Filosofía y tecnología. Una reflexión sobre el «sistema técnico» en Jacques Ellul
Resumen: En el presente trabajo se pretende reflexionar sobre los efectos que actualmente arroja la ambivalencia del fenómeno tecnológico como una de las tareas posibles de la bioética. Como punto de partida, se toman algunas ideas de Jacques Ellul con referencia al problema que supone hoy día el poder del poder hacer de la tecnología. Por tal razón, en este trabajo se analizan los conceptos de sistema técnico y autonomía de la tecnología, nociones importantes en el pensamiento de Jacques Ellul. Con relación a los conceptos antes mencionados se pretende mostrar, en medida de lo posible, que la vulnerabilidad de la naturaleza puede ser una consecuencia del desmesurado poder de la tecnología.
Conceptos clave: sistema técnico, autonomía de la tecnología, vulnerabilidad de la naturaleza.
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Introducción
La reflexión filosófica sobre la tecnología ha sido un tema muy discutido desde hace un tiempo. Sin embargo, el discurso filosófico sobre los impactos de la misma es relativamente joven en comparación con la mayoría de las tradiciones filosóficas.
Los beneficios que la humanidad ha obtenido a partir del desarrollo tecnológico son innumerables y quizá esté justificada la admiración y la confianza que se tienen en los productos del desarrollo técnico. No obstante, actualmente el poder de transformación de la tecnología sobrepasa nuestra capacidad para ejercer un control real sobre sus efectos.
Es un hecho evidente que parte de la llamada ‘crisis de la naturaleza’ tiene origen en un uso irreflexivo de los avances tecnológicos y científicos. De lo anterior podemos advertir una posición acrítica con respecto al concepto y utilización de la técnica. En este sentido, uno de los problemas principales es la ausencia de un juicio imparcial ante los productos de la ciencia y la tecnología. Una mirada sensata reconoce no sólo los beneficios sino también las consecuencias negativas de tales avances o productos.
La tecnología ha proporcionado al ser humano la capacidad de transformar el mundo. Una consecuencia de lo anterior es la alteración del orden de la naturaleza, lo cual actualmente significa poner en riesgo no sólo a la naturaleza, sino también al ser humano y a la vida en general.
Por tales razones, la reflexión filosófica sobre la tecnología puede relacionarse con el hacer de la bioética, si entendemos a esta última como: “la disciplina que considera los problemas éticos planteados por el desarrollo de las ciencias y las técnicas aplicadas a la vida humana”[1]. De igual modo, debe ser considerada la relación que el ser humano establece con el resto de los seres vivos y la naturaleza, pues la bioética no debe tratar dentro del espectro ético solamente a los seres humanos.
La idea central de este trabajo es la siguiente: parece que el hacer tecnológico del ser humano ha puesto en riesgo el orden natural de la tierra a tal grado que la naturaleza ha quedado vulnerable. Por eso, es importante una reflexión ética sobre los efectos que la tecnología tiene en nuestro entorno. En consecuencia, es posible rastrear y articular un concepto que muestre a la tecnología como un sistema técnico que tiende a la autonomía. Lo anterior no quiere decir, desde luego, que la tecnología es un ente vivo; por lo contrario, a partir de dicha concepción se pretende evidenciar la ingobernabilidad del fenómeno tecnológico con relación a los seres humanos, ya que hemos perdido el control sobre la misma, puesto que no nos reconocernos como poseedores y creadores de dicho sistema.[2]
Como he mencionado, el autor que sirve para desarrollar este trabajo es Jacques Ellul. A dicho autor se le puede calificar como un pensador cuya posición se encuentra en el llamado determinismo tecnológico[3]. Aunque el determinismo tecnológico es una posición teórica bastante criticada parece valioso rescatar algunos planteamientos de dicha postura. La principal objeción al planteamiento de Ellul es la idea y justificación del sistema técnico autónomo. Para comenzar, en el primer apartado de este trabajo son expuestas de manera breve algunas razones por las cuales la naturaleza puede ser considerada vulnerable ante el hacer de la tecnología. En el segundo apartado son expuestos los conceptos de sistema técnico y autonomía de la tecnología.
