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Los problemas del agua en el mundo. Datos sobre su escasez y contaminación

Los problemas del agua en el mundo. Datos sobre su escasez y contaminación

Vivimos en un hermoso planeta azul, en continentes rodeados por océanos; debido a esto, comúnmente se cree que la Tierra tiene agua de sobra, pero la realidad es que sólo está recubierta con ella. Además, del total del agua que hay en nuestro mundo, únicamente el 2.5% es agua dulce[1]. De ese pequeño porcentaje, sólo el 1% es accesible y alrededor del 0.01% es potable[2], cantidad que se está reduciendo alarmantemente debido a la contaminación.

Durante los últimos años, los problemas del agua se han agudizado, haciéndose más evidentes, y como población no podemos continuar ignorándolos. Hasta ahora hemos desarrollado nuestras sociedades de una forma que ya no es viable por ser insostenible. El problema es que aunque los gobiernos y muchas personas saben esto, nadie quiere “sacrificar” el modelo económico, social y cultural en el que vivimos, a pesar de que si mantenemos las mismas tendencias en el uso y demanda del agua, el futuro será desastroso; por ello, es importante no sólo conocer ciertos datos, sino comprender a fondo las problemáticas del agua, mismas que pretendo exponer –grosso modo– en este artículo.

¿Cuánta agua usamos diariamente?

Aunque al día únicamente bebemos entre 1 y 2 litros de agua (en promedio), la cantidad que por persona utilizamos diariamente (sin siquiera notarlo) es impresionante. No solo usamos agua al bañarnos, tirar la cadena del inodoro o lavar la ropa; también “comemos” agua, “vestimos” agua, “escroleamos” agua, etc., pues todos los productos que hay a nuestro alrededor fueron procesados utilizando agua. En otras palabras, todo lo que hacemos y consumimos implica agua y, pese a ello, estamos acabando, contaminando y desperdiciando la poca que hay disponible, poniendo en riesgo no únicamente nuestra supervivencia, sino la de todas las formas de vida en la Tierra. 

Según la plataforma Water footprint network, la huella hídrica de una persona es de entre 1,500 y 10,000 litros por día, dependiendo del lugar en el que viva, lo que coma y su nivel de ingresos.

Para ilustrar un poco la cantidad de agua que requiere la realización de cada uno de los productos que usamos o consumimos cotidianamente, dejo los siguientes datos, tomados de Water footprint network[3]

  • 1 pantalón de mezclilla requiere 10,000 litros de agua para su elaboración.
  • 1 kilo de carne de res requiere más de 15,400 litros de agua en su producción.
  • 1 litro de cerveza requiere más de 298 litros de agua para su producción.
  • 1 kilo de queso requiere más de 5,060 litros de agua para su elaboración.
  • 100 gramos de chocolate requieren 1,700 litros de agua para su producción.
  • 1 taza de café requiere 130 litros de agua para su producción.
  • 1 kilo de huevo requiere 3,300 litros de agua para su producción.
  • 1 litro de leche requiere 1,020 litros de agua para su producción.
  • 1 kilo de arroz blanco requiere 2,500 litros de agua para su producción.
  • 1 kilo de azúcar (de caña) requiere 1,780 litros de agua para su producción.
  • 1 manzana requiere 125 litros de agua para su producción.

A pesar de que estos datos son aproximados, conocerlos nos ayuda a tener mayor consciencia de nuestra huella hídrica y del agua “oculta” que gastamos diariamente; además, con este conocimiento podemos pensar mejor antes de comprar algo nuevo o desechar los productos que ya tenemos. 

infografía huella hídrica agua

Desarrollo económico, sobrepoblación, consumismo y crisis del agua

Debido al aumento de la población, el desarrollo económico y tecnológico, y por las tendencias de consumo actuales (que representan un incremento de la explotación de recursos naturales en un 50% más que hace 30 años[4]), durante los últimos 100 años hemos utilizado más agua que nunca para mantener las actividades humanas, aumentando el uso de este recurso un 1% cada año desde 1980[5].

Esto ha provocado que “actualmente casi la mitad de la población mundial sufra escasez de agua al menos durante una parte del año”[6], y si continuamos así, pronto la sufrirá el total de la población.

