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Viaje a varias partes de Europa, de Ernestina y Enriqueta Larraínzar

Viaje a varias partes de Europa, de Ernestina y Enriqueta Larraínzar

Resumen

En este trabajo se rescatan las voces de las hermanas Enriqueta y Ernestina Larraínzar, escritoras decimonónicas, autoras de Viaje a varias partes de Europa.[1], publicado en 1883 en la Ciudad de México. El texto hace descripciones de Europa y América, tanto de su demografía como de su estilo arquitectónico, sus alimentos y costumbres, entre otros elementos. Asimismo, e tal obra es relatada la historia protagonizada por una heroína, de la cual hablaré adelante. De tal modo, Enriqueta y Ernestina plasmaron su cosmopolitismo y a la sociedad burguesa en la que se desenvolvieron, dejando un testimonio de la participación de la mujer en el siglo XIX.   

Por otro lado, la teoría feminista en este artículo será un soporte con el fin de focalizar el paradigma de estas voces, en una exploración de su identidad y su estilo por medio de la escritura. Así, retomaré lo dicho por Monserrat Galí (2008) y Leticia Romero (2016), entre otras fuentes feministas, quienes expresan los factores y las razones que pueden haber impulsado a las escritoras a cruzar dos continentes en una situación patriarcal. Finalmente, localizaré los temas recurrentes del romanticismo para situar a la obra en tal etapa.

Rescate de un viaje femenino: Viaje a varias partes de Europa, por Ernestina y Enriqueta Larraínzar

Uno de los motivos más importantes para rescatar la obra de las hijas del diplomático conservador Manuel Larraínzar, yace en los escasos enfoques –a diferencia de la diversidad de estudios elaborados en torno a escritores decimonónicos cuyas obras presentan héroes masculinos– sobre las plumas femeninas de tal época, las cuales aportaron una visión particular en el modernismo mexicano. Baso lo anterior en un rastreo previo de artículos especializados, tales como: Crónica de un viaje de bodas, perteneciente a Martha Eva Rocha (1993); Concepción Gimeno, Emilia Serrano y las escritoras mexicanas durante el Siglo XIX, por Leticia Romero Chumacero; y el texto de Nara Araújo Verdad, poder y saber: escritura de viajes femenina (2008).

Lo que más se conoce respecto a las hermanas Enriqueta y Ernestina Larraínzar, es su aportación a la Iglesia; la primera nace en 1851 en la Ciudad de México, mientras que la segunda nace en 1854 en Roma, Italia. Se trasladaron del viejo al nuevo continente desde su temprana edad, según las referencias que nos aporta su otra hermana, Elena Larraínzar de Gálvez, en Apéndice sobre Italia, Suiza, y Los Bordes del Rhin, como complemento a la obra de sus hermanas. Además de dicho complemento, se produjeron cuatro volúmenes donde se compilan todas las relaciones de viajes, que habían sido publicadas por entregas, reflejando su recorrido:

Los viajeros viven de sus recuerdos.

Partiendo de México, el lector recorrerá con nosotras algunas poblaciones de la República; atravesaremos el hermoso Golfo, deteniéndonos algunos días en la Habana; visitaremos luego a Nueva-York, y abandonando la América, penetraremos por Inglaterra, visitando a Liverpool y a Londres con sus hermosos alrededores, atravesaremos el canal de la Mancha, y desembarcando en Boulogne, entraremos en Francia, y pronto estaremos en París. […] (p. 9).

Son diversos los aspectos a estudiar de cada publicación, así que me referiré a todos los libros de manera general, mas, para términos prácticos analizaré el primer volumen, el cual destaca sobre los demás por su lograda interrelación entre historia, geografía, crónica y literatura.

Sobre estos aspectos (además del sentido estético valorado a través de teorías multidisciplinares, como lo requiere la literatura con perspectiva femenina y el siglo XIX por antonomasia), concuerdo con Alicia Ramírez Olivares en su texto “De la crítica literaria Feminista a los estudios de género”, contenido en el libro Cuestiones al método. Atisbos a la crítica literaria (2013), donde señala lo siguiente: 

La experiencia estética se logrará a través de esa interpretación que haga el lector/a del texto. En los feminismos literarios será concretamente derivado de los cambios de paradigma que se logren de la interpretación del signo mujer. Por esta razón, el feminismo literario evoluciona constantemente y además retoma distintos elementos de las teorías literarias. También se relaciona con otras disciplinas como la historia, la política y la cultura en general, por lo que se puede insertar dentro de los estudios culturales logrando un debate interdisciplinario. (p.107).

