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Cómo es la vida de una persona sorda. Mitos y realidades

Cómo es la vida de una persona sorda. Mitos y realidades

Introducción

Ante la reciente emergencia sanitaria que se vive en el mundo por el COVID-19, ya cataloga por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como pandemia, es importante que la información llegue a todos los rincones del país, aunque no se ha considerado a todos en este acceso a la información, entre ellos a los sordos.

No obstante, hay esfuerzos que se están haciendo a nivel nacional como en las “mañaneras” del Presidente de la República y en los informes diarios del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, donde cuentan con un intérprete. Por otra parte, analizando la información que emiten en sus portales de salud o micrositios sobre este virus, no todos los estados incluyen la lengua de señas mexicana (LSM) en sus mensajes, ¿entonces qué sucede con la comunidad silente?

Si bien es sabido que no son la mayoría de la población, según datos del INEGI son casi 500 mil personas las que padecen de algún tipo de limitante auditiva. Eso no debería ser una excusa y mucho menos un impedimento para tener acceso a la información y ser inclusivos.

Siendo así, ¿cómo podría darse esta comunicación? La primera acción fundamental para que la información llegue sería que el gobierno interactúe con las organizaciones de la sociedad civil, ya que cuentan con datos más exactos y conocen mejor las necesidades de las personas sordas.

Cabe mencionar que varias de las acciones que el Gobierno de la República ha hecho en sus portales hacia esta comunidad, han sido gracias a la sociedad civil que sigue haciendo visible la necesidad de que la información llegue, incluso mediante amparos. Sin embargo, falta claridad e inclusión en todos los espacios. Además, las organizaciones son las que han buscado a intérpretes para que puedan dar ayuda e información; también reúnen teléfonos o acceso a otros portales donde pueden ser atendidas las personas sordas.

Otro punto importante es romper ciertos mitos, fisiológicos y semánticos, que pueden llegar a ser una barrera de comunicación. Numeraré algunos de esos mitos a continuación:

4 mitos sobre la comunicación con personas sordas

1. El sordo es mudo

El ministerio de sordos adventistas de México sobre este punto comenta: “La mayoría de los sordos tiene intacto su órgano que emite los sonidos al igual que los oyentes, ya que pueden hablar en lengua de señas aunque no hablar de manera fonética como la mayoría de nosotros; esto es debido a la incapacidad de recibir estímulos auditivos y replicarlos…”.

Sin embargo, hay personas que al tener su aparato fonador funcional, pueden hablar su idioma u otro, como lo explica la organización Cultura sorda: “Si una persona sorda recibe terapia de re educación de habla, podrá hacerlo en menor o mayor medida según el tiempo de la terapia y según el tipo de resto auditivo que tenga. La terapia ayudará a una correcta oralidad”.

Ante este punto hay que precisar que algunos integrantes de esta comunidad no se consideran sordomudos y pudiera molestarles el hecho de que los llamen así. 

2. Los sordos saben leer y escribir

Si partimos de una premisa general donde hay gente que oye y no lee ni escribe, ¿por qué pensar que las personas sordas forzosamente saben leer y escribir? Aquí un factor clave es su difícil acceso a la educación. Esto no quiere decir que los sordos sean incapaces de aprender, o que carezcan de un lenguaje con reglas gramaticales. Como cualquier otra lengua, “Las Lenguas de Señas son lenguas naturales que tienen estructuras gramaticales perfectamente definidas”.[1]

Se debe recalcar que la gramática del lenguaje de señas no es la misma que en el español, por lo tanto, conocerla, implica aprender otro idioma; sobre esto, el Manual de gramática de la LSM determina: “La LSM no se parece al español ni en su vocabulario ni en su orden gramatical, pues existen señas que no tienen equivalencia exacta al español e incluso algunas son de difícil traducción y viceversa y las estructuras de las oraciones en español y en LSM suelen diferir mucho, a pesar de ello es perfectamente factible traducir cualquier concepto de español a señas y de señas a español”.

Si desmentimos este mito, que los sordos saben leer y escribir, nos daremos cuenta que la información sobre el COVID-19 no es totalmente inclusiva, porque la mayoría de los portales, tanto de secretarías de Gobierno (especialmente Salud) como de los de medios de comunicación, ofrecen la información a través de notas casi completamente textuales.

Esto no quiere decir que no exista información. El Gobierno de la República realizó una Guía para la protección de la salud de las personas con discapacidad en el contexto de COVID-19[2]. En su anexo 2, incluyen una tabla de los estados que cuentan con intérprete de LSM para poder atender a los sordos por medio de WhatsApp, siendo 24 estados los que tienen esta opción, aunque no en todos los municipios ni con varias líneas telefónicas.

Por consiguiente, la información ni el acceso a la salud llega a todos. Lo preocupante es qué pasa con los lugares que no tienen intérpretes. Esto deja preguntas en el aire que al parecer no han sido contestadas o no se les ha dado la importancia que merecen: ¿cómo pueden darse a entender en un centro de salud? ¿Qué pueden hacer o a dónde acudir si presentan síntomas?

La información fundamental, como: síntomas, medidas de prevención y ¿qué hacer si sospecho o tengo COVID-19?, regularmente se encuentra en infografías o videos con LSM; ya que no todos los sordos entienden la lengua española.

3. Los sordos saben leer los labios

Poniéndonos en un escenario ideal donde los sordos sepan hacerlo, debemos estar conscientes de varios factores, entre ellos: la iluminación, ya sea natural o artificial; la velocidad en la que hable el emisor, la distancia que hay entre el emisor y el receptor de la información, si están siempre de frente, además de la comunicación no verbal, que la mayoría de los hablantes usamos.