Hasta ahora hemos usado el agua como si fuera un recurso inagotable, cuando la realidad es que no es posible generar más, y estamos contaminándola y mermándola sin reparos. Por si fuera poco, debido a las actividades humanas hemos alterado el clima y con ello el ciclo del agua y la renovación de los recursos hídricos. 

Distribución mundial del agua para actividades humanas

Actualmente, las actividades que más agua requieren son las agropecuarias, mismas que utilizan aproximadamente un 70% de las extracciones de agua dulce a nivel mundial. Cabe señalar que el gasto de agua para obtener un producto cárnico o de origen animal es mucho mayor al de los productos vegetales; por ello, seguir dietas mayormente vegetarianas implica una menor huella hídrica. Otro dato relevante al respecto, es que a pesar de que la actividad agropecuaria concentra la mayor cantidad de uso de agua, los sectores industrial y doméstico son los de más crecimiento en la demanda del líquido[7]; tendencia que, de mantenerse, será entre 40% y 60% superior para 2050. Sin embargo, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esta demanda sería insostenible.

Por su parte, la industria consume alrededor del 19% de los recursos hídricos; dato ante el cual resulta relevante señalar que: “entre el 10% y 15% de las extracciones de agua en todo el mundo están destinadas a la producción de energía[8]” (extracción y transformación de petróleo, carbón y gas, además de la generación de energía eléctrica). Por ello, es importante entender que la producción de energía y el agua están estrechamente relacionadas. 

Producir energía implica el uso de grandes cantidades de agua y, a su vez, para extraer y purificar el agua es necesario usar mucha energía. Es decir, estamos ante un círculo de consumo no sostenible a largo plazo, por lo que es necesario promover el ahorro de electricidad y el desarrollo de nuevas alternativas energéticas.

Actualmente, las fuentes de energía que menos agua requieren son la solar y la eólica[9]; sin embargo, dependen del clima (lo que las hace inestables) y no resultan suficientes para abastecer la demanda eléctrica mundial. Por otra parte, además de usar energía, es necesario almacenarla, lo que implica valernos de baterías, generalmente de iones de litio (usadas en muchísimos productos, como: celulares, motores eléctricos, relojes inteligentes, cigarrillos electrónicos, computadoras portátiles, paneles solares, etc.), mismas que tienen un impacto negativo a nivel ambiental y poblacional, porque contaminan el agua, el aire y el suelo.

Finalmente, el porcentaje restante de agua (12%) es destinado al uso poblacional o doméstico, pero este porcentaje no es repartido de manera equitativa ni justa. Los países y personas con más dinero tienen mayor acceso al vital recurso, mientras que los más pobres sufren su escasez constantemente. Esta situación, además de poner en riesgo la salud y supervivencia de los más vulnerables, aumenta la brecha educativa y económica entre las regiones y los sectores sociales de todo el planeta. 

Distribución y uso del agua por regiones

Según la FAO, la región que actualmente cuenta con más agua potable por habitante es América Latina y el Caribe, con “una dotación hídrica media per cápita de cerca de 28.000 metros cúbicos al año, que es más del cuádruple de la media del mundo situada en 6.000 m³/habitante/año”[10]

Por su parte, “la región de Asia y el Pacífico alberga al 60% de la población mundial, pero tan solo concentra el 36% de los recursos hídricos del planeta, por lo que la disponibilidad hídrica per cápita [en tal región] es la más baja del mundo”[11].

Finalmente, en la región árabe cerca del 90% de su población vive en condiciones de escasez parcial o absoluta, pues “catorce países de la región utilizan más del 100% de las reservas de agua dulce de las que disponen”[12].

Es importante remarcar que estos datos no representan la disponibilidad real de agua en cada región. Hay muchos factores que generan escasez de agua –como la injusticia social– incluso en lugares en los que se cuenta con el recurso hídrico; por otra parte, existen sitios en los que se da una falsa ilusión de abastecimiento. 

Las naciones o ciudades con más riqueza suelen utilizar la mayor cantidad de agua, mientras que los países y regiones más pobres no cuentan con los recursos necesarios para extraer, distribuir y sanear su agua. Además de la pobreza, la corrupción, la falta de infraestructura y el robo de agua generan pérdidas muy importantes del vital líquido. Así, por ejemplo, muchas zonas con abundantes recursos acuíferos sufren escasez debido a que sus leyes no protegen sus recursos y éstos son explotados por industrias que gozan de sus aguas irresponsablemente.