La vulnerabilidad de la Naturaleza
Como primer punto, los seres humanos deberíamos reconocer la vulnerabilidad de la naturaleza. Tal afirmación se desprende del inmenso poder que el ser humano ha desplegado a partir de las posibilidades de la tecnología y, es por ese inmenso poder que se vuelve necesario fijar límites éticos ante tal escenario. Si se me permite la expresión, podemos pensar que lo que hace falta es una especie de amortiguadores éticos[4] cuyo fin sea contrarrestar los diversos problemas que comprende el espectro técnico moderno. Esencialmente, el origen del problema puede comprenderse si se piensa que la tecnología durante mucho tiempo fue concebida como un factor neutro[5] con respecto a la esfera de la moral y la ética; así pues, se pensó que el fenómeno tecnológico no debía responder a ningún precepto ético.
¿En qué sentido la capacidad tecnológica del ser humano ha vulnerado a la naturaleza y por qué debemos reconocer dicha condición? Se puede sostener que los problemas generados a partir de la técnica sobrepasan la capacidad ética del ser humano, pues sus efectos y consecuencias son de tal novedad que pocas veces estamos preparados para responder de una manera clara ante ellos.
En ese sentido, podría pensarse que tales efectos nos toman por sorpresa y, de algún modo lo anterior es cierto si pensamos que nunca antes la humanidad tuvo que preocuparse por el bienestar de la naturaleza (para filósofos como Hans Jonas el problema arrojado por la técnica moderna es justo que ésta sobrepasa nuestros sistemas éticos debido a la novedad de sus efectos en el mundo).
Actualmente, los efectos de la tecnología sobre la naturaleza son variados, y sus consecuencias también. Sin embargo, podemos enlistar un par de problemas que bien pueden ligarse a la situación de la llamada vulnerabilidad de la naturaleza, como factores precisos (aunque no únicos) sobre el estado presente del planeta. Por un lado, tenemos el problema de la sobrepoblación y, por el otro, el del cambio climático. No es mi objetivo presentar a uno o ambos como causa única y primera de la devastación de la naturaleza, pero sí pretendo mostrar de manera breve, cómo ambos problemas se interrelacionan y de hecho son una condición sobresaliente cuando se habla de la fragilidad de la naturaleza.
La vulnerabilidad de la naturaleza es un tema importante en la reflexión sobre nuestro hacer tecnológico y la responsabilidad que éste exige. Por ejemplo, Hans Jonas en El Principio de responsabilidad, parte del hecho de que los seres humanos somos causantes del desequilibrio natural. De igual modo supone que tal desequilibrio y vulneración del planeta está ligado directamente a la actividad técnica moderna, puesto que a partir del poder del poder hacer de la misma, los seres humanos hemos puesto en peligro a la vida en general. Para Jonas es fundamental que los seres humanos reconozcamos que a mayor poder técnico tenemos una mayor responsabilidad, dice el autor al respecto:
Tómese por ejemplo, como primer y mayor cambio sobrevenido en el cuadro tradicional, la tremenda vulnerabilidad de la naturaleza sometida a la intervención técnica del hombre, una vulnerabilidad que no se sospechaba antes de que se hiciese reconocible en los daños causados. Este descubrimiento, cuyo impacto dio lugar al concepto y a la incipiente ciencia de la investigación medioambiental (ecología), modifica el entero concepto de nosotros mismos como factores causales en el amplio sistema de las cosas. Esa vulnerabilidad pone de manifiesto, a través de los efectos, que la naturaleza de la acción humana ha cambiado de facto y que se le ha agregado un objeto de orden totalmente nuevo, nada menos que la entera biosfera del planeta, de la que hemos de responder, ya que tenemos poder sobre ella.[6]
¿Pero cómo pueden la sobrepoblación y el cambio climático ser factores que pongan en riesgo a la naturaleza, y qué papel juega la tecnología ante tal escenario? Si bien es cierto que Jonas plantea en el Principio de responsabilidad el tema de la vulnerabilidad de la naturaleza, no parece tan claro que haya planteado a la sobrepoblación y al cambio climático como factores elementales de dicho fenómeno[7]. No obstante, la sobrepoblación del mundo es un componente constitutivo para la configuración de la crisis ambiental. Parece sensato y elemental pensar que a mayor población en el mundo crecen de manera proporcional los efectos de ésta sobre el ambiente. Por lo tanto, es posible sostener que si los seres humanos hemos creado sociedades tecnológicas, es decir, hemos aplazado la necesidad para habitar humanamente la tierra, eso significa, entre otras cosas, que hemos creado artefactos que mejoran nuestras vidas pero con ello también subproductos, muchos de ellos nocivos o difíciles de asimilar por el medio natural. El ejemplo más palpable de esto es la contaminación (del suelo, aire y agua) y la sobre explotación de recursos naturales (renovables y no renovables).
