Astronomía de Giordano Bruno: la superación del «centrismo»

Astronomía de Giordano Bruno

¿Quién fue Giordano Bruno?

Giordano Bruno, también conocido como el “mártir de la ciencia” o “mártir de las ideas heliocéntricas”, fue un monje, astrónomo, filósofo, matemático y poeta italiano, nacido en el año 1548 y quemado vivo en el 1600. A diferencia de Galileo Galilei (el otro de la época destacado por impulsar las ideas copernicanas), Giordano jamás rechazaría sus planteamientos sobre el orden del universo, una vez que la inquisición católica lo apresara y enjuiciara por ellos.

Giordano Bruno y la inquisición católica

Para los inquisidores, tanto Bruno como Galileo eran herejes por pensar que la Tierra no se sitúa en el centro del cosmos, como si Dios no hubiera creado un mundo de primer orden en el que el hombre es el ser más importante, y Cristo el hijo del creador. Al dar un veredicto, sin embargo, la inquisición mostraría clemencia al científico y no al hombre de fe, dado que Giordano pertenecía a la orden de los dominicos y, por lo tanto, representaba una afrenta contra la iglesia, surgida de su interior. Si a ello sumamos una terquedad característica (que hoy parece bastante justificada), la condena dada a este personaje por herético, pertinaz y obstinado, no es de sorprender. Tras ocho años de encierro y tortura a causa de sus ideas sobre la divinidad y los astros, Giordano Bruno fue sentenciado a morir en la hoguera, donde las llamas consumieron su cuerpo y obra. Él, por su parte, permaneció estoico hasta el fin y aun entonces rechazó el arrepentimiento.

Pensamiento de Giordano Bruno sobre el cosmos

Pero, ¿qué pensaba Giordano Bruno sobre Dios?, ¿qué opinaba del ser humano, si consideraba que nuestro planeta no está situado en ningún centro y, más bien, se parece a un grano de arena en el desierto? –¡El universo es infinito y existen múltiples mundos!– clamaba –¡hay otros soles con planetas que los orbitan y albergan vida, tal como la Tierra!; el Dios cristiano es muy pequeño porque se funda en una, de entre incontables historias en la inmensidad; el verdadero Dios es invisible a nuestros ojos, por sobrepasar los límites de todo lo que hemos imaginado–.

Es sabido que, además de simpatizar con el heliocentrismo copernicano, Giordano también leyó al materialista romano, Tito Lucrecio Caro, quien de algún modo lo llevó a concebir ideas “más intrépidas” que las de Copérnico, dado que Lucrecio le enseñó que el universo es ilimitado, pues, si tuviera un límite, éste tendría que colindar con algo más allá de sí, que en todo caso sería el universo mismo, siempre superando cualquier limitante posible, extendiéndose hasta el infinito.

En su obra Del universo infinito y los mundos, publicada 30 años antes de que Galileo mejorara y utilizara el telescopio para la observación de los cuerpos celestes, Giordano afirma que existen incontables soles y planetas en el espacio, que incluso pueden ser apreciados en la vastedad del cielo nocturno.

Lo anterior, aunado a la idea de lo ilimitado, hace que Bruno conciba un universo en el que la materia se extiende en series interminables de astros, donde no hay uno que ocupe el centro.

Pandeísmo de Giordano Bruno

Ahora es importante señalar algo sobre el llamado pandeísmo de Giordano Bruno, dado que ello se relaciona con su visión del mundo y el universo.

Mientras que el panteísmo es una postura filosófica respecto a la naturaleza que considera que todo es Dios y que Dios está en todo (pan = todo, theos = dios), el pandeísmo, que es casi igual, se distingue por preguntar cómo se originó esta realidad. Si un panteísta afirma que en la materia está dios, un pandeísta procederá a cuestionarse, ¿cómo llegó allí?

Siendo pandeísta, cuando Giordano se preguntó sobre el origen de nuestro mundo y los otros, resolvió que en el inicio dios se encontraba “fuera” del tiempo y el espacio (pues aún no los creaba). Sin embargo, al dar ser a la materia extensa, que está en movimiento y cambia, se fundió con lo que hubo hecho y así accedió a este ámbito donde es múltiple y deviene sin límite.

Siguiendo a Nicolás de Cusa, quien hizo el mismo planteamiento cien años atrás, Bruno aseguró que, mediante la observación de la naturaleza y el uso del raciocinio, cualquiera puede conocer al dios unitario y atemporal que lo inició todo.

No hay que olvidar que el pandeísmo tiene su origen en el deísmo, el cual rechaza la idea de “revelación” en cuanto al conocimiento de las cosas divinas, por considerar que los sentidos ofrecen datos suficientes para determinar que todo es parte de una creación perfecta.

Giordano Bruno y su concepto de vida

Resumiendo, la idea aristotélica prevaleciente desde el siglo III a. C. en el pensamiento científico, filosófico y religioso de occidente, que consideraba a la Tierra como un cuerpo ubicado en el centro del universo, es desplazada por intelectuales como Lucrecio, Cusa, Copérnico, Galileo y Bruno, a quienes seguirán Spinoza, Newton, Einstein y Hawking.

Diferenciándose de sus predecesores, Giordano Bruno abandonó totalmente la idea de “centro” al pensar en el espacio, pues creía que dios ha animado consigo y dotado de vida a todos los mundos posibles en el ilimitado universo, desde el momento en que se ha esparcido con la materia.

A partir de lo dicho y tomando en cuenta el reciente descubrimiento de agua líquida en otros planetas, parece pertinente preguntar: ¿cómo responderán las religiones del mundo moderno ante la posibilidad de hallar vida más allá de la Tierra? Quizá es tiempo de que el catolicismo reconsidere las ideas de monjes como Giordano Bruno, quien, irónicamente, podría representar el recurso interno del que echen mano en la actualidad. Para Giordano Bruno siempre ha habido vida más allá de la Tierra.

Bibliografía

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Kurt Flasch. Nicolás de Cusa. Herder.

Giordano Bruno. De la causa, principio y Uno. Tecnos.

Giordano Bruno. La cena de las cenizas. Tecnos.

Giordano Bruno. Del infinito universo y los mundos. Tecnos.

Nicolás Copérnico. Sobre las revoluciones de las esferas celestes. Tecnos.

Galileo Galilei. Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo: ptolemaico y copernicano. Alianza Editorial.

Baruch Spinoza. Ética demostrada según el orden geométrico. Alianza Editorial.

Miguel Ángel Granada. Giordano Bruno: Universo infinito. Unión con Dios. Perfección del hombre. Herder.

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