La condición humana desde la filosofía de Confucio
Introducción
En este ensayo se hablará de la teoría del confucianismo y cómo Confucio (Kong – fuzi), un filósofo chino que vivió alrededor del año 500 a.C, a través de sus teorías sobre la naturaleza humana y el universo, logró perpetuar una idea de moral, disciplina y ética. Además de exponer sus características, esencia y carácter, Confucio define al ser humano y su comportamiento en el mundo.
A su vez, en este ensayo se explican aquellos males que rodean a los seres humanos según Confucio, a los que podemos analizar mediante dos leyes: la ley de la naturaleza y la ley del universo, las cuales serán de gran utilidad para determinar y explicar si el ser humano es bueno o malo por naturaleza. Finalmente, propondré una prescripción de cómo se resolverían estos males según la teoría confuciana, y haré una beve conclusión con mi punto de vista y opinión sobre la teoría en sí.
Teoría de Confucio acerca del universo y la naturaleza humana
Las principales enseñanzas y teorías de Confucio fueron recopiladas en las Analectas, que son textos que expresan su gran filosofía, orientados hacia el humanismo. Confucio era un sabio que promulgaba el bienestar humano en sus ideales y en sus teorías, por eso siempre abogaba por un buen gobierno que siguiera estrictamente sus pasos, para la formación de relaciones armoniosas entre los ciudadanos.
Un aspecto importante que Confucio promueve en su filosofía es el concepto de Hombre superior, basado en una perfección individual, el cual plantea que se debe de cumplir con ciertos deberes para con el Ser supremo, exponiendo que todo individuo con una filosofía moral tiene obligaciones que cumplir, aceptando la ley del cielo, que dice:
“El hombre superior está tranquilo y en calma, esperando las determinaciones del Cielo, mientras que el hombre ordinario cambia por peligrosas veredas”.
(Orozco; 1969, 78).
Una de las ideas centrales de Confucio con respecto al Hombre superior, es la virtud; una virtud moral que se categoriza como el hábito que tiende a la acción, originando a las virtudes particulares. Para esto, Confucio sugiere la adopción de un plan de perfección moral, mediante el cual, el individuo tendrá que rectificar sus propósitos y controlar sus acciones por su voluntad y un equilibrio imperecedero.
Entre las virtudes que plantea Confucio, está el estudio de la Sinceridad; podemos definir esta virtud como aquella manifestación de la verdad en el doble aspecto de lo individual y social. “Sinceridad es como se acercará al perfeccionismo de uno mismo, y su camino es por lo que el hombre debe dirigirse a sí mismo” (Orozco; 1969, 79).
Por esta razón, Confucio dice que “Si el hombre superior abandona la virtud, cómo podrá cumplir con lo que su nombre requiere?”.
Analectas, IV, V, 2.
Confucio también pone como referencia otras dos virtudes dignas del Hombre superior; estas son: la fidelidad y la justicia o rectitud. Ya que si éste alcanza la Sinceridad, obrará conforme las normas de su conducta, siendo también justo. La Sinceridad, así, dará estabilidad a sus principios y conducta moral.
La Justicia, como bien se mencionó, forma parte de las virtudes del Hombre superior, ya que tiene por objeto el derecho de cada individuo, por la honestidad que aparece en la acción de dar a cada uno lo que le corresponde, según la medida exacta. La virtud de la Justicia adquiere su especificación en la filosofía moral. En palabras de Confucio:
“La rectitud o justicia es la concordancia de las acciones con lo que es recto y el gran ejercicio de ella es honrar a los que son dignos”.
(Orozco; 1969, 80).
Para concluir, el Hombre superior debe ser entendido como un ser justo que busca la regulación del pueblo, a partir de las virtudes ya mencionadas. Por tanto, la fidelidad a sus principios se puede definir como un principio de lealtad en las acciones. Cabe mencionar que esta virtud, la lealtad o fidelidad, se establece en todas las relaciones sociales (fidelidad a los padres, fidelidad a los amigos, fidelidad a los hermanos, etc.) y consiste en buen trato o respeto hacia los demás:
“[…] lo que no desees que se te haga a ti, no lo hagas a los demás”.
Analectas, XII,II, 2.
Esta teoría plantea que todos los seres humanos tenemos la capacidad de ser sabios, de ponernos en armonía con la “Ley del cielo”, y que somos sabios en potencia, que son nuestras acciones y el camino que elijamos lo que nos forjará como seres humanos morales y buenos. A esto, Confucio reconoce que existen fuerzas universales que determinan nuestra vida y naturaleza, y las relaciona con dos leyes fundamentales, que son:
Ley del Cielo: Es la ley moral que rige al universo mismo, por lo tanto, perdemos el rumbo si nos resistimos o contradecimos a la Ley del cielo. Esta ley sirve al gobierno y a la sociedad China, para gobernar con sabiduría y ética (Ley de la virtud en los seres humanos). Asimismo, Confucio acentuaba que “La ley del cielo era entendida por lo general como un imperativo moral para el gobierno, que se basaba en la creencia de que el cielo se preocupa hondamente del bienestar de la gente ordinaria” (Stevenson y Haberman; 2010, 26).
