Lamentablemente, debido al racismo y la dominación, justificados a través de falsos argumentos de superioridad de un pueblo sobre otro, en la historia de la humanidad han ocurrido acontecimientos que causaron el exterminio de millones de personas. Muchos de esos eventos han horrorizado al mundo, mas, no por ello las prácticas xenófobas y racistas han dejado de existir. De hecho, pareciera que en varios lugares se ha entrado en una etapa de retroceso. En algunos países, fuerzas políticas y/o políticos expresamente racistas e intolerantes con la diversidad han ganado poder.
Tras la aparición de la COVID-19, problemas como el racismo, la xenofobia, el machismo y la discriminación, se han hecho más evidentes. La pandemia generó un repunte en actitudes discriminatorias y racistas, primero, hacia personas con rasgos orientales, las cuales fueron estigmatizadas como causantes del virus; posteriormente, el temor a ser contagiados generó un recelo hacia cualquier persona proveniente del extranjero como un posible portador de la enfermedad. Además, la cuarentena y otras medidas (obligatorias en varios países), como el uso de cubrebocas, han servido de motivo para que las autoridades arresten y hagan un mal uso de su poder contra los sectores de la población más discriminados y desfavorecidos. Varios negros y latinos en Estados Unidos han denunciado su temor a usar cubrebocas debido a los prejuicios raciales que existen hacia ellos, pues suelen ser tomados por delincuentes, por lo que llevar la cara cubierta solamente refuerza la idea de amenaza con la que las personas racistas los perciben, por lo que no resulta una opción segura para tales comunidades, mismas que temen más perder la vida a manos de un ciudadano o policía que los perciba como amenaza, que por contraer el virus.
Sumado a las desigualdades que ha evidenciado la pandemia, el caso de George Floyd, quien hoy se ha vuelto un símbolo de la lucha por los derechos civiles de las personas negras en Estados Unidos, volvió a activar los radares en contra del racismo y el abuso policiaco, no solo en su país, sino en el mundo entero.
Por otra parte, de manera silenciosa, a nivel global, todos los días podemos encontrar ejemplos que demuestran cuán alejados estamos de ser realmente respetuosos y tolerantes con los demás. El otro, ante la menor diferencia, no solo física, sino también cultural, política o religiosa, suele ser señalado como peligroso.
Eliminar el racismo y la xenofobia parece todavía una meta lejana para la humanidad del siglo XXI, por ello es importante continuar generando espacios de reflexión en torno a estos graves problemas, haciéndolos visibles y apoyando a los movimientos que luchan por un mundo más respetuoso y diverso. Esos han sido los motivos de la presente edición conformada principalmente por contenidos de actualidad, aportados por estudiosos de diferentes campos, en torno a los problemas mencionados.