De acuerdo con datos de ONU-Habitat, los países con mayor consumo de agua son: 

  • Estados Unidos (575 L. diarios, por persona) 
  • Australia (493 L. diarios, por persona) 
  • Italia (386 L. diarios, por persona)
  • Japón (374 L. diarios, por persona)
  • México (366 L. diarios, por persona) 
  • España (366 L. diarios, por persona) 
  • Noruega (301 L. diarios, por persona)

Quiero resaltar que tal cantidad de litros por persona es un promedio general, mas no representa una distribución equitativa entre toda la gente de un mismo país. En México, por ejemplo, la zona con los niveles más altos de uso de agua es la de Ciudad de México, donde llega a haber medidas per cápita que exceden el promedio enlistado por hasta 200 L.; sin embargo, en algunas colonias de la misma ciudad (principalmente las de bajos recursos) hay escasez durante periodos muy prolongados.

Apenas en julio de 2010 fue reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el derecho humano al agua. Con ello, se estableció la cantidad de litros para el uso doméstico y personal que se requieren para mantener una buena calidad de vida, determinándose como medida: entre 50 y 100 litros diarios por persona; agua que debe ser potable, segura y estar disponible a no más de 1,000 metros del hogar[13]

Muchas personas alrededor del mundo no tenemos idea de lo que es ir a abastecernos de agua a pozos, lagos, ríos, manantiales, tomas o pipas ubicadas a cientos e incluso miles de kilómetros de nuestros hogares. La mayoría de las ciudades cuenta con sistemas de drenaje y distribución de agua, lo que evidentemente es un privilegio que, en muchas ocasiones, nos hace ser insensibles ante otras realidades e inconscientes sobre nuestro uso del agua, ya que no tenemos ni idea de cuánto tiene que viajar, qué procesos tiene que pasar para ser potable, ni cuántos recursos económicos, humanos y energéticos, etc., se necesitan para que cómodamente podamos abrir nuestros grifos y tener agua limpia. Sin embargo, esta realidad está en riesgo y en menos de lo que pensamos puede cambiar por completo. 

El agua que utilizamos proviene principalmente de cuencas subterráneas, pues tal es la fuente de agua dulce más abundante y accesible con la que contamos. No obstante, al menos un 20% de las cuencas están sobreexplotadas. Esta sobreexplotación pone en riesgo a más de la mitad de los ecosistemas, ya que las aguas subterráneas ayudan a sustentar y reabastecer las aguas superficiales: ríos, lagos, arroyos, humedales, etc. Si los niveles de las cuencas disminuyen por la excesiva extracción humana, se pueden generar muchos problemas que terminarían por agravar nuestra situación ambiental y la crisis del agua, ya que los bajos niveles de las aguas subterráneas generan, por una parte, que las capas geológicas se debiliten, provocando hundimientos de la superficie terrestre; y por otra, permiten el desplazamiento del agua de mar hacia las cuencas, cuyas aguas se tornan salinas y dejan de ser aptas para el consumo de plantas, humanos y animales[14]. Además, sin aguas subterráneas, muchos pozos se secarían.

Si nuestros hábitos de consumo continúan iguales, para el año 2050 más de la mitad de las aguas subterráneas estará en riesgo, y así peligrará el futuro de la humanidad y los seres vivos de la Tierra. 

Por otra parte, el calentamiento global, el cambio climático y la contaminación (consecuencias de las actividades humanas) están generando cada vez más afectaciones al ciclo del agua, lo que se traduce en fenómenos meteorológicos cada vez más extremos: sequías, inundaciones, ciclones, huracanes, etc. Según los datos del Banco Mundial, 9 de cada 10 desastres naturales tienen que ver con el agua. Estos desastres repercuten a nivel económico y ambiental, y pueden poner en riesgo el abasto de agua potable y alimentos, la economía y los empleos de muchas personas, y además provocar pérdidas humanas y de hogares. Para sintetizar esta información, a continuación presento algunos datos relevantes.