Ley del Destino: Esta ley se basa en las circunstancias que rodean al ser humano y que exceden su control, son aquellas dimensiones que no puede cambiar y que no dependen de su voluntad. “El lugar que uno ocupa en la vida, el éxito social, la riqueza y la longevidad son fruto del Destino” (Stevenson y Heberman; 2010, 26). A pesar de los esfuerzos que el ser humano realice en su vida, estas circunstancias no modificarán su destino, ya que son producto del destino. Esta ley es solo una imagen de aquello con lo que nosotros como humanos podemos conformarnos.
Estas leyes deben de ser entendidas por los seres humanos para comprender la naturaleza; por lo tanto: la concepción de un Camino (Tao) que nos lleve al cielo y que significa el bien “Moral” y “Ético” o de los “Sabios”, es aquel sendero hacia una conducta perfecta. Una característica que menciona Confucio, que tienen todos los seres humanos, es el optimismo como un potencial de ser sabios.
Existe una figura moral ideal para Confucio y es el noble. Lo contrario del noble según la teoría confuciana, sería el ser vulgar. Cabe decir que la esencia del noble es lo que Confucio busca en todos los seres humanos; según él, la naturaleza humana es uniforme, tiene libre albedrío, es moldeable, educable, tiene una igualdad básica que se diferencia por sus hábitos y, por lo tanto, hay quienes no ven más de allá de un beneficio propio (los vulgares), y también quienes desarrollan hábitos opuestos al simple egoísmo, (los nobles).
Para Confucio, el cultivo de la virtud es una característica del buen ser humano; debe ser nuestra principal ocupación en la vida, pues tenemos la obligación de ser mejores personas, sin pensar en nuestro beneficio solo personal. Hay que buscar la virtud porque es lo correcto, es una búsqueda de la virtud por la virtud misma, él deseaba ciudadanos virtuosos para crear una sociedad virtuosa.
Por último, la teoría de Confucio afirma que la naturaleza humana es rara y no nos dice con certeza si es buena naturaleza que necesitará ser apoyada para su preservación, o por el contrario es mala naturaleza que necesitaría reformarse. Esto ha provocado grandes disputas, desde la antigüedad, dentro del confucianismo; sin embargo, su filosofía se ha ido expandiendo hacia el Occidente a lo largo de los años.
Diagnóstico del problema. Causas de la discordia, según la filosofía de Confucio
Dentro de la filosofía confuciana existen ciertas causas de discordia social, que provocan el origen de los males en los seres humanos, como son el egoísmo y el desconocimiento. Estos son la fuente de grandes conflictos entre los dirigentes de los gobiernos, puesto que ellos solo abogan por un beneficio propio, dejando a un lado a sus poblaciones, cargando con injusticias y desigualdades. Sin embargo, entre los textos de Confucio y más precisamente en las Analectas se abordan las cinco causas que explican estos hechos.
“Averigua las razones de un hombre para actuar, observa cómo actúa y examina en qué encuentra paz. ¿Hay algo más que nos pudiera ocultar?”.
Analectas, II, X.
A continuación, una descripción de las cinco causas de las injusticias y las desigualdades entre las personas, según la filosofía de Confucio, tomando como referencia sus Analectas:
- Los seres humanos están apegados al beneficio. Como bien se dijo anteriormente, el egoísmo y la avaricia son un ímpetu en nosotros para obtener un beneficio propio, sin considerar a los demás. “La conducta egoísta motivada por el provecho personal implica una falta de auténtico respeto por los otros dentro de una sociedad dada” (Stevenson y Haberman; 2010, 31).
- La sociedad carece de respeto por la piedad filial. Para empezar, la piedad filial es aquella distinción o respeto que se le tiene a la familia, y a cada uno de sus miembros, por el simple hecho de ser el origen y la cuna de nuestro ser natural, de nuestros valores, de nuestras decisiones e inclusive de forjar lo que debemos ser. “Los individuos han dejado de fundarse en la familia, que es la base misma de una buena sociedad” (Stevenson y Haberman; 2010, 31). Según Confucio, la piedad filial debe de prevalecer durante la vida y muerte de los padres y aún después, mediante los sacrificios. La piedad filial se basa en los fundamentos de vida familiares y es la aplicación de la virtud en la humanidad, conforme a la sociedad natural. Aquí mismo se originó la base de todas las virtudes, a lo que el Maestro en las Analectas dice: “¿No son acaso la Piedad filial y la sumisión fraternal, la raíz y la razón de todas las acciones benevolentes?” Analectas, II, I, 2.
