Número 48. Cultura pop

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Después del desfondamiento de los grandes discursos, el hombre, a la deriva, no tiene más alternativa que conformarse con la creación de fábulas verosímiles y la fugaz creencia en pequeñas ficciones, tan superfluas como la espuma del mar. Si nada es cierto, entonces no queda más que arrojarse al inmenso universo del placer y la banalidad. Si no queda ninguna verdad seria, entonces riamos de nuestras palabras, terminemos de destruir los viejos templos, para poder encumbrar, cada 15 minutos, un nuevo ídolo. Ese es el espíritu del siglo XX, que, con sus expresiones artísticas, crecimiento industrial, grandes guerras y medios masivos de comunicación, generó una sociedad, tan “democrática” como consumista.

El siglo pasado ha sido, hasta hoy, el más acelerado de la historia humana, por lo que revisar algunos de los movimientos que marcaron sus ideales, es, para nosotros, personas del siglo XXI, muy importante, pues somos herederos de las costumbres, hábitos y pensamientos gestados en aquel ambiente lleno de optimismo y seguridad en el desarrollo industrial, a pesar de que hoy se nos plantean importantes retos ambientales que obligan a cambiar nuestra mentalidad y sobre todo, nuestro exuberante y derrochador estilo de vida.

Contenidos de este número

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