El papel del mito en el desarrollo de la filosofía
Resumen: La problematización filosófica, la preocupación por la verdad y el ser de los entes es, en gran parte una herencia del mito, a partir del cual evolucionaron la literatura, el lenguaje y el pensamiento racional, es decir la filosofía.
Origen, significado e importancia del mito en el mundo griego
El mito surgió en las sociedades arcaicas con el fin de dar sentido a lo que carecía de él; era una historia de gran valor que revelaba los secretos del mundo y sus inicios. Además de ser sagrado, el mito era un modelo a seguir en la comunidad. Para los griegos, mythos significaba “lo que se ha dicho”; era una representación de su historia; lo que hacía comprensible y significativa su existencia.[1]
El mito era una narración sagrada, considerada también como una historia verdadera; relataba el origen del Mundo y los seres, su historia y su pasado. El mito, por lo tanto, no daba una simple explicación del surgimiento de las cosas; también era el suelo de los hombres, la tierra donde podían estar plantados, el sostén de su realidad. El hombre de antaño intentaba dar respuestas a los fenómenos externos a él y su comprensión; ante su ignorancia sólo le quedaba creer en los relatos míticos, revelados por los mismos dioses. La mitología resolvió los problemas que causa la falta de sentido, el miedo a la muerte y todo lo que el ser humano es incapaz de comprender.
A pesar de que no se encuentren propiamente en el terreno filosófico, los mitos dieron pauta a su surgimiento y, si bien constituían una creencia que, como tal, mostraba signos de fe y no de razón, son el primer esbozo de un pensamiento más científico. Durante el desarrollo de la cultura griega hubo una continuidad, desde los inicios del mito en la oralidad hasta la redacción de textos filosóficos, en la evolución de las formas de pensar. El mito, poco a poco, se fue racionalizando y lentamente perdió su carácter poético metáforico para convertirse en prosa argumentativa.
“La poesía, el canto y los ritos religiosos eran los medios a través de los cuales se accedía a la verdad (mítica). La verdad filosófica no poseía ninguno de estos medios y en cambio sí podemos destacar el uso de la prosa, en lugar del uso de la poesía, debido al paso que supuso el entender el mundo bajo una mirada filosófica respecto de la mítica”.[2]
Samadhi Aguilar
Surgimiento de la tragedia griega, a partir del mito, y su evolución en el pensamiento filosófico
La transformación del discurso mítico en filosófico no sucedió de manera abrupta; el razonamiento fue cambiando poco a poco, a partir de la situación política, económica y social de la antigua Grecia, y en gran medida, de la mano del arte literario. Los pueblos evolucionaron a tal punto que la sacralidad de la palabra se fue desvaneciendo, el olvido de los mitos fundacionales y sagrados se hizo cada vez más evidente. El rey, que en tiempos remotos había simbolizado la unión entre lo divino y lo humano se convirtió simplemente en el representante del pueblo. La verdad se disipó entre las sombras del olvido y la interpretación, dejando un espacio vacío. Asimismo, las invasiones de los dorios y la destrucción las culturas micénica y minoica abrieron una brecha de enormes alcances: la región griega se transformó completamente. El comercio y la producción diminuyeron considerablemente, y el dominio marítimo de los pueblos micénicos pasó a manos de los fenicios. A partir del constante contacto con el pueblo fenicio se comenzó a utilizar la moneda como elemento de intercambio, lo cual les permitió a los griegos concebir la universalización del valor. Finalmente, hacia finales del siglo IX a.C. cambiaron su primitivo sistema de escritura lineal y comenzaron a adoptar el alfabeto fenicio, mismo que hacia el siglo VIII a. C. adaptaron a la lengua griega.
Tras algunos siglos de haber establecido la escritura alfabética, el conocimiento dejó de depender de fórmulas mnemotécnicas, utilizadas por ejemplo en los cantos de Homero; pues el saber quedó respaldado por la “memoria escrita”, lo cual permitió que el pensamiento alcanzara sentidos más abstractos y universales introduciéndose el término “lo”[3].