- El ser humano es incapaz de confiar en la conexión entre palabra y acción. Se pone en duda la veracidad de las palabras dichas por los hombres, pues puede haber diferencias entre lo que se dice y lo que se hace, originando así la mentira. Y por eso últimamente los seres humanos no somos de fiar, ya que a veces no existe una correlación eficaz ente nuestras palabras y lo que hacemos. Por lo tanto, se va perdiendo la seguridad y la confianza en los demás, en sí y en la sociedad.
- Predominio de la ignorancia sobre el camino de los Sabios. Sobre esto, Confucio nos hace referencia a aquella ignorancia o desconocimiento de la enseñanza del pasado, y también al poco quehacer humano para encontrar el Camino del Cielo o de los sabios, en donde se nos plantea una perfección moral irrefutable que, si se deja a un lado, es probable que se caiga en el egoísmo.
- Una benevolencia ausente en los asuntos humanos. Para Confucio. la benevolencia es una virtud de suma importancia para el hombre, ya que enaltece en una excelencia de la moralidad. Gracias a las interacciones humanas, se puede llegar a una perfección; si uno se propone convertirse en un ser benevolente, esa armonía social tendría que llegar.
Con todo esto, podemos concluir que para Confucio y su filosofía el hombre es bueno por naturaleza, sin embargo, si no es adoctrinado y guiado cuidadosamente hacia el Camino correcto, puede cometer y decir muchas cosas malas o poco aplaudidas por la sociedad y los demás. Por esto, es necesario que siempre tenga en mente el bien, la moral y que esté dispuesto a seguir a los Sabios.
Prescripción. Soluciones a los males humanos, desde la filosofía de Confucio
Según la filosofía confucionista, las prescripciones para los males que invaden el existir humano se basan en la autodisciplina y la moral, tratar de encontrar la manera de cultivarse a uno mismo, y para esto es necesario que se exploren las soluciones para los cinco males de los que se habló anteriormente.
Para esto, Confucio también dice que para aquellos males de nuestro mundo es necesario retomar la ética social, que se resume en cuatro categorías: individual, familiar, civil, e internacional. Y de esta ética se desprende la importancia de la perfección del hombre dentro de la filosofía moralista. La ética confuciana nos hace ver la gran importancia del individuo, el cual ha de vivir en sociedad por ser naturalmente sociable.
1. Para la primera causa, que es el actuar con egoísmo y avaricia, una solución que explica Confucio es actuar sin un beneficio propio, es decir, actuar haciendo lo correcto porque es lo justo y moralmente correcto y por ninguna otra razón, sin sacar provecho o alguna ventaja. Es así que:
“Actuar para hacer lo correcto en lugar de lo provechoso puede servir también como escudo protector contra las decepciones de la vida”.
(Stevenson y Haberman; 2010, 33).
Cabe mencionar que la filosofía confuciana promueve el florecimiento de la virtud, para construir una humanidad justa y benevolente. Para llegar a un equilibrio es necesario encontrar el camino hacia el perfeccionismo propio, el perfeccionismo familiar y el de los estados particulares, y este último tiene que promulgarse dentro de una Sociedad civil y del Gobierno, que rectificará y guiará al pueblo en el camino de la rectitud y del Cielo.
“El que gobierna con el ejemplo de la virtud personal puede ser comparado con la estrella polar que guarda su puesto, mientras las otras estrellas giran en torno a ella”.
Analectas, II, IV.
2. Otra de las prescripciones de Confucio y que es una solución ante la falta de respeto de la piedad filial, es ser y cultivar el “yo en la familia”, ser un buen miembro en la familia le dará al ser humano esos dones de ser un buen gobernante y un buen ciudadano, puesto que para que exista una transformación de bienestar, es necesario que se comience en el núcleo de la familia. Pero particularmente, Confucio se basa mucho en la relación de un padre con su hijo ya que es una relación muy importante, en la que el padre con el ejemplo de sus acciones correctas, hará de su hijo un ser virtuoso. Y después este mismo se lo inculcará a su hijo. “La única ocasión en que un hijo consciente de su deber hace que se preocupen, es cuando está enfermo” Analectas, II, VI.
3. Por otro lado, una prescripción para el mal de la mentira, es distinguir la conexión entre las palabras y la realidad, analizar si existe una digna confianza, puesto que, sin tal conexión, no hay verdad. Confucio menciona que algunos gobiernos se basan en el embrollo de las palabras y las acciones, generando así mentiras y desconfianza, alejándose de una armonía social.