Una población numerosa necesita grandes cantidades de recursos y, al mismo tiempo, genera enormes cantidades de desechos. “Todos saben, aunque se hagan los tontos, que el planeta Tierra es finito; y que por eso no puede sostener una población en crecimiento infinito”[8]. Si tomamos en cuenta que en el siglo XVI la población mundial estimada era de 500 millones de personas en total y, que a principios del siglo XX la población mundial se calcula era de 1,600 millones de personas, no deberíamos aceptar que a comienzos de este siglo la población mundial estimada sea de alrededor de 6,000 millones de personas.[9]
Resulta impactante que la ONU prevea que para el año 2050 la población mundial alcanzara los 9,300 millones[10] de personas. Para algunos tales hechos son un motivo de orgullo pues la sobrepoblación no representa un problema, por el contrario, supone que el ser humano es la especie dominante sobre el planeta (en tal idea subyace un antropocentrismo exacerbado que deberíamos cuestionar).
La sobrepoblación produce efectos adversos graves al medio ambiente. Cada vez son más frecuentes y notables problemas como el acceso y el abastecimiento de agua potable, lo mismo para los energéticos y alimentos. Puede considerarse que el problema fundamental es la inadecuada distribución de los recursos, pero ¿en verdad es un problema de distribución, o no queremos reconocer que un factor que agrava las diferencias de un modelo de vida (económico, político y social) injusto y poco ético, es la sobrepoblación mundial?
Históricamente podemos afirmar que el crecimiento de la población está relacionado con el desarrollo de la tecnología moderna. Giovanni Sartori dice al respecto:
[…] la causa concomitante [del crecimiento exponencial de la población mundial] más importante es sin duda la tecnología, el desarrollo tecnológico. De hecho la tecnología es lo que nos permite vivir y sobrevivir de modo antinatural, o sea traspasando los límites impuestos por los recursos naturales.[11]
No es del todo un error sostener que una de las consecuencias del desarrollo de la técnica sea la sobrepoblación mundial; ya Ortega y Gasset en Meditación de la técnica nos dice que no hay ser humano sin técnica; además afirma que el ser humano es un centauro ontológico y con ello se refiere a que el ser del ser humano unas veces coincide con la naturaleza y otras no. Parece que Sartori expone una idea similar a la de Ortega, ya que sostiene que el desarrollo técnico moderno ha hecho posible dominar a la naturaleza y sobreponerse a sus ciclos. En fin, al planteamiento de pensadores como Ortega y Gasset se han sumado actualmente factores como la sobrepoblación mundial.
Sin embargo, es poco probable y demasiado arriesgado suponer que el elemento que constitutivamente amenaza y vulnera a la naturaleza sea solamente la sobrepoblación mundial[12] y la relación que ésta pueda tener con el progreso y desarrollo técnico. Es por esa razón que el problema de la vulnerabilidad de la naturaleza es de orden multicausal, aunque se pueden señalar factores primarios como son el desarrollo tecnológico moderno, la sobrepoblación y lo que algunos, como Sartori, señalan es la consecuencia directa más palpable: el cambio climático.