Datos sobre la situación del agua:
  • En 2025, cerca de 2000 millones de personas vivirán en países o regiones donde la escasez de agua será absoluta y los recursos hídricos por persona estarán por debajo de los metros cúbicos anuales recomendados[15].
  • En 2030 alrededor de 700 mil millones de personas estarán en riesgo de ser desplazadas por la sequía[16].
  • 1 de cada 4 ciudades en el mundo ya experimenta escasez de agua y se estima que en los próximos 20 años la demanda de agua en zonas urbanas incremente en un 50 a 70%[17].
  • Varios de los principales acuíferos del mundo están sometidos a un creciente estrés y el 30% de los mayores sistemas de aguas subterráneas se están agotando[18].
  • Alrededor del 36% de la población mundial vive en regiones con escasez de agua y el 52% experimentará una severa escasez de agua hacia el año 2050[19].
  • De no cambiar nuestros hábitos de consumo, en 2030 habrá un 40% de déficit hídrico a nivel mundial[20].
  • 884 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable[21].

¿Qué podemos hacer ante la crisis del agua?

Lo fundamental para combatir la crisis del agua es entender y aceptar que es una realidad que nos afecta a todos. Si bien en algunas regiones los problemas del agua son más agudos y evidentes, la vida en la Tierra depende de que logremos mantener el agua del planeta limpia y disponible; para esto, es preciso que cambiemos a nuestras sociedades y economías, ya que nuestro estilo de vida y ritmo de consumo son insostenibles. 

Siguiendo lo anterior, es importante informarnos a través de fuentes confiables, entender los datos disponibles en torno al tema y concientizar a todas las comunidades, pues muchas veces la ignorancia hace que grupos enteros crean viables ciertas acciones que no son ninguna solución real a los problemas del agua, como la desalinización de los mares: proceso que requiere cantidades exorbitantes de energía y, como mencioné antes, la energía no puede generarse sin agua. Además, estas propuestas no solo son inviables, sino que conllevan el desequilibrio de más ecosistemas, generando un efecto de bola de nieve que tarde o temprano terminaría por aplastarnos. 

También es necesario exigir a nivel gubernamental inversiones y leyes que busquen cuidar, aprovechar, reusar y distribuir democráticamente el agua, haciendo sistemas más eficientes. Hoy en día “el 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas”[22]. Esto, además de contaminar las aguas, el suelo y el aire, implica que estamos desaprovechando nuestros recursos. 

A nivel alimentario, necesitamos cambiar nuestras dietas y eliminar de ellas la mayor cantidad de productos animales y ultraprocesados, mismos que requieren enormes cantidades de agua para su producción y no son saludables para nuestro organismo.

“Pasar a dietas sostenibles podría reducir el uso de agua para la producción de alimentos un 20% respecto a las dietas actuales”[23].

También es necesario eficientar los sistemas de riego y evitar el desperdicio de alimentos. 

“Alrededor del 14% […] de los alimentos producidos a nivel global se pierden en las fases que van de la post-cosecha hasta el nivel minorista […] la producción global de cultivos echados a perder o desperdiciados consume el 24% del agua dulce total utilizada en la producción de cultivos para la alimentación”[24].

A nivel económico debemos buscar alternativas a nuestro actual sistema, pues la principal fuente de creación de riquezas y empleos proviene de la industria, la cual genera “necesidades” que conducen a la población a consumir en exceso y con ello a sobreexplotar todos los recursos del planeta, incluyendo los hídricos. Respecto a este tema, hay muchas personas que rechazan cualquier cambio del sistema económico alegando serias crisis potenciales; sin embargo, la falta de agua ya pone en riesgo la estabilidad económica y la vida misma.

“Se estima que entre el 70-80% de los puestos de trabajo de los países con rentas bajas y medias bajas dependen del agua, ya que la agricultura y las industrias con un consumo intensivo de agua –los pilares del empleo en dichas economías– dependen en gran medida de ella”[25].

Además, 

“Cuando se producen cortes en el suministro de agua en las ciudades: las empresas, especialmente las pequeñas, pueden sufrir una disminución de ventas y de empleo. Se ha constatado que los problemas causados por las sequías cuestan entre dos y cuatro veces más que los debidos a [otros] eventos extremos relacionados con el agua en términos de pérdida de ingresos”[26].