“Havelock atribuye el predominio del pensamiento analítico griego a la introducción de vocales en el alfabeto. El alfabeto original, inventado por pueblos semíticos, consistía únicamente en consonantes y algunas semivocales. Al introducir las vocales, los griegos alcanzaron un nuevo grado de transcripción visual, analítica y abstracta del esquivo mundo del sonido. Este logro presagiaba sus posteriores hazañas intelectuales de la abstracción y las llevó a la práctica”.[4]
Walter Ong, Oralidad y escritura
La vida cambió y el pensamiento también. El mito, que fue el primero en pretender solucionar los problemas de la existencia, no desapareció ni se olvidó, más bien fue modificado y se usó de otra manera.[5] Los hombres trataron de conservar “las revelaciones sagradas” a través de sus primeros poemas épicos; sin embargo, la verdad dejó de ser absoluta debido al olvido y la ambigüedad en la palabra. Poco a poco, los cantos, en los que se contaban las hazañas de dioses y héroes, fueron sustituidos por relatos menos ritmicos y más cercanos a problemáticas humanas. Dicho movimiento argumentativo se convirtió finalmente en la tragedia griega.
La tragedia aportó al mundo clásico, de la cultura griega, una nueva perspectiva; marcó la importancia de las instituciones sociales, escenificó a la ciudad y revolucionó las formas de la escritura, pues se hacía para ser representada. Se involucró en el terreno de la experiencia humana creando la “conciencia trágica” y apoyando el desarrollo de la ética socrática.
“[…] el género trágico hace su aparición a finales del siglo IV, cuando el lenguaje del mito deja de estar en conexión con la realidad política de la ciudad. El universo trágico se sitúa entre dos mundos, haciendo […] referencia al mito por una parte –concebido en adelante como perteneciente al tiempo remoto, pero aún presente en las conciencias– y por otra a los nuevos valores […] En el conflicto trágico, el héroe, el rey o el tirano aparecen insertos aún en la tradición heroica y mítica, pero la solución del drama se les escapa […].”[6]
Vernant – Vidal, Mito y tragedia en la Grecia antigua.
La tragedia constistió en advertir la idea de que ningún hombre, por más excelente que sea, se salva del incontenible devenir del mundo; su existencia está siempre limitada por la muerte. Este género literario no inventaba personajes ni la intriga de sus obras; los retomó de la tradición poética anterior. “Pero en el espacio de la escena y en el contexto de la representación trágica, el héroe deja de ser el modelo que era […] se ha convertido en el problema. Lo que había sido contado como el ideal de valor, como piedra de toque de la excelencia, se ve puesto en tela de juicio ante el público, en el transcurso de la acción y a través del juego de diálogos, el debate, el examen del que el héroe será objeto.”[7]
El mito mostraba la virtuosidad de un hombre excelente que, sin embargo, no dejaba de ser hombre, apareciendo vulnerable e indefenso. La historia mítica dentro de la tragedia señalaba un tiempo remoto y a la vez presente, pues a pesar de que los héroes no pertenecían a esa época, los problemas que en ellos se presentaban podían ser los de cualquiera. “De esta manera, la tragedia plantea al espectador una pregunta de alcance general sobre la condición humana, sobre sus límites y su necesaria destrucción”.[8]
La tragedia, como el mito, tenía funciones educativas que cambiaron con la transformación del pensamiento. El texto trágico reflejaba las nuevas inquietudes que el mito en sí mismo ya no era capaz de resolver. El hombre comenzó a preguntarse ya no sólo por el origen del mundo, sino también por su ser o estar en el mismo. A partir de la tragedia, los actos de los individuos más virtuosos se volvieron polémicos. La acción en general fue cuestionada como un efecto de la voluntad pero, ¿de quién? ¿Son los dioses los que deciden en definitiva el rumbo de la humanidad, o son acaso los procesos cósmicos, o quizá los mismos hombres los que libremente deciden?
El paso del mito al logos (filosofía)
Es muy difícil encontrar dentro de la cultura griega clásica un pensamiento totalmente desligado del mito. La tradición mítica procedente de épocas muy remotas, incluso antes de la escritura, es sin duda parte de la creencia popular y pauta para el desarrollo de su intelecto.
