Reseña de la película biográfica Hitchcock (2012), de Sacha Gervasi
La vida de Alfred Hitchcock, como persona o como director, es un enigma lleno de perplejidades, y como todo enigma, es difícil de descifrar. No obstante, el director Sacha Gervasi realizó un trabajo biográfico con el filme Hitchcock (2012) que pretende mostrar un enfoque diferente del maestro del terror.
Cuando terminó el rodaje de North by Northwest, Alfred Hitchcock llevaba alrededor de cuatro décadas de carrera. Para ese entonces ya era considerado uno de los directores más destacados en la industria del cine. No obstante, para ese momento comenzaba a gestarse una ineludible -y notoria- decadencia en su trayectoria, lo que lo motivó a emprender nuevos proyectos. Es así que decide comenzar a trabajar más enfocado en el cine de terror, para beneplácito de sus hoy seguidores de culto, en las fauces de un mercado en el cual los monstruos y la sangre predominaban en el universo cinematográfico.
Hitchcock estaba obsesionado con un libro escrito por Robert Bloch sobre el asesino en serie Ed Gein, lo que lo impulsó a llevar su historia a la pantalla grande. Pero para lograrlo necesitaba del apoyo incondicional de su esposa, Alma Reville, en el proceso de uno de los rodajes más polémicos en la carrera del cineasta inglés. Este proceso es básicamente la materia prima de la película Hitchcock (2012), dirigida por Sacha Gervas e interpretada por Anthony Hopkins (Alfred Hitchcock), Helen Mirren (Alma Reville), Scarlett Johansson (Janet Leigh), James D’Arcy (Anthony Perkins), Jessica Biel (Vera Miles) y Michael Stuhlbarg (Lew Wasserman).
La narrativa del filme gira en torno al rodaje de Psicosis (1960), sin embargo, pone en relieve la extravagancia de Alfred Hitchcock y su peculiar forma de desenvolverse con el entorno que lo rodeaba. Anthony Hopkins, multifacético como siempre, desarrolla un personaje contundente que deja al desnudo la gran personalidad del director, mostrando al mismo tiempo a un Hitchcock mucho más sensible: un hombre maduro con una profunda neurosis que se manifiesta en su manera excesiva de beber y de comer, pero, sobre todo, en la manera de sobrellevar su matrimonio con Alma.
Sacha Gervasi nos muestra un matrimonio poco ortodoxo, carente de contacto sexual. A nivel profesional, pareciera que el director considera a su esposa como su más grande colega, pero su relación se limita prácticamente a lo laboral. No obstante, la opinión de Alma es la más importante en la vida y obra de Hitchcock, o al menos así pareciera. Su obra es motivada por la necesidad de crear un ideal de “perfección femenina inalcanzable”, y su arquetipo, la mujer más cercana a su vida, es Alma Reville. De tal modo, y en palabras de Helen Mirren, podemos definir a Alma como una especie de “heroína invisible” en la historia de la cinematografía, una esposa de corte mucho más humano que, cansada de las infidelidades de su marido, cae en la tentación de una relación extramatrimonial.
Para The New York Times, la cinta muestra una “visión fantasiosa” del matrimonio, “un elemento desafortunado de una película que no sólo contribuye a desacreditar el genio creativo, sino que lo presenta como una patología”. Sin embargo, es indiscutible lo esencial que fue la figura de Alma Reville en la vida y obra de Hitchcock. Basta recordar lo que dijo el director en 1979, un año antes de fallecer, cuando recibió el homenaje del American Film Institute por su trayectoria:
“Pido permiso para mencionar por su nombre únicamente a cuatro personas que me han dado todo su cariño, su reconocimiento, sus ánimos y su constante colaboración. La primera de las cuatro es una editora cinematográfica, la segunda es una guionista, la tercera es la madre de mi hija Pat, y la cuarta es la cocinera más excelente que haya realizado milagros en una cocina doméstica; el nombre de las cuatro es Alma Reville”.
Elsa Fernández-Santos. “El alma de Alfred Hitchcock”, en El País (2012)