Finalmente, a nivel comunitario e individual, debemos: ser exigentes con nuestros gobiernos en materia ambiental, presionando para democratizar el uso del agua y que ésta no sea solo un privilegio de los más acaudalados; denunciar y exigir la reparación de fugas en la vía pública; procurar alternativas ecológicas en nuestros hogares, como instalar sistemas de recolección de agua de lluvias, reutilizar nuestras aguas grises, cambiar nuestros baños tradicionales por baños secos, evitar comprar pipas de agua de dudosa procedencia, disminuir nuestro consumo de carne y de productos que no necesitamos, y ser compradores responsables e informados para elegir el producto más durable y que haya sido fabricado con mayor responsabilidad ambiental. 

Recordemos que sin agua: no tendremos seguridad alimentaria, las enfermedades se dispararían y los sistemas de salud se vendrían abajo, no contaríamos con suficiente energía y por lo tanto no habría desarrollo económico ni tecnológico, y sobre todo, estaríamos acabando con miles de millones de vidas alrededor del mundo, condenando a nuestro hermoso planeta a morir. 


Notas y referencias

[1] Agua en el planeta, Centro Virtual de Información del Agua, 2024, en: https://agua.org.mx/en-el-planeta/.

[2] Comprender las dimensiones del problema del agua, ONU-Habitat, 2021, en:  https://onu-habitat.org/index.php/comprender-las-dimensiones-del-problema-del-agua

[3] Los datos arrojados en el sitio web son aproximados y están basados en estimaciones promedio, pues el uso real de agua en la realización de cada producto depende de muchos factores, como la cantidad de recursos primarios o ingredientes utilizados en el producto final, su lugar de origen, su especificidad, etc.

[4] Consumismo: el fenómeno que pone en jaque al planeta, Greenpeace México, 2020, en : https://www.greenpeace.org/mexico/blog/9316/consumismo-el-fenomeno-que-pone-en-jaque-al-planeta/

[5] Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2021. EL VALOR DEL AGUA. Programa Mundial de la UNESCO de Evaluación de los Recursos Hídricos. p. 2.

[6] Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2024: Agua para la prosperidad y la paz, Programa Mundial de la UNESCO de Evaluación de los Recursos Hídricos, p. 2.

[7] Ibídem.

[8] Ibid, p.6.

[9] Ibidem.

[10] Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2021. EL VALOR DEL AGUA. Op cit. p. 10.

[11] Ibídem.

[12] Ibídem

[13] Desafíos globales. Agua. Naciones Unidas, en: https://www.un.org/es/global-issues/water).

[14] Cinco datos que quizás no sabías sobre las aguas subterráneas, World Wildlife Fund (WWF), en: https://www.worldwildlife.org/descubre-wwf/historias/cinco-datos-que-quizas-no-sabias-sobre-las-aguas-subterraneas

[15] Datos interesantes de la distribución del agua en la Tierra, Fundación Aquae, 2021, en: https://www.fundacionaquae.org/principales-datos-del-agua-en-el-mundo/#:~:text=El%2097%25%20del%20agua%20se,la%20Tierra%20es%20agua%20dulce.

[16] Desafíos globales. Agua, ONU, 2021, en: https://www.un.org/es/global-issues/water

[17] Agua: Concientización y Cooperación contra la Escasez, The Nature Conservancy en: https://www.nature.org/es-us/sobre-tnc/donde-trabajamos/tnc-en-latinoamerica/agua-concientizacion-cooperacion-contra-escasez-/

[18] Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2021. EL VALOR DEL AGUA. Op cit., p. 2.

[19] ONU-Habitat, 2021, en: https://onu-habitat.org/index.php/comprender-las-dimensiones-del-problema-del-agua?fb_comment_id=1919706488040991_2396617700349865

[20] Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2021. EL VALOR DEL AGUA. Op cit., p. 3.

[21] Comprender las dimensiones del problema del agua, ONU-Habitat, 2021.

[22] Desafíos globales. Agua, ONU, 2021, en: https://www.un.org/es/global-issues/water

[23] Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2021. EL VALOR DEL AGUA. Op. cit., p. 8.

[24] Ibídem.

[25] Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2024: Agua para la prosperidad y la paz, Op. cit., p. 4.

[26] Ibid, p.6

About The Author

Talía Morales

Filósofa, escritora y consejera filosófica. Editora y cofundadora de aion.mx. Mis temas de interés son: ética, bioética y feminismo.

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