Con respecto al tema del cambio climático debemos señalar que es un asunto que necesitaría el desarrollo de un trabajo especial para tratarlo. Por otra parte, y sin miedo a equivocarme, podemos aducir que el cambio climático es una consecuencia directa de las capacidades tecnológicas del ser humano. Dicho desarrollo hizo posible que la humidad satisficiera sus necesidades y al mismo tiempo creara nuevas, muchas de las cuales pueden ser verdaderamente superfluas.
El progreso técnico trajo consigo el desarrollo de muchas aplicaciones técnicas. La máquina de vapor fue sólo el comienzo de los motores modernos y, con ellos, la condición de emergencia para la explotación de los combustibles fósiles. A partir de la aplicación y la explotación de la naturaleza, desde y por el desarrollo tecnológico, la humanidad ha producido gases de efecto invernadero, sobre-explotado los recursos naturales (reduciendo notablemente los diversos ecosistemas, con lo que ello implica), contaminado el planeta, etc. Esto irremediablemente tuvo como efecto el cambio climático. Es cierto que el clima del planeta cambia por sí solo, pero este cambio de manera natural se da en periodos de tiempo muy prolongados. Antonio Ruíz de Elvira sostiene que:
Las razones de los cambios son pequeñas acumulaciones de dos factores fundamentales: la cantidad de agua dulce que se añade poco a poco al océano Ártico, y la cantidad de CO2 que se añade poco a poco a la atmósfera. Ambas acumulaciones generan un balancín climático que oscila con escalas de 100, 000 años en su estado helado y de 20,000 en su estado cálido. Hoy estamos cambiando esos parámetros de manera muy rápida, muy humana.[13] [Las cursivas son mías].
De este modo, podemos sostener que existe una relación entre el cambio climático y el desarrollo de la tecnología moderna. Asimismo, podemos tender una relación entre el cambio climático y la sobrepoblación mundial ya que ambos fenómenos tienen en común el desarrollo técnico moderno. Dichos factores en su conjunto ocasionan la vulnerabilidad de la naturaleza.
El sistema técnico: Jacques Ellul
Para Ellul, una característica importante del proceso histórico de la técnica es la asociación de ésta con la máquina. “Quien lee técnica piensa espontáneamente máquina. […] Este error se […] debe a que la máquina es la forma más evidente, más masiva, más impresionante de la técnica. Pero también a que la máquina es la forma primitiva, antigua, histórica de esta fuerza”[14]. Para la mayoría, como bien explica Ellul, la técnica[15] es visible a partir de un correlato material y aplicable: características innegables de las máquinas que, además, representan la manera más rápida y eficiente de realizar un trabajo. Pero la técnica, sostiene Ellul, no se agota en su relación con la máquina, pues ésta presupone apenas un pequeño atisbo del espectro técnico.
El proceso de revolución industrial es donde la cercanía de la máquina con la técnica forja el escenario de nuestra realidad. Este encuentro con las máquinas es el primer estadio de la tecnología moderna, puesto que la realidad del progreso técnico comienza a gestarse a través de la optimización del trabajo. En este sentido, la tecnología sigue siendo un medio para lograr algo. Actualmente, los procesos técnicos sobrepasan la relación con las máquinas. Como la máquina no agota los procesos de la técnica, Ellul propone lo siguiente: “Si queremos aproximarnos mejor a una definición de la técnica, tenemos que separar la operación técnica y el fenómeno técnico”[16]. Al establecer una división entre operación técnica y fenómeno técnico, Ellul configura la base para comprender el concepto de sistema técnico.