“La confianza es un ingrediente crítico de toda interacción social formal”
(Stevenson y Haberman, 2010, 35).
4. Sobre la prescripción contra el desconocimiento del pasado, el confucianismo hace referencia al estudio de los clásicos, ya que en ellos se basa el camino de los Sabios (Camino del cielo), pues ejemplifican el comportamiento de una conducta respetable dirigida a la perfección moral. Este estudio es esencial para orientar a nuestra naturaleza humana hacia la excelencia, lo cual deviene en un buen gobierno.
5. Por último, para explicar la benevolencia que se encuentra presente en todo lo que hacemos, según Confucio ésta rige todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, pues considera a la benevolencia como la virtud perfecta de la “Ley del cielo”. Así, Confucio es proclamador de la rectitud y la benevolencia, diciendo que la benevolencia se da al considerar de manera equilibrada a los demás y a uno mismo: “El hombre benevolente ayuda a los demás a tener una base firme en la medida en que él mismo desea tenerla” (Stevenson y Haberman; 2010, 36). En pocas palabras es cumplir la “regla de oro”, que va en contra de imponer sobre los demás algo que tú no quieres. Por estos motivos, son de suma importancia las acciones que hacemos y la ética que esto conlleva.
Como último punto, Confucio pretendió encontrar una solución al caos, por medio de la formación de un funcionario ideal (junzi), que sería una persona ejemplar, un caballero digno.
“El Junzi es aquella persona capaz de vivir las virtudes confucianas sin esperar recompensa alguna, viviendo en perfecta armonía con el cosmos y con la sociedad”.
(Lemus; 2014, 24).
Para cerrar esta parte de las prescripciones confucianas, es necesario tener en cuenta que son parte de la propuesta de Confucio para detener los males antes descritos, que corrompen la moral y la benevolencia del ser humano, y que por lo tanto se tiene que recurrir a estas propuestas para poder retomar el camino correcto (Camino de los Sabios).
Cabe mencionar que, cada una de estas prescripciones es generada desde la perspectiva del perfeccionismo de la conducta humana y que deben ser seguidas por los seres humanos a partir de los autores clásicos y sus textos. Este perfeccionismo no se da solo en un individuo aislado, sino siempre en conexión con los otros:
“Es hermoso vivir en medio de la humanidad. Difícilmente es sabio escoger un lugar para vivir desprovisto de humanidad”.
Analectas, IV, I.
Conclusión
Como conclusión quiero mencionar que, siguiendo la filosofía de vida que marca el confucianismo, se tiene un importante camino hacia el futuro. Por supuesto, siempre conociendo al mundo con una mirada epistemológica, filosófica, estudiando nuestro presente y nuestro contexto histórico y cultural mediante la teoría confucianista, para encontrar las claves que abran nuestras mentes, limitadas por la modernidad etnocentrista y la globalización.
Promulgar todas las virtudes que nos menciona Confucio para poder encontrar el camino hacia el bien, el Hombre superior y el Cielo, es la meta principal de este ensayo y en parte lo que plantea el confucianismo:
“Un hombre sin virtud no puede soportar la adversidad ni la alegría durante mucho tiempo. Un hombre bueno, descansa en su humanidad. Un hombre sabio sabe cómo utilizarla”.
Analectas, IV, II.
Desde la filosofía de Confucio podemos retomar la idea de una humanidad construida por nuestros actos, una humanidad universal. Crear una humanidad en donde se necesite de los otros para que pueda ser completada. Una humanidad que se realice en la medida en que nos preocupemos genuinamente por los demás. Una humanidad que nos lleve a comprender que más allá de nuestras diferencias se puede construir una gran familia. Es decir, “La idea de humanidad construida a partir de las decisiones personales que nos llevan a relacionarnos empáticamente con los demás” (Lemus; 2014, 73).
Libros que te pueden interesar:
- Tao te King, Lao Tse.
- I ching. El libro de las mutaciones.
- Analectas y otros tratados políticos y morales, Confucio.
- Las cuatro nobles verdades, Dalai Lama.
- Los cuatro libros, Confucio.
Bibliografía
Hanfang, A. (1989). Analectas de Confucio. Arca de Sabiduría. Traducción al castellano (N del E.). 1-150.
Lemus Delgado, D. R. (2014). Confucianismo como humanidad: claves para complementar la modernidad. México y la cuenca del pacífico. 3(9), 77-104.
Orozco, C. (1969). Confucio y el fin ético del individuo. Boletín de la Asociación Española de Orientalistas. España. 1-90. Stevenson, L. y Haberman, D. (2010). Diez teorías de la naturaleza humana. Confucianismo: El camino de los sabios. Teorema. Madrid. 1(1). 1-317.