
5 cuentos breves sobre el primer cuarto del siglo XXI

Cuenta saldada
Lo primero que hizo después de restablecer su salud, fue visitar la tumba olvidada de su padrastro. Aquello significó el deseo más importante durante los muchos meses del encierro. Junto al monumento deteriorado puso dos jarrones repletos de flores blancas, barrió el exceso de basura, prendió veladoras y regó con agua limpia las baldosas que alguna vez fueron impecables. Por último, dijo una pequeña oración y reiteró no sentir pena por el hombre que en vida lo humilló tanto: “Porque tú me contagiaste de covid; pero mira, a final de cuentas, quien terminó bajo tierra fue otro”. Después se persignó.
Castigo
Por culpa de su marcada adicción a la inteligencia artificial, sus padres lo anexaron en una granja para bots.
Predestinada
Al nacer, la criatura mostró tener un hermoso color rosado y la piel tan blanda como la seda. El problema vino a los pocos días, cuando la totalidad del cuerpo quedó cubierto de un espeso pelambre oscuro. Desde entonces, el calvario de visitar laboratorios no termina. Siempre está sometida a fuertes tratamientos químicos, de arriba a abajo, de un sitio a otro. En los estudios más recientes, calibró la efectividad de cierto virus incubado cuya transmisión –logró escuchar entre los doctores– puede generar una pandemia altamente devastadora para el género humano. No termina de preguntarse por qué, de toda la camada de Murciélagos Pipistrellus, sólo ella fue escogida por los médicos.
Cibernauta
El niño encontró encendida la computadora de su hermano mayor, un aparato de prestigio equipado con las mejores actualizaciones y programas de última generación; muy distinta de la pequeña tableta escolar que acostumbraba usar a diario. Se animó a utilizarla un momento, aprovechando que nadie más se encontraba en casa. Recordó el encargo de investigar las reglas que nutren al balompié. No hubo problema. Hallarlas fue algo tan simple que decidió navegar en pos de otras tantas cuestiones. Conoció el amor en línea y se casó tres veces. Aprendió a ejecutar Photoshop, Corel Draw y Office. Las mejores aplicaciones de inteligencia artificial no ofrecían obstáculo alguno. Inventó videojuegos increíbles y hasta el famoso Steve Jobs decidió contratarlo. Fue nombrado inclusive Youtuber del año; con botón dorado incluido. Tanta consulta terminó finalmente por agotarlo; necesitaba experimentar alguna sensación relajante; por ejemplo, los deportes. Entonces el niño recordó aquella tarea inconclusa de los minutos previos, centrada en el futbol. Apagó a toda prisa el aparato de lujo y echó mano, ahora sí, de su modesta tableta de uso diario; ese caballito de batalla incondicional.
Mi novia y el contagio
Después de largos meses de obligado confinamiento, de nuevo apareció en el trabajo, ahora con el rostro completamente limpio de artilugios. Sin el cubrebocas se mostraba tan hermosa, tan atractiva: una estrella rutilante después de haber estado oculta por la pandemia y por esa tela descolorida sujetada por dos ligas. Fue como si de pronto hubiera descubierto a otra persona, a un personaje totalmente diferente. Le pedí enseguida sus datos y después agendé una cita.