Ellul entiende por sistema, una relación de elementos que se afectan entre sí pues, al estar relacionados, la evolución, cambio o afectación de un elemento afecta al conjunto. Asimismo los sistemas tienden a ser dinámicos, en el sentido de que su evolución, tanto interna como externa, delimita y evidencia su función; sin embargo, tienden a relacionarse con otros sistemas de una manera flexible y su evolución depende principalmente de factores externos. Por tal motivo, para Ellul, la técnica (tecnología) es un subsistema que además no surge por sí solo sino que necesita de un medio idóneo como el que se gestó en la modernidad[17]; entonces tal sistema puede evolucionar en un escenario propicio que afecta y modifica la relación con otros sistemas. Para Ellul, esta cualidad de la tecnología, su capacidad de evolución, es la razón principal de su autonomía[18]. La tecnología se auto justifica en el progreso material, su propia evolución y desarrollo legitiman su poder. No obstante, la crítica de Ellul se encuentra en que la tecnología se ha configurado como un sistema totalizador que no sólo enajena a la naturaleza sino al ser humano.
La operación técnica, según Ellul, se refiere al proceso que no implica una sistematización; es la tecnología pre-moderna de un impacto poco perceptible en donde el ser humano aún tiene poder sobre tal aplicación. Por el contrario, el fenómeno técnico es una sistematización racional y consciente de un proceso, cuyo fin último es la producción óptima y eficaz de productos en masa. Esto significa una búsqueda constante hacia la perfección del proceso, y es aquí donde aparece la idea de progreso.
La diferencia radical entre la tecnología pre-moderna y la moderna reside justo en el fin que cada una tiene en la sociedad. Mientras que la primera se encuentra bien delimitada y subordinada a otras esferas de la vida social, la segunda representa la supresión de los límites pues ya no es un simple instrumento, se ha convertido en un fin.
El fenómeno técnico es la antesala de la sistematización de la tecnología, ya que éste como sistema crea las condiciones necesarias para su auto reproducción, lo cual significa que los seres humanos habitan un medio tecnificado. La tecnología, gracias a otros sistemas como el político, económico y principalmente la propaganda, aparece como un producto neutro y deseable que genera buenas consecuencias e incluso, mejora nuestras vidas.
El fenómeno técnico, al ser un proceso consciente y racional da cuenta sobre las posibilidades de la tecnología. Ésta parece no tener límite alguno y, en sentido estricto, el único límite es ella misma. Para Ellul, la idea de progreso se relaciona con lo anterior, pues la tecnología demanda su propio progreso, el límite es ella misma. El progreso, en ese sentido, actúa como un mecanismo que demanda la propia transformación de la tecnología, es decir, la tecnología progresa (avanza) y produce progreso.
A partir del fenómeno técnico podemos rastrear lo que Ellul llama sistema técnico. Para evidenciar lo anterior, el autor propone las siguientes características que conforman dicho sistema: autonomía, unidad, universalización, totalización, autocrecimiento, automatismo, ausencia de finalidad y aceleración.
El sistema técnico no es material, es un mecanismo que funciona bajo una lógica propia y atraviesa todos los ámbitos de la cultura. Por tanto, se relaciona directamente con la política y la economía. Tanto la política como la economía se encuentran condicionadas como sistemas al sistema técnico, pues éste es una estructura de poder.
Que dicho sistema sea autónomo quiere decir que este mismo se da sus reglas; es un sistema independiente, producto de un cúmulo de técnicas que posibilitan la creación y mejoramiento de nuevas técnicas. Por eso, es posible que este sistema haya creado sus propias reglas, ya que modifica al ser humano, a la sociedad y a la naturaleza misma. Tal suerte de autonomía, aunque podría parecer una ilusión, es una muestra del dinamismo y sistematización de la tecnología y sus procesos.
El sistema tiende a la unidad, esto quiere decir que sus reglas funcionan de la misma manera en diferentes latitudes del planeta, por tanto, se puede decir que el sistema técnico es universal, se extiende y atraviesa diferentes esferas de la vida al mismo tiempo que se expande en diversas zonas geográficas. De estas características se sigue el fenómeno de la globalización.