El pensamiento desarrollado por los llamados filósofos presocráticos quedó plasmado a través de máximas, refranes y poemas; es decir, su pensamiento aún se encontraba muy arraigado a la cultura oral y por lo mismo era menos abstracto, más cercano a la naturaleza y la sabiduría práctica. Posteriormente, sabemos que Sócrates, a pesar de no haber escrito nada, desarrolló un pensamiento más metódico y ético, que sin embargo se valía de alegorías y cuestionamientos prácticos, antes que completamente abstractos. Platón, por su parte, ya suficientemente alejado de la cultura exclusivamente oral, logra abstraer su pensamiento hasta concebir a la idea como un concepto que puede contener en una sola palabra a toda una diversidad de objetos. Su método se refina y su razonamiento es expresado a manera de diálogo. Aunque aún se vale de escenarios, alegorías y recursos mitológicos para expresar sus pensamientos, en general intenta desprenderse de la tradición poética. Finalmente, Aristóteles logra desarrollar un discurso totalmente filosófico y alejado de los mitos, generando así una escritura lógica argumentativa que se enfoca en demostrar una tesis a partir de la deducción y el análisis.
Conclusión
“En el pensamiento mitológico tendríamos una noción de Verdad que es impuesta a los hombres por los dioses, héroes o reyes a través de los poetas y los ritos. La Verdad es sacar a la luz las hazañas de los humanos por lo que tienen de divino. Nadie puede cuestionar o criticar la verdad, sólo se cree y se acepta sin más”[9]. En la tragedia, las verdades se revelaban a través de los actos humanos, los cuales estaban sujetos a designios divinos. Un solo acto, de cualquier hombre, podía hacer que su vida cambiara, favorecido o despreciado por los dioses. Por su parte, la filosofía (al menos en sus inicios) se caracterizó por buscar la verdad más allá de las acciones humanas, como una realidad trascendente a la cual se podía accesar por medio de la razón.
La principal inquietud que se tiene en ambos pensamientos –mítico y filosófico– es la búsqueda de la verdad, la comprensión de la existencia y de lo existente. “El pensamiento mítico conseguía acceder a ella (la verdad) a través de la memoria que proporcionaba la poesía, los cantos de las hazañas de los dioses y sus creaciones, permitiendo así que se revelase la verdad del mundo, objetivo perseguido también por la filosofía pero a través del método de la investigación, del razonamiento y del comportamiento de los hombres”.[10]
El mito no es sólo fundador en el principio de la civilización, sino que llega con la tradición hasta los textos ya propiamente filosóficos, evoluciona junto con las formas de escribir, con el lenguaje y los nuevos cuestionamientos.
“El mito es la primer respuesta que logra dar el ser humano a todas sus interrogantes existenciales, es el punto de partida que dio sentido y base a la conformación de la civilización. La filosofía no es sólo una nueva forma de pensar y conocer, es también una nueva forma de escritura, surgida de dos formas literarias importantes: la poesía lírica y la tragedia”.[11]
Miguel Morey, Los presocráticos, del mito al logos.
Libros que te pueden interesar
- Introducción a la mitología griega, de Carlos García Gual
- Los presocráticos, del mito al logos, de Miguel Morey
- Fragmentos presocráticos, de Alberto Bernabé
- Oralidad y escritura: tecnologías de la palabra, de Walter Ong
- Mito y tragedia en la Grecia antigua, de Jean-Pierre Vernant y Pierre Vidal Naquet
Bibliografía
García, Gual. Introducción a la mitología griega. Madrid, Alianza, 1999.
Ong, Walter J. Oralidad y escritura. FCE, 2010.
Morey, Miguel. Los presocráticos, del mito al logos. España, Montesinos, 1988.
Vernant, Jean-Pierre; Vidal-Naquet,
Pierre. Mito y tragedia en la Grecia
antigua. Trad. Mauro Armiño. Barcelona,
Paidós, 1987.
Notas y citas
[1] V. García, Gual. Introducción a la mitología griega. p.14
[2] Cfr. “El mito griego” de Samadhi Aguilar Rocha. En A parte Rei, Revista de filosofía.
[3] Cfr. Ong, Walter J. Oralidad y escritura. FCE.
[4] Ibid. p. 23.
[5] Crf. Morey, Miguel. Los presocráticos, del mito al logos. España, Montesinos, 1988. pp. 15-20.
[6] Vernant, Jean-Pierre; Vidal-Naquet, Pierre. Mito y tragedia en la Grecia antigua. Vol.1, pp. 12.
[7] Vernant, Jean-Pierre; Vidal-Naquet, Pierre. Mito y tragedia en la Grecia antigua. Vol. II, p.82.
[8] Ibid. p. 86.
[9] Cfr. “El mito griego” de Samadhi Aguilar R.
[10] Ibidem.
[11] Morey, Miguel Op. cit. p. 21.