Bucles claros y matas morenas. Un cuento sobre racismo

Ya está, mi reina, no llore más, que las penas no se van a ir muy lejos si las llama a cada rato. Déjelas que broten, eso sí; porque si no, uno se enferma y después no sabe de qué. Pero hágame caso, mi hermosura; levántese, que...

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