Al mismo tiempo, esta estructura propicia la totalización de su sistema. Tiende a cerrarse sobre sí mismo. Se puede comprender que de esta totalidad se derive la sensación de poder; el sistema técnico, al representar la unidad, cubre con un requisito de autosuficiencia y aparece como absoluto y acabado; crea así la imagen de un nuevo dios. No resulta sorprendente esta consecuencia, de hecho es parte del problema; una posición acrítica ante los productos de la tecnología tiende a percibir a ésta de la forma anterior.
El autocrecimiento del sistema técnico se sustenta en el progreso. La tecnología, al engendrar más técnica, tiene la posibilidad de mejorar sus procesos y tiende a crecer sin fín, sin más límite que sus propias limitaciones técnicas. Este autocrecimiento es automático, no existe la intervención consciente del ser humano, puesto que el sistema mismo ha creado sus propias reglas. “Si se puede hacer debe hacerse”, tal imperativo supone un sistema sin objetivos precisos, no hay otra finalidad que no sea propiamente la que pertenece al sistema mismo. Se puede decir que el sistema crece en función de sí mismo, en ese sentido responde a los preceptos de progreso y eficacia.
Por último, el sistema técnico tiende a crecer aceleradamente y la tecnología muestra esta característica a la perfección. El cambio se da tan rápido que es difícil adaptarse. Incluso se pierde la noción del corto y mediano plazo; por tanto, parece imposible poner freno a la inercia del sistema técnico.
Al poseer autonomía, el sistema técnico es imprevisible puesto que no pueden ser garantizados sólo efectos positivos y deseables a partir de la técnica. De hecho, la evolución del sistema o progreso del mismo también tiene consecuencias negativas. De acuerdo con Ellul “todo progreso técnico se paga”; esto quiere decir que el progreso técnico es inseparable de las consecuencias tanto positivas como negativas del mismo y, por eso también, puede producir más problemas de los que resuelve. Por ejemplo, un problema insospechado de la actividad tecnológica del ser humano es la vulnerabilidad de la naturaleza.
Ellul delinea las características del proceso de la tecnología. A partir de esta caracterización es posible evidenciar una estructura cuya lógica es el poder y el dominio. El peligro de no percibir tal condición radica en que se arriesga la vida del ser humano y la vida en general (crisis ambiental).
La tecnología brinda el poder de transformar el mundo mediante el progreso; sin embargo, esto bien puede ser la espada de Damocles. No se trata de rechazar los productos de la ciencia y la tecnología, eso es simplemente absurdo (de hecho la humanidad ha estado ligada desde su origen a ella), sino de reconocer que el poder tecnológico es una fuerza que puede crear o destruir; últimamente tiende a lo segundo. Esto lo confirma la relación humanidad-naturaleza y la posibilidad de cambiar nuestra naturaleza a través de la biotecnología. Éste es el peligro que esconde el poder técnico, aquél que subyace en una posición acrítica de los productos de ciencia y tecnología.
Conclusiones
A manera de conclusión se puede sostener lo siguiente: a) para Jacques Ellul el sistema técnico es producto de la sociedad sobre tecnificada. La tecnología es un subsistema que necesita de condiciones externas para consolidarse; pero una vez consolidada como sistema, atraviesa otros subsistemas como la economía, la política, la educación etc., imponiendo su propia lógica que tiende a ponderar el progreso y la utilidad pragmática como las mejores y más deseables consecuencias.
b) La característica más relevante del sistema técnico es la autonomía del mismo. Tal condición se fundamenta para Ellul en la supresión de los juicios éticos con respecto al impacto de la ciencia y la tecnología en nuestras sociedades. El domino de la racionalidad que aboga por la supremacía de la tecnología en todos los campos (ideología tecnocrática) puede señalarse como la causa de que ésta cobre autonomía. Somos los seres humanos quienes empoderamos a la tecnología y luego nos sometemos a ella. La autonomía del sistema técnico es producto de nuestra posición acrítica sobre la técnica y, sus alcances y limitaciones.
