguna, hay muchas obras de este género que valdría la pena nombrar, pero el espacio es reducido y al tener que elegir una de ellas, ésta es de la que hoy quiero contarles, esperando que si ya la leyeron puedan disfrutar de esta reseña, y si aún no la han leído, sientan el deseo de hacerlo.

Desde siempre ha existido la necesidad de narrar, de retratar la realidad, de traspasar el tiempo y conservar en la memoria las historias que llenan y duelen en el corazón. De hecho, podría decirse que, de cierta forma, nosotros somos a través de la palabra. Sin el lenguaje seríamos seres aislados, viviendo su propia soledad, a su manera, sin posibilidad de comunicar nada: ni pensamientos ni sentimientos.

Todo libro requiere de la participación del lector para completar su significado, para que el sentido que se quería dar en un inicio cobre la importancia que debe tener. De este modo, al ser unidos por el lenguaje, interpretamos cada signo, cada grafema, desde su significación primaria hasta lo que permanece latente, a la espera de ser descubierto con una lectura que profundice en lo expuesto.

Temas tratados en Frankenstein

Lo anterior lo consiguen las grandes obras literarias, aquellas que se ha dado por denominar clásicos de la Literatura. En el caso de Frankenstein o el moderno Prometeo se nos traslada a una realidad distinta, no solo por la época en la que acontecen los “hechos” sino también porque es una historia que bien podría considerarse de ciencia ficción (el mundo de lo que podría ocurrir en un futuro), filosófica (las inquietudes que anidan en el alma humana) y de terror (lo sobrenatural). Asimismo, se ponen sobre la mesa varios temas polémicos que nos conducen a reflexiones sobre lo que es la vida, lo que simboliza el fuego, la fina línea divisoria entre lo animado y lo inanimado, los duelos ante la pérdida de un ser querido, la conciencia de nuestros actos, la identidad y, por supuesto, la bondad y maldad, la justicia, la locura, la ética, entre otros temas de igual importancia.

Preámbulo de la obra

Vamos a dar un salto en el tiempo, dirigiéndonos hasta el año 1818, cuando es publicado este libro y, de ahí, al año en que está ambientada la historia, es decir, 17…

Abrimos el libro y aparece la primera carta de Walton a su hermana Margaret. Aún no sabemos bien qué está pasando, pero podemos sentir la soledad del personaje, su estado melancólico. Él ha decidido seguir la vida de un marino, aventurarse en lo desconocido y descubrir nuevas rutas.

En cada carta, el joven Robert Walton le va relatando a su hermana Margaret lo que ha vivido en sus viajes marítimos y cómo en una ocasión él y su tripulación vieron algo extraño; sin embargo, la neblina que cubría todo, impedía distinguir con claridad de lo que se trataba, aunque lo gigantesco de aquella “figura humana” había llamado su atención. Poco después, se encuentran con un hombre del que desconocemos su nombre hasta que en capítulos posteriores se nos revela; se trata nada más y nada menos que de Víctor Frankenstein. A partir de ese instante es él quien tomará la batuta y quien hará un esfuerzo por traer a la memoria todo aquello que le ha llevado hasta ese punto, lo que le ha hecho vivir su gran tragedia. Con ello nos convierte en testigos de su fatal destino, de lo que no podrá escapar, de lo que ha creado.

Acerca de la narratología en Frankenstein

Algo que queda muy claro es que nosotros, los lectores, sabremos todo gracias al relato que haga Walton de lo expresado por Víctor Frankenstein, utilizando en lo posible las “palabras exactas” de este último. Esto solo nos muestra que lo relatado puede o no coincidir con lo que el otro ha dicho, que la memoria a veces puede fallar, y que algunas circunstancias bien pudieron ser de otra manera a como el recuerdo lo indica. Quizá falten detalles, tal vez se omitan otros, pero lo queramos o no, no podremos huir de lo escurridizo del recuerdo, ni de lo que se quiera ocultar.  Realmente no estamos llegando a la verdad absoluta e irrefutable, sino a una verdad relativa, que bien pudiera no ser del todo la verdad. ¿Habla la razón o la locura, el rencor o la sinceridad? ¿A quién estamos escuchando y desde dónde? Incluso, más adelante, cuando conocemos la versión del “monstruo” creado por Frankenstein, lo que escuchamos es realmente lo que F. nos dice y que Walton reproduce posteriormente. Con ello, aunque pareciera que le damos la oportunidad al “otro” de hablar, lo único que realmente está sucediendo es que (como en el juego del “teléfono descompuesto”) solo estamos siendo conocedores de una visión de las cosas, porque la criatura como tal no toma la palabra. Solamente es la voz de F. la que por medio de las cartas de Walton nos está contando la historia.


Como un paréntesis, recomiendo leer Frankenstein mientras escuchan de fondo Moonlight Sonata, de Beethoven, pues se vive otra experiencia lectora.


¿Quién es Víctor Frankenstein?

