Reflejo. Poema feminista de amor propio
Sé de la fuerza de tu voz.
No sé del camino de tus pies, ni las lágrimas de tus ojos.
Apenas imagino las horas oscuras iluminadas solo por el destello de sueños abandonados.
Las palabras que señalan, que acusan, critican y se lanzan como flechas detrás de unas alas que intentan escapar.
Las miradas, ah, las miradas que gritan más que un trueno y arrasan en un instante, cual huracán, con todo lo ya plantado.
¿Mirarte al espejo es abrumador? ¿No es ese el reflejo que quieres de vuelta? Te reto a hacerlo. Mirate, enfrenta esa imagen, acercate. ¿Notas esos rasguños? Los moretones en el corazón, cortadas en la ilusión y la fantasía cercenada de tajo hace años.
Acercate y dime de quién son esas marcas de manos, que como garfios sobre tu piel, se hunden en lo más profundo de tu ser, arrancando e infectando todo con su humilde opinión.
Y quién les dio el derecho, quién les dijo que estamos en un escaparate esperando puntuación.
Abrázate, por lo que más quieras, abrázate fuerte.
¿A cuántas personas les has dicho “Te amo” y por qué a ti no?