Cuando ella tenía treinta y nueve años, exactamente un año antes de dejar de verla, cierto día mi padre llegó de su trabajo destilando hedor a licor; parecía animado, pero no lo suficiente para demostrar ebriedad.
Cuando ella tenía treinta y nueve años, exactamente un año antes de dejar de verla, cierto día mi padre llegó de su trabajo destilando hedor a licor; parecía animado, pero no lo suficiente para demostrar ebriedad.