Análisis de la película-documental, Panquiaco (2020)
Ficha técnica:
Título: Panquiaco
País: Panamá, 2020
Dirige: Ana Elena Tejera
Actúan: Cebaldo de León, Fernando Fernández
Guión: Ana Elena Tejera
Fotografía: Mateo Guzmán
Duración: 84 min
¿Es posible regresar al pasado? ¿Encontrar el hogar de nuestra infancia sin efecto alguno tras el paso de los años? Las mismas preguntas persiguen a Cebaldo, un indígena de Panamá, mientras trabaja como pescador en una ciudad al norte de Portugal, o cuando rasca los boletos de lotería en un bar por la noche. El pasado lo persigue. La nostalgia lo sumerge en la deriva. En los planos que a simple vista parecen una postal del mar durante el atardecer, el inestable movimiento de cámara expresa algo más: Cebaldo naufraga.
Panquíaco (2020) de Ana Elena Tejera, es un documental híbrido que parte del dispositivo narrativo del personaje que regresa a casa, para darle vida a un ejercicio cinematográfico que trata temáticas profundamente humanas como la identidad y la memoria. La frontera entre la ficción y el documental se desvanece con la mezcla de diferentes materiales visuales, los cuales, crean diferentes mundos: sea el presente siempre en busca del pasado, o el pasado que se comunica con el presente.
Cada elemento narrativo está usado para explorar a Cebaldo, ya sean las imágenes que intervienen para expresar su estado interior, como los escombros en un barco de carga, o las luces del atardecer en una pared desgastada. A pesar de que el documental contiene una cantidad mínima de diálogos, la vivacidad de una canción contrasta con su la soledad del protagonista, al igual que los sonidos naturales que aparecen en los fragmentos en los que, al parecer, Cebaldo sueña o recuerda.
La narrativa de Panquíaco se desarrolla en diferentes planos. Por un lado, están los fragmentos que parecen filmados en 16mm en los que acontece un pasado imposible de recuperar: un niño que corre sobre la tierra de su comunidad, o que se baña a cántaros con hojas en la espalda. Por otro lado, está el presente de Cebaldo, de su autoexilio hasta el regreso a su comunidad, en el cual puede acontecer lo onírico: como un extraño en un bar narrándole a Cebaldo la historia de un náufrago marino. Ana Elena Tejera, en su debut como directora, construye un poema visual a partir de diferentes elementos que reflexionan acerca de la pérdida de la identidad, el retorno al origen y la importancia del pasado.
¿Nos podemos curar cuando estamos enfermos?, se pregunta el médico botánico que ayuda a Cebaldo en su cruzada espiritual, quien también lo confronta con la imposibilidad de regresar al pasado. Su casa no se parece al lugar en el que creció, pero, aun así, la reconoce: ahí sigue el colchón de su infancia, a pesar de que no se pueda utilizar. Aunque Cebaldo está presente en las festividades tradicionales de su comunidad, hay algo ahí que todavía no encuentra. ¿Hay receta alguna para alguien que sufre de nostalgia?
“Estaba todo oscuro. Sólo estaba la mar”. Es el inicio de un pequeño poema acerca de la creación según los Koguis que aparece al inicio de Panquíaco. El mar, según este poema, es memoria y pensamiento. A lo largo del documental, los elementos acuáticos se utilizan como un leitmotiv para explorar las emociones internas de Cebaldo. Cuando el personaje se encuentra fuera de casa, se observa una marea alta y oleajes fuertes en la orilla. La espuma del mar que aparece en los fragmentos es signo de lo olvidado. Los cambios del personaje están marcados por el retrato de los paisajes, los estados del agua y los espacios. Un mar tranquilo y en paz que acompaña los murales desgarrados al interior de una iglesia, o un río sereno en el cual Cebaldo se baña junto a su hermano.
El agua, como signo de creación y vida, está presente en rituales como los bautizos, o en el vientre de la madre durante el nacimiento. Si el agua es un elemento químico consistente, ¿qué hace sentir diferente un baño en casa a uno en casa ajena? Cuando nos presentan a Cebaldo, él se está dando un baño durante el día, lejos de su hogar. Lo anterior contrasta cuando, desde la oscuridad, acudimos a un baño espiritual en el cual Cebaldo vuelve a nacer. Ana Elena Tejera muestra el cambio interno de su personaje en el puro acto del baño. El médico botánico le advirtió que quizá encuentre lo perdido, pero que no sería el mismo. Cebaldo, quien antes no aceptaba la imposibilidad de regresar al pasado, regresa a sus raíces para convertirse en otra persona. Nace nuevamente del agua.
Panquíaco desborda la búsqueda por recuperar las memorias extraviadas, el deseo por retornar al origen, ¿mi casa seguirá siendo mi casa? El origen, quizá, sea indicativo de nuestra identidad, un punto al que se regresa para explicar la existencia de algo o alguien. Ana Elena Tejera nos enfrenta con la imposibilidad de volver al pasado, pero apunta hacia un estado optimista, el renacimiento que resulta del naufragio de la nostalgia.