Comprendido lo anterior, comentaré el texto de Montserrat Galí, Historias del Bello sexo. La introducción del Romanticismo en México. La ideología que permeaba en el siglo XIX intentó difundir la escolarización en todos los estratos, erradicando la ignorancia y el crimen. Conformar una democracia y una educación masiva beneficiaría a la patria y a sus habitantes, generando estabilidad económica y, quizá, evitando los crímenes contra las mujeres. De esta manera, la educación no constituiría un ornamento para ellas, sino, más bien, inculcaría valores para moverse en la sociedad burguesa.

En cuanto a los tópicos recurrentes en su producción literaria, las hermanas Larraínzar se inclinan hacia el estilo del Romanticismo. Se inspiraban principalmente en la muerte (la pérdida prematura de un hijo o una amiga), y también en la soledad, el amor y la naturaleza.

Lo anterior se aprecia a lo largo de toda la obra, invitando a los lectores a la complicidad al compartir una fusión de sus memorias, la cultura con la cual estaban en contacto y la ficción. La literatura de viajes de las hermanas se caracteriza por integrar, en palabras de Nara Araújo: “una amplia gama de asuntos –sistemas de explotación, de leyes, educativos y políticos. Las viajeras recurren a datos de altitud y distancia, históricos, antropológicos, etnográficos,  económicos y gastronómicos; a cifras de producción, registros de precios y costos”, (2008) ofreciéndole veracidad al viajero de la época, y al mismo tiempo añadiendo cuadros imaginarios, sobre todo frente al mar. Conjuntamente, al publicar por entregas, las Larraínzar juegan con la escritura realizando interrupciones entre los capítulos y los volúmenes; algo recurrente en los libros así publicados.

El “suspense” (p. 1018), término manejado por Araújo, es intercalado en cada apartado con los elementos del romanticismo, como en el relato de Marta, una mujer conocida por las hermanas en su camino hacia los Estados Unidos, la cual carga en brazos a su pequeña hija, Julia. Marta, en el primer volumen, relata su vida como una joven de la alta sociedad, quien, a punto de ver sus sueños realizados al comprometerse con un mozo de buen parecer, Arturo, es advertida por sus padres a unos pocos días del matrimonio, sobre la verdadera identidad del futuro esposo: un presidiario de Céuta, condenado a cadena perpetua por: tres asesinatos, un robo de $20,000, y plagiar a cinco señoritas.

Al principio, incrédula, Marta continua una relación epistolar con Arturo hasta la muerte de sus padres; momento en que encuentra consuelo en él y consigue casarse sin nadie que intervenga. Aun así, no es feliz; pasa el tiempo y, un día, cuando se halla embarazada, se le revela la realidad respecto a Arturo, así como sus planes para acabar con su vida y la de su futura hija. Con astucia e inteligencia, Marta logra salvarse, en contraposición a los tradicionales desenlaces de la época, donde los personajes femeninos que transgreden las reglas reciben un castigo, tales como Santa de Gamboa y Madame Bovary de Flaubert.

Si bien es cierto que Marta padece diversas pérdidas y enfermedades, por otro lado, es colocada como una mujer culta que alcanza sus objetivos y reconstruye su interioridad a través del viaje, enfatizando su papel de madre; símbolo tan reconocido durante el México decimonónico como la patria. Ernestina y Enriqueta destacan los conocimientos de la mencionada heroína, por ejemplo, en el dominio del italiano y el francés; elementos que pueden simbolizar una renovación de la patria por medio de la educación y participación femenina.

Esta reafirmación del “yo” en cada personaje, es para Beatriz Ferrús algo “que se mueve en dos planos: el de la vivencia individual y la experiencia íntima, pero también el de la participación colectiva en un significante plural, «mujeres»”. El cruce entre las figuras intelectuales de Marta y las Larraínzar sería: “Una de las variantes más comunes de la literatura de viajes escrita por mujeres en el XIX […] aquella donde el objetivo del viaje es diseñar una red de contactos entre escritoras e intelectuales feministas” (2011, 8).