Un elemento que considero importante resaltar es la manera en cómo el personaje principal empieza a relatar su experiencia vivida, porque no va directo a la situación que lo tiene así, sino que dirige la mirada hacia lo que le motivó y le condujo a la creación de un “monstruo”. Por tal razón, F. nos cuenta cómo es que sus padres contrajeron matrimonio y cómo él, al igual que su prima Elizabeth, queda huérfano de madre. Cada una de sus vivencias lo va marcando de tal modo que su obsesión y su gran pasión se vuelve su pesadilla.

Algunos problemas filosóficos y psicológicos planteados en Frankenstein

La ciencia es el medio que F. utiliza para romper esa frontera entre lo vivo y lo inerte; en pocas palabras, busca lograr la inmortalidad. No obstante, aquí quedan preguntas en el tintero: ¿Para qué se quiere la vida eterna?; ¿de qué manera se emplearía esa vida?, es decir, ¿tendría un propósito negativo o positivo?; ¿importaría o no a qué precio se consiguiera tal fin? Porque más adelante y a través de la creatura que él formó, esas preguntas cobran mayor relevancia. Ese “monstruo”, que NO tiene nombre, sufre su soledad, está incomunicado, carece de vínculos afectivos, y toda la sensibilidad y empatía que poseía la va perdiendo conforme va descubriendo cómo es realmente la humanidad. ¿Acaso solo somos alguien si tenemos un pasado, si tenemos un origen claro o un linaje y riquezas, si se nos puede nombrar, si somos en apariencia similares al resto? Y, si no es así, ¿dejamos de ser?

Por otra parte, me surge una inquietud ante este relato: ¿Por qué iniciar éste desde quiénes fueron los padres de F.? Tal vez porque sin esos antecedentes él no hubiera hecho lo que hizo. El pasado siempre deja una impronta, eso es indudable, pero aquí Víctor de alguna manera quiere deslindarse de su responsabilidad, quiere justificar sus actos y no atender a la culpa o remordimiento que le carcome porque, de una u otra forma, desde su punto de vista, el destino lo condujo a ello. Fue la muerte de su madre, su realidad dichosa trastocada por la infelicidad y el dolor, sus ansias de conocimiento y de fama, su anhelo por vencer a la muerte. Así, lo vemos en panteones y osarios, y experimentando con animales vivos.

En esta novela, los personajes principales y secundarios nos muestran esa necesidad de compañía, de encontrar en el otro algo que les una. Por ello la importancia del lenguaje. Si no puedes comunicarte con los demás, estás destinado prácticamente a un exilio, a un aislamiento obligado. De este modo, somos testigos del sufrimiento de la creatura, porque, a pesar de esforzarse: carecía del lenguaje de los humanos, no cumplía con los mínimos estándares de “belleza”, no tenía un pasado ni vínculos afectivos; había sido creado como adulto, sin tener las herramientas suficientes para subsistir en el mundo, viendo a éste como un monstruo que devora sin piedad a aquel que es diferente, a aquel que representa lo desconocido. Incluso vemos cómo el corazón de los infantes ya está dominado por los prejuicios sobre lo que es “bueno y bello”.

Por otro lado, el lector es llevado a reflexionar sobre la Justicia, sobre cómo se crean leyes que rigen el comportamiento de una sociedad y cómo en algunas ocasiones la impunidad se hace presente; cómo a veces no se busca tanto al responsable sino a alguien a quién culpar, como ocurre con Justine Moritz.

Otro tópico que está muy presente es el deseo de venganza, no solo de Frankenstein contra el monstruo, sino de esta creatura hacia la humanidad entera. Este libro está lleno de pasiones que dominan el alma, del instinto que no se somete a la razón. Por otro lado, se hace evidente que el conocimiento de uno mismo a veces conduce a un sufrimiento que se escabulle por todo el ser, pues mirarse a uno mismo, con todas las virtudes y defectos, no es nada sencillo. De ahí que, por causa de esta dualidad que forman Frankenstein y su creación, al verse reflejados como una especie de Narciso, se horroricen de la imagen que observan. Y es aún mayor el dolor que siente el monstruo, porque, al leer la descripción que hace F. en su diario de todo lo que iba experimentando al crearle, se da cuenta de que ni siquiera su creador lo ama ni siente compasión por él.

Para finalizar, me encanta que la descripción de los paisajes sea utilizada para mostrar el mundo interior de Frankenstein; cada paisaje se relaciona íntimamente con la pesadumbre, el miedo o la ansiedad que llega a sentir este personaje.

Entonces, ¿por qué leer Frankenstein?

Ésta es una novela sin duda alguna ampliamente recomendable porque atiende a cuestionamientos filosóficos y éticos que pudimos habernos formulado también y porque a su vez nos invita a ser más empáticos y más solidarios con ese otro que como nosotros está en proceso de autoconocimiento. Es una obra muy vigente que uno disfruta de principio a fin y que deja una huella imborrable en el corazón. Este libro es una joya literaria y un retrato de ese lado oscuro del alma humana.

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