c) En términos éticos, los avances tecnológicos no se agotan bajo las premisas de deseables e indeseables o de buenos y malos; por el contrario, los avances tecnológicos representan progreso y retroceso. Según Ellul, no hay avances tecnológicos sin consecuencias positivas y negativas. De tal modo, los avances tecnológicos producen efectos previsibles e imprevisibles, y así puede argumentarse que: la técnica produce más problemas de los que pretende resolver; esta condición es una característica constitutiva del sistema técnico.
d) Por las razones anteriormente expuestas es posible sostener que la actividad tecnológica del ser humano está íntimamente relacionada a problemas como la sobrepoblación y el cambio climático. De esta forma, es viable pensar que a partir del poder de transformación de la tecnología y tomando en cuenta la ambivalencia de la misma, es decir, la cualidad de producir efectos positivos y negativos, se afirma que la vulnerabilidad de la naturaleza es quizá el mayor efecto del poder tecnológico.
En suma, a partir de las consideraciones de este autor, la tecnología representa la instauración de una dimensión ontológica que somete y limita al ser del ser humano. Lo anterior puede explicarse como una suerte de escisión entre el sujeto y su creación; la alienación y objetivación de la tecnología es una condición que representa la enajenación total del ser humano ante los resultados de la misma. Esto significa la creación de un nuevo ordenamiento bajo la tutela de la tecnología, es decir, creamos un poder de tercer orden al cual nos sometemos.
Notas
[1] Camps, Victoria. Ética para las ciencias y técnicas de la vida, p. 258
[2] Resulta controversial la tesis sobre la autonomía de la técnica; sin embargo, más adelante se desarrolla la cuestión sobre la misma.
[3] Es la postura filosófica ante la tecnología en donde prima la idea de la autonomía de la técnica. Jaques Ellul es considerado como un pensador ‘romántico’ de dicha postura, es decir, sus textos muestran a la técnica como una entidad con dinámica y reglas propias. Véase. R. Rosales, Amán. “El determinismo tecnológico y la dialéctica de la historia” en Filosofía de la tecnología. Acción humana y contingencia histórica.
[4] Considero que la expresión: amortiguadores éticos es afortunada, si se piensa que además de la evocación del artefacto mecánico, amortiguar significa hacer que algo sea menos intenso o violento. El juego de palabras que surge de dicha expresión señala el problema de los límites éticos que debemos fijar a la aplicación de la tecnología, al mismo tiempo que nos coloca en el horizonte ideológico de dicho fenómeno.
[5] Es interesante notar que lo que podemos llamar la neutralidad moral de la ciencia es un imaginario social ampliamente difundido, aún hoy encontramos resabios de esta postura ideológica, muy a pesar nuestro, la gente tiende a utilizar expresiones como: “se ha comprobado científicamente que…”, “la ciencia y los avances tecnológicos sí son útiles” con lo cual se demuestra la alta estima (y paradójicamente la poca reflexión), que impera, hacia tales conocimientos. Por otro lado, últimamente existe una marcada tendencia a percibir la utilización e implementación de algunos dispositivos tecnológicos (ordenadores portátiles, teléfonos inteligentes, tabletas etc.) en las escuelas como sinónimo de una mejor educación. Considero que las percepciones e imaginarios sociales anteriormente descritos son parte fundamental del problema puesto que a partir de tales supuestos se gesta una posición acrítica sobre la pertinencia, la eficacia, pero sobre todo la importancia (valoración) que tiene el papel de la tecnología y sus productos en la vida del ser humano.