Respecto al artículo elaborado por Leticia Romero, nos habla de los paradigmas entre algunas viajeras españolas y mexicanas. Por supuesto, las primeras, tras ciertas dificultades finalmente lograron su propósito: un espacio para ser escuchadas, mismo que encontraron en México, lo que también pudo significar un estímulo para las mexicanas:

En la década de 1880, las escritoras españolas Concepción Gimeno y Emilia Serrano, Baronesa de Wilson, visitaron México. Con su resuelta actitud, demostraron que era posible vivir de la pluma, desafiando el marco ideológico que situaba a las mujeres únicamente dentro del ámbito doméstico. Su ejemplo halló tierra fértil en un país cuyos periódicos reportaban cada vez más puestas en escena de obras dramáticas y cómicas firmadas por mujeres, publicaciones de volúmenes de poesía, novelas y libros de viajes de autoría femenina, así como colaboraciones de poetas y cuentistas femeninas en los cotidianos. (p. 10).

Volviendo al tema del viaje, la mujer del siglo XIX realiza, a través del mismo, una transgresión de su papel social, ya que viajar implica una observación y reflexión sobre su entorno y sobre la vida de otras mujeres tanto en México como en el extranjero. Al transcribir sus experiencias en diversos formatos, ya fueran cartas, diarios, crónicas, relatos o novelas, dieron cuenta de su imaginario y cosmopolitismo burgués, desarrollando el papel de la mujer en el mundo literario. Beatriz Ferrús (2011) nos indica cómo el desarrollo tecnológico permite esta intervención:

El siglo XIX fue el gran siglo de los viajes: de exploración, mercantiles o de placer. Si el XVIII ya había comenzado a registrar este fenómeno, la gran revolución del transporte acortó las distancias y permitió a miles de viajeros sumarse a una moda que, desde enton­ces, no pararía de crecer. (p. 4).

En el contacto con su libertad, antes negada, la viajera aprovechará para explorar y descubrir junto con la flora y fauna regional, su propia consciencia, al reconocerse como un ser individual. “El relato de viaje entonces no es simplemente el testimonio ingenuo o inocente, sino la (re)construcción de una experiencia de vida y del encuentro con un mundo otro”. (Nara Araújo, p. 1011).

A manera de recapitulación, Viaje a varias partes de Europa es un texto en el cual se observa una ruptura con la función social esperada, donde la mujer se muestra capaz de una experiencia estética y como un ser pensante que logrará cambiar su destino más allá del hogar. En primera instancia, las apreciaciones estéticas en la obra son ejercicios descriptivos sencillos que, sin embargo, cuentan con un trasfondo de resistencia social.

Con el paso del tiempo, observamos en las publicaciones Larraínzianas una maduración de los escritos, caracterizada por un romanticismo tardío durante el periodo finisecular. Por otro lado, estas voces femeninas encontraron en el viaje una manera de modificar su rol o paradigma, al mismo tiempo que registraban sus memorias, lo que significó una manera de fusionar la literatura con su conocimiento cosmopolita.

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Bibliografía

ARAÚJO, Nara (2008), Verdad, poder y saber: escritura de viajes femenina. Universidad de La Habana: Instituto de Estudos de Gênero da Universidade Federal de Santa Catarina.

FERRÚS, Beatriz (2011), Emilia Serrano, Baronesa de Wilson, y La Literatura De Viajes: Maravillas Americanas Y América Y Sus Mujeres. España: Universidad de Cádiz.

GALÍ, Montserrat (2008), Historias del Bello sexo. La introducción del Romanticismo en México. México: Universidad Autónoma de México.

LARRAÍNZAR, Enriqueta y Ernestina (1882), Viaje a varias partes de Europa.  México: Astiazeran.

RAMÍREZ, Alicia, et. al. (2013), Cuestiones al método. Atisbos a la crítica literaria. México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

ROCHA, Martha (1996), Reseñas, Crónica de un viaje de bodas. México: Breve Fondo Editorial.

ROMERO, Leticia (2016), “Concepción Gimeno, Emilia Serrano y las escritoras mexicanas durante el siglo XIX”. Escritoras entre siglos. Mitologías hoy VOL 13 (junio 2016), pp. 9-24.


Notas

[1] Actualmente, existen cuatro volúmenes que compilan los textos de viajes realizados por las hermanas Larraínzar.

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