Estos factores podrían impedir que una persona sorda entienda completamente el mensaje que se le quiere transmitir y en otro escenario, hay que recordar que no todos saben español y que su gramática es diferente, por lo cual: “…en general el Sordo no lee los labios como nosotros pensamos que los leen. Algunos entienden algunas palabras pero no tanto como el cúmulo de frases y oraciones que un oyente usa”.[3]

Ante esto, no hay que olvidar que algunas personas sordas sí lo hacen y en países como España se implementaron medidas en los hospitales, cubrebocas con una filmina transparente para poder comunicarse con ellos.

4. Si sé el alfabeto-dactilológico puedo comunicarme con un sordo

El alfabeto-dactilológico es el arte de comunicarse con las manos, representando letras usando los dedos[4]. Con todo y que es importante conocer cómo se representa cada letra del alfabeto con los dedos, no se usa completamente en una conversación, esto debido a que existen señas para las palabras; sería como si en español en vez de decir o leer la palabra completa, lo hiciéramos letra por letra (deletreo).

De modo que, sí es importante saberlo. El Instituto Nacional de Lengua de Señas Argentina señala: “Este sistema es utilizado por las comunidades Sordas para designar nombres propios (nombres de personas, lugares, barrios, calles, etc.)”. Es tan útil que en muchas conferencias la palabra coronavirus sigue siendo letra por letra o una representación signada de virus con corona.

Al respecto cabe aclarar que la lengua de señas no es universal y en cada país difiere entre sí, aun cuando se hable un mismo idioma.

Sobre este último punto, se debe hacer hincapié en que no solo los sordos saben LSM, hay personas que sin tener pérdida auditiva la han aprendido, ya sea por una necesidad familiar o de amistad, o simplemente por gusto. Sin embargo, hay pocas personas especializadas en interpretar (con certificación), como lo comenta el activista de la comunidad silente, César Ernesto Escobedo Delgado: “En la actualidad, hay 44 personas especializadas en interpretar. Necesitamos abrir más espacios y más escuelas para formar a más intérpretes”.[5]

En consecuencia y viendo la problemática, es necesario que dentro del sistema de salud, ante esta pandemia que se vive y a la cual todos estamos propensos, haya personal que pueda atender a las personas sordas y que todos en la institución y/u hospital sepan con quién dirigirlas; así se les brindará un diagnóstico certero y oportuno, igual que información adecuada, evitando discriminarlos.

No obstante, el área de salud tiene que contar con un procedimiento para tratar a todos los grupos vulnerables, ya que es un servicio básico y en cualquier momento una persona sorda puede acudir por atención médica. Por esta razón, el personal debe conocer las señas básicas para orientarlos al momento de solicitar información. Además, las instalaciones deben contar con señalética o letreros entendibles, sin necesidad de ser leídos, usando iconos universales.

Conclusión

En general, se debería considerar esta emergencia sanitaria como una oportunidad para ser más incluyentes en el acceso a la información, y abrir los ojos ante las desigualdades que la comunidad sorda vive día con día, para evitar excluirla por no entenderle. A nivel internacional, la ONU ha dado a conocer, mediante la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, las medidas adicionales para tratar a las personas con discapacidad.[6]

Si bien es cierto que se han hecho esfuerzos para integrarlos, faltan cambios que no sean superficiales. Ojalá esta contingencia, que nos pega a todos por igual, sea parteaguas para que cada persona pueda disfrutar de sus derechos y los grupos minoritarios no sean siempre los que busquen mecanismos o formas para comunicarse.

En el sector salud se tiene que estar preparado para atender a todos, ya que es un servicio primordial y nadie está exento de padecer alguna enfermedad.

Al final somos parte de una sociedad y nuestros derechos deben estar garantizados por igual, sin necesidad de exigirlos para llegar a un inclusión visible y palpable, ya que todos transitamos a la llamada “nueva normalidad”.


Notas y referencias

[1] Instituto Nacional de Lengua de Señas Argentina- INALSA- (2014). Mitos y creencias de la LSA. Recuperado de: http://inalsa.cas.org.ar/nuestra-lsa/mitos-y-creencias-acerca-de-la-lsa/

[2] Gobierno de México (28 de abril de 2020). Guía para la protección  de la salud de las personas con discapacidad en el contexto de COVID-19. Recuperado de: https://coronavirus.gob.mx/personal-de-salud/documentos-de-consulta/

[3] Ministerio de sordos adventistas de México (11 de abril de 2014). Mitos y realidades de la comunidad sorda. [Entrada de blog]. Recuperado de: http://ministraasordosadventistas.blogspot.com/2014/04/mitos-y-realidades-de-la-comunidad-sorda.html

[4] Diccionario etimológico en español en línea. (2001-2020). Radicación de la palabra Dactilogía. Recuperado de: http://etimologias.dechile.net/?dactilologi.a

[5] Sánchez, M. (09 de septiembre de 2016). César, el maestro de lenguaje de señas al que vivir en silencio no lo detuvo. Animal político. Recuperado de: https://www.animalpolitico.com/2016/09/lenguaje-personas-sordas-mexico/

[6] Naciones Unidas. Derechos Humanos. Oficina del Alto Comisionado. América central. Oficina regional. (30 de abril de 2020). Recuperado de: http://www.oacnudh.org/covid-19-bachelet-insta-a-los-estados-a-tomar-medidas-adicionales-para-incluir-a-las-personas-con-discapacidad/

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