[6] Jonas, Hans. El principio de responsabilidad, p. 33
[7] Propiamente Jonas no plantea el tema del cambio climático en el Principio de responsabilidad, aunque sí asume que la sobrepoblación y la sobreexplotación de la naturaleza son factores que vulneran a la misma. En el texto antes señalado, nuestro autor, sostiene lo siguiente: “Una población estática podría decir en un momento determinado: ¡Basta! Pero una población que crece se ve obligada a decir: ¡Más! Actualmente empieza a verse claramente que el éxito biológico no sólo pone en entredicho el éxito económico, esto es, que tras una corta fiesta de riqueza, volverá a llevarnos a la crónica pobreza diaria, sino que además amenaza con conducirnos a un rápida catástrofe de enormes dimensiones para la humanidad y la naturaleza”. p. 234
[8] Sartori, Giovanni y Mazzoleni, Gianni. La tierra explota. Superpoblación y desarrollo, p. 17
[9] Cfr. Ibíd., p. 21. De hecho la población mundial actual asciende a una cifra mayor 7,324,782,000 información disponible en http://populationpyramid.net/es/mundo/2015/.
[10] Cfr. http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=22095#.UfnSWI1FVPI consultado el 22/08/2013.
[11] Sartori, Giovanni y Mazzoleni, Gianni. La tierra explota. Superpoblación y desarrollo, p. 24
[12] Algunos problemas relacionados con la sobrepoblación mundial son el aumento del hambre, la falta de recursos naturales y alimenticios, la reducción de derechos y libertades etc. Todos estos problemas pueden estar relacionados directamente con el estilo de vida que promueve el modelo político y económico occidental (capitalismo). Para una revisión más acabada sobre el tema véase El tabú de la sobrepoblación y la ética ambiental de Lizbeth Sagols.
[13] Ruíz de Elvira, Antonio. “El cambio climático, la ciencia y la vida de las personas”, p. 338
[14] Ellul, Jacques. La edad de la técnica, p. 7
[15] Para nuestro autor la técnica implica el desarrollo científico y su aplicación lo cual redunda en el nombre de tecnología.
[16] Ibid., p. 24
[17] El siglo XIX es el escenario en donde se conjuntan las condiciones de posibilidad de la tecnología moderna. Por un lado el desarrollo científico, así como la naciente dinámica de mercado capitalista, la súper industrialización y, la creciente demanda de una población humana en crecimiento constante; son algunas de las condiciones de emergencia de la racionalidad de la tecnología moderna.
[18] El carácter autónomo de la tecnología debe entenderse no como una cualidad de una persona sino como una cualidad del sistema técnico, esto significa que la autonomía de la técnica se encuentra en el conjunto de características del mismo. Dentro de estas cualidades destacan el automatismo, la aceleración y el autocrecimiento, pues a partir de estas se puede sostener la autonomía como una propiedad general y sobresaliente de la misma. Por tanto, cuando se dice que la tecnología es autónoma debemos comprender que esta es independiente de otros sistemas, como pueden ser el económico y político; e incluso puede anular la intervención humana directa ya que dicha facultad (la de la autonomía) le confiere la posibilidad de crear un sistema que configure una dinámica y reglas propias.
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Bibliografía
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- Jonas, Hans. El principio de responsabilidad: Ensayo de una ética para la civilización tecnológica. Trad. Javier M. Fernández Retenaga, España, Herder, 2010.
- Linares Salgado, Jorge Enrique. Ética y mundo tecnológico. México, Fondo de Cultura Económica, 2008.
- Mitcham, Carl. ¿Qué es la filosofía de la tecnología? Trad. César Cuello Nieto y Roberto. Barcelona, Anthropos, 1989.
- Rodríguez Rosales, Amán. Filosofía de la tecnología. Acción humana y contingencia histórica. Bogotá, San Pablo, 2010.
- Sartori, Giovanni y Gianni Mazzoleni. La tierra explota: superpoblación y desarrollo. Trad. Miguel Ángel Ruíz de Azua. Madrid, Taurus, 2003.
Internet
“Controversias tecnocientíficas y valoración social de riesgo” de Jorge Enrique Linares Salgado en http://weblinares.files.wordpress.com/2011/09/controversias-tec-jorgelinares.pdf consultado el